Epílogo

89 15 6
                                    

-Lyna, Estella, ya pasó. Dejad de llorar anda -sonríe Anaís.

-Mama, ¡no nos vuelvas a contar una historia así!

-¡Eso!

-Lo siento, chicas, pero teníais que saber la verdad.

-Nos tienes que aclarar también varias cosas. Antes de nada, quiero decir: ¡Pobre papá! -dice Lyna.

-¿Qué pasó con Ed y Olivia? -pregunta Estella.

-No lo sé. No volví a saber de ellos, ni de Matt.

-¿Y Calavera?

-La tenéis aquí.

-¿Savannah? Ah, ahora entiendo por qué está ciega de un ojo. Lo siento -dice Estella.

-Pero mamá, ¿por qué Tom y Victoria odiaban tanto a Savannah?

-Eso quizá os lo cuente algún día vuestra tía, eso ya no es cosa mía.

-Lo vuestro fue realmente una trágica historia de amor.

-Sí, lo fue. Pero no del todo.

-Aún llevas ese collar. ¿Es el mayor recuerdo que te queda de él?

-No. Sois vosotras. Él se marchó, pero me dejó embarazada de dos preciosas mellizas, y le estaré agradecida por eso siempre.

-¿Cómo hicisteis la obra?

-No la hicimos, no había suplente de Romeo. Además, yo me negué a hacerlo. No quise saber nada más del teatro, por eso dejé la universidad y dejé de estudiar.

-¿Piensas mucho en él?

-Cada día.

-Quiero ir al cementerio, ¿tú no Estella?

-Está bien chicas, volveremos a casa e iremos al cementerio. Adiós Savannah.

-Cuidate, Anaís.

Las adolescentes y su madre salen de la casa y se dirijen a la suya.

Ya en el coche siguen hablando.

-Mamá, ¿le dejaste algo en la tumba?

-Sí.

-¿El que?

-Una nota.

-¿Nada más?

-Y un preservativo.

Las chicas se ríen a carcajadas.

-Mamá, eres increíble. ¿Qué pone la nota.

-Pone:

Tom:

He ido a dar un paseo a la universidad. Estaré en la fuente por si me buscas.
Gracias por esta noche tan maravillosa.

Te quiero,

Anaís

Pd: Te dejo el preservativo que no nos hizo falta. Gracias por todo.

-Nunca me olvidé de él, ni lo haré. Fueron muy pocos días los que disfrutamos de nuestro amor, porque cuando me di cuenta de que estaba enamorada de él, era demasiado tarde. Nuestro amor surgió tan rápido como desapareció su vida en mis brazos. En fin, yo comprendí que no siempre es bueno enamorarse, porque nunca se saben todos los riesgos y sacrificios que supone... Ese algo llamado amor.

Ese algo llamado amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora