Su pálida figura se levantó del colchón. Ojos rojos, pecho subiendo y bajando. Estaba alterado, desorientado. De ello no había duda. Parecía ser que nunca se detendría, que los recuerdos seguirían invadiendo su memoria hasta que no quedara más rastro de la tristeza y melancolía.
Art nunca se consideró un partidario de la melancolía; de esas personas que extrañan y parecen no querer apartarse de las cosas que no funcionaron ni lo harán. De las que se quedan estancadas en los pequeños destellos que el pasado les otorga, los que enredan sus dedos entre su deseo de volver, de revivir. Lo consideraba como una patética forma de evitar su realidad, de huir de las casualidades y obstáculos que la vida les ponía enfrente. Qué mejor manera de ocultarse de lo que no te gusta de tu presente que dejarte arrastrar por la corriente de una forma de existir que ya no era la tuya. A menudo, Art veía las cosas de esa manera; cómo una pérdida de tiempo, un exceso uso del sentimentalismo que ya no era útil en el caos que la adultez te da en la palma de la mano. Intentaba ser lógico porque después de años dejándose llevar como esos soñadores lo hacen, quería poder moldear lo poco que quedaba de su antiguo él. Al menos las migajas, los residuos.
Era como un vaso de cristal en la orilla de una mesa, ese que ignoras y dices que después lo moverás de lugar. Pero basta un movimiento en falso para hacerlo romperse en los fragmentos más pequeños, volviéndose tedioso al limpiar el desastre de algo que pudiste evitar. Ese era Art.
No era fácil ignorar su naturaleza sensible porque con esas pesadillas que se hicieron recurrentes desde que Patrick desapareció de su hemisferio, se hacía evidente lo mucho que le costaba escapar. Quería negarlo. Mover su cabeza de un lado a otro era una buena idea, simplemente deshacerse de las miradas de Tashi que parecían saberlo todo. Le abrumaba la idea de que aquella chica parecía ver hasta la profundidad de su esqueleto, memorizando sus debilidades, masticándolas y haciendo de él un desastre que no limpiaría después. Parecía que, de alguna u otra forma, leía en lo profundo de su ser y apuntaba con firmeza en lo que se empeñaba por conservar porque, aunque quisiera esconder detrás de la puerta los viejos cadáveres, no quería apartar lo único que dejaba ver que aún era humano.
Qué sería de él sin esa habilidad para deshacerse en llanto entre brazos ajenos y dejarse existir, sentir a pesar de las consecuencias que ello podría traer.
Frente a él había una vieja ventana que daba al campus de la universidad y su mirada azulada sólo pudo fijarse en la oscuridad que iba siendo reemplazada por un sol otoñal.
El llanto no parecía detenerse mientras se fijaba cada vez más en la frialdad y carencia de presencias humanas a través de esa ventana. Era como si estuviera siendo poseído por su propio yo emocional.
No había sido silencioso porque de la nada, una mano femenina tomó la suya y otra se aproximó a su espalda, acariciándola como si quisiera dar un poco de tranquilidad.
No se movió ante la calidez del toque. Sólo suspiró, intentando regular el mar de emociones que había golpeado como un tsunami sin ninguna alerta de por medio.
Sabía que no era la primera vez que acababa así y no sería la última.
"Hey, está bien." Susurró una voz dulce, llena de calma mientras las almohadillas de sus dedos acariciaban el dorso de su mano. El tacto se sentía como seda en su piel, un tipo de suavidad humana que había estado esperando por mucho aún si no se atreviera a confesarlo. "Estarás bien. Déjalo salir."
Apretó sus ojos, sintiendo las lágrimas recorrer sus mejillas que pasaron de pálidas a rojas. Su cuerpo, tembloroso y débil, buscó de una manera desesperada en acurrucarse entre los brazos de la chica que intentaba apaciguar la pena que crecía y crecía.
No quería odiar. No quería enterrar sus pies en la frialdad y pretender que odiaba a Patrick porque su verdad era otra.
¿Lo había perdido por un bien común? Quería creer que sí porque aunque un año haya pasado, y los meses le hayan acariciado, era inevitable no querer desenvolver las emociones que alguna vez logró encontrar a un lado de él.
YOU ARE READING
EVERYTHING IS ROMANTIC͏ ͏ ͏ ͏ ─͏ ͏ ͏ ͏CHALLENGERS.
Fanfiction❛͏ ͏ ͏ ͏Everything is about sex, except sex, which is about tennis.͏ ͏ ͏ ͏❜ Dev nunca creyó tener que encontrarse cara a cara con las personas que cambiaron toda su trayectoria, que la hicieron ascender pero también estampar contra el pavimento. Po...
