Capítulo 18.

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Usaba blusas flojitas para disimular el embarazo y aún funcionaba pero estaba segura de que en menos de un mes ya no. No teníamos que meter permiso en la escuela porque la semana antes de vacaciones son sólo eventos, y medio mes es de exámenes que seguramente exentaría. Así que tenía suerte.

Shawn me invitó a cenar, cumplíamos ya 9 meses. El tiempo se fue volando.
Tomé un vestido con olanes que aún me ajustaba bien, me cepillé el cabello y me maquillé. En estos días me sentía muy bien: no vómitos, no ascos y tenía mucha energía.
El timbre sonó y bajé en seguida. Vi a mi mamá abriendo la puerta saludando a Shawn, él traía una caja con pequeños chocolates de diferentes tipos.
Al pisar el último escalón, crujió y los dos se percataron de mi presencia. Mi mamá se hizo a un lado, fui con Shawn y lo abracé.
-Ten- me dijo tendiéndome la cajita.- Sé que aún tienes mucho antojo de los chocolates, así que compré los mejores.
-Muchas gracias Shawn. No puedo esperar a tomar uno- dije con una gran sonrisa.
Seguramente eran los mimos chocolates que sus papás le habían dado una vez. Me contó que hace unos años sus papás salieron de viaje y le trajeron una caja llena de chocolates con letras y símbolos extraños. Cuando se acabó la caja, y eso que estuvo cuidando y contando minuciosamente cada chocolate, preguntó a sus papás si podrían darle otra, pero no la vendían en ningún otro lugar. Desde entonces los ha buscado en cada tienda de dulces y chocolates.

Salimos de la casa y al entrar al auto me afirmó que eran los chocolates que tanto le habían gustado.
-¿Y cómo los conseguiste?- pregunté.
-Bueno, fui a una vieja dulcería del centro buscando algo muy especial para darte. Ya me había dado por vencido de buscar aquéllos chocolates hace meses, pero aún así pregunté por ellos. El señor estuvo buscando entre los estantes y sí encontró. Por suerte tenía más de una caja, así me pude llevar otra yo- dijo riendo.
-Vaya, que bueno que al fin los encontrarás. Y muchas gracias, no me hubiera sorprendido que te hayas quedado con las dos cajas y me hubieras traído otra cosa- comenté y vi como me vio de reojo y río.
-Si lo pensé Mia, pero para que veas cuanto te quiero, tuve que tener esa caja frente a mi durante dos días y no la abrí- me dijo y alcé las cejas, luego agregó.- En cierta forma porque ya tenía una, pero Dios mío, estuve soñando con esos chocolates durante años.
-Bueno, agradezco mucho tu consideración y autocontrol- respondí con tono sofisticado y luego empezamos a reír.
-Todo sea por ti- dijo imitándome.
-Bien, ¿a dónde iremos?- pregunté inquieta.
-Es un secreto.
-Dime.
-Sería contra la ley
-Por favor- rogué.
Estuvimos un gran rato en el auto, sentí como si saliéramos de la cuidad pero en realidad estábamos a las orillas.
-Mira, ya llegamos- dijo y vi un edificio enorme, pero sólo eso y luego agregó-: espera y verás.
¿A dónde vamos? ¿Un edificio? Creí que cenaríamos pero es Shawn, tengo que esperar lo mejor.
Nos metimos al estacionamiento, Shawn rodeó el carro y me abrió la puerta.
-Gracias.
Tomamos el ascensor y Shawn picó al número 23, el penúltimo piso. Cuando se abrió el ascensor vi un restaurante. Qué raro, apenas y había un letrero con el nombre, pero afuera nada.
-¿Nombre de la reservación?- preguntó la señorita detrás de su podio al entrar.
-Shawn Mendes.
La señorita asintió y nos dirigió al lugar. Las mesas estaban lo suficientemente separadas entre sí para que no se oyera la murmuración de los demás, por eso eran pocas mesas. Había velas de diferentes tamaños alrededor y candelabros enormes en el techo, tenían cristales que iluminaban aún más todo el lugar. Caminamos y vi que nuestra mesa estaba aún más separada: en la terraza.
Nos sentamos frente a frente y voltee a un lado. Se veía toda la ciudad iluminada entre la oscuridad del cielo, los edificios destellaban y parecían estrellas a lo lejos.
-Esto es hermoso Shawn, nunca había escuchado de este lugar.
-Y yo nunca había venido- comento sonriendo- qué bueno que te haya gustado. Me dijeron que era increíble pero no creí que tanto...
No pude ocultar una sonrisa.
-Se supone que éste lugar es muy... ¿Cómo lo digo para que no suene engreído?- preguntó levantando las cejas. Me gustaba cuando hacia eso.
-¿Exclusivo?
-Eh... Sí, digamos que muy pocos conocen el lugar.
-Así que es de la élite social- indagué y negó con la cabeza, aunque era cierto.
Los papás de Shawn eran de esa élite. De los "ricos", aunque era más por su trabajo. Pero Shawn nunca lo sacaba a relucir, era demasiado gentil para sospechar que sus padres serían de las personas que vienen a éste tipo de restaurantes o a los clubes. Llegó un mesero y nos dio las cartas.
-¿Algo que quieran tomar?- preguntó.
-Una limonada por favor- pedí.
-Dos- dijo Shawn.
Era comida italiana, mi favorita.
-¿Hacemos lo de la otra vez?- pregunté con mi mirada en el menú.
-Sí.
Elegimos una de las ensaladas que tenía manzana, pasta Alfredo y, por supuesto pizza margarita.
-Sé que sería mejor pizza con vino,- comenté cuando el mesero dejo las bebidas- pero prefiero no consumir alcohol.
-Lo sé, y para no tentare pedí una también.
-Gracias- dije alzando mi vaso y luego le tomé.
-Mia, hoy no hablaremos del embarazo, los problemas o el dinero. Quiero que sólo hablemos de lo que solíamos hablar cuando no éramos un chico de 17 y una chica de 16 apunto de ser padres.
-Estoy de acuerdo contigo.
-Bien, entonces quiero comenzar haciendo un brindis con nuestra limonada- comentó alegre y levantó su vaso.- Por 9 meses y más. Por toda la eternidad.
-Salud- dije al chocar los vasos, que en el momento fingíamos que eran copas.
-¿Recuerdas cuando empezamos a hablar?- preguntó viéndome a los ojos.
Su mirada estaba muy iluminada y estábamos tan cerca que pude verme reflejada en sus pupilas.
-Por supuesto que sí, estabas tan nervioso que te costo mucho trabajo decir tu nombre- dije riendo y lo besé.
-No no no, tú estabas tan nerviosa que te dio un tic en el ojo cuando me despedí.
Y vaya que tenía razón.
-Eso me da todo el tiempo.
-Si si, claro... Cómo tu digas- dijo con una sonrisa y me besó.
Al separarnos y quedar bien sentados seguimos hablando.
-Mia, cuando te vi pensé "Esa chica es hermosa" pero cuando te conocí pensé miles de cosas, "esa chica es linda, es dulce, es inteligente y graciosa" y después me enamoré completamente de ti, porque ¿quién no se enamoraría de esa chica? Tengo la fortuna de haberte conocido a tiempo, y de haberte visto. Y tengo la suerte de que seas mi novia.
Shawn tomó mi mano y la acaricio luego de agregar un gracias.
-Y tú eres el chico con el que quiero estar. El padre de este bebé dentro- añadí sonriéndole.- Gracias.

Comimos y todo estaba exquisito. La pasamos hablando de lo que habíamos hecho, las aventuras, los regaños, las risas y los amigos. Shawn era de las personas con las que no podías dejar de hablar, porque la platica nunca se agota y siempre surge algo, así que dio medianoche hasta que decidimos irnos.
Esta noche había sido perfecta. La comida deliciosa en un lugar hermoso con el chico correcto. De repente no podía esperar a que formáramos una familia...

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¡Hola chicas! Muchas gracias por seguir leyendo. Sé que tarde muchísimo en subir un nuevo capítulo pero como lo había comentado, tenía muchos problemas con el internet, pero por fin pude volverme a conectar y subir algo nuevo. Sus comentarios y favoritos significan muchísimo para mi así que no duden en dejarlos😘

PD: ¿cómo les gustaría ponerle a la pareja? ¿#TeamSia? Si se les ocurre otro por favor coméntenlo ❤️

Sixteen and pregnant. Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora