Sus dedos tiraron de sus rizos cuándo su pulgar rozó con ese cúmulo de nervios. Un gemido salió de sus labios, un cálido y tierno "Patrick" mientras parecía fundirse, transformarse en una materia líquida entre los brazos de ese chico.
La sonrisa socarrona de él se hizo de esperar, tomando la invitación para torturarla un poco más. La chica ya se encontraba retorciéndose, mala suerte de ella ser tan sensible ante los largos y gruesos dedos de su novio. Su cuerpo moviéndose inquieto en su cama, sus caderas alzándose, ansiando más por contacto. Estaba mutando en un desastre que sabía que él amaba provocar, porque al final de todo, Devine se convertía en una muñeca capaz de ser manipulada y movida a su antojo, reducirla a un ser lleno de placer que cada vez necesitaba más y más para poder darle fin al hambre que la consumía, para poder apaciguar ese vacío con algo más.
Dos dígitos entraron a ella de fuerza, su novio capturando sus labios para callar el sonido gutural que saldría de su garganta. Su figura fue abrazada, un brazo ahora envuelto en su cintura mientras su otra muñeca se movía de manera desesperada, impulsándose para penetrar rítmicamente el agujero húmedo de la chica frente a él.
Los lloriqueos no se hicieron de esperar, pequeños quejidos entre respiraciones, palabras inclusive un poco inaudibles. Patrick sólo podía sonreír en excitación, divertido por la reacción en lujuria que estaba teniendo. También se escucharon gemidos de su parte, más que nada gruñidos entre dientes.
"Sí, así, amor." Habló Patrick con una voz ronca, ojos fijos en el cuerpo aún cubierto de la castaña mientras su mano seguía moviéndose, esta vez más con un movimiento más lento y suave. "Dios, y sólo son mis dedos."
Sus movimientos no eran más que un desastre repetitivo, ansioso por un poco de atención. No podía evitar la sensación de su cálida piel, de los patrones de sus huellas acariciando por dentro de sus aterciopeladas paredes.
Devine se sentía como si el mundo le perteneciera cada vez que Patrick la tocaba — provocaba espasmos por su almendrada piel, olas de calor inundando su cuerpo y derritiéndolo como mantequilla sobre pan. Ojalá pudiera quedarse por siempre entre sus musculosos brazos, ojalá Patrick se hubiese quedado otro rato más.
Sus paredes se tensan alrededor de sus dedos, sus labios partiéndose mientras gemía su nombre como si su vida dependiera de ello. Era la primera vez que alguien provocaba algo en ella lejos del enojo, de la rabia acumulada.
Era como si realmente Patrick pudiese borrar ese fragmento de ella que tanto odiaba — la obsesión por querer ser la mejor, el inevitable deseo y hambre por tener poder sobre la cancha. Patrick lograba eliminar cada pequeño detalle que la hacía de ella un desastre. Eran esos pequeños momentos a los que Devine se aferraba, a la idea de que existía alguien que podía hacerla creer más en sí misma, en hacerla consciente que no tenía que hablar de tenis para que un par de ojos estuviesen mirándola cómo si fuese la única mujer sobre la tierra. A menudo pensaba que Patrick tenía ese efecto en los demás. Lo notó la primera vez que lo vio pasear con Tashi por la cancha, cuándo entrelazaban sus manos y ella le daba una sonrisa tierna que algún momento, se sintió incómodo al saber que él era la razón de esa manera de ser de su compañera. También lo notó cuando en alguna ocasión, sus redondos ojos se posaron en Art — el rubio de rulos bonitos que solía entrenar en la cancha adjunta. Sentía que su novio podía moldear a la gente a su placer, hacer que sacaran lo mejor y lo peor de ellos mismos, y sabía que ella no era la excepción.
Sus pensamientos más profundos se vieron interrumpidos, lejanos al placer cuándo el pelinegro retiró sus dedos de sus adentros. Su cuerpo se movió, su mirada un poco confundida. Él le dedicó una sonrisa un poco chueca, algo arrogante. Era normal en Patrick tener ese aspecto — uno que fácilmente podía decir 'soy mejor que tú y lo sé. Sé que soy mejor y no harás nada para cambiarlo.' Devine no lo admitiría, pero era algo que a veces odiaba hasta sus entrañas.
"Tienes que ayudarme." Fue un susurro estrangulado, más que nada tenso.
Su mirada cayó sobre sus bóxers, unos que tenían patrones coloridos en ellos. En otra ocasión, Devine podría haberse reído y decir que era un poco infantil de él seguir usando una ropa interior colorida pero su enfoque no estaba en ello, sino en la creciente erección. Era obvio que la necesitaba, que quería sentir sus dedos sobre la piel sensible.
Sus labios se partieron, un suspiro entrecortado saliendo de ellos. Era el deseo lo que la estaba consumiendo; el aire denso y caliente, la respiración inestable del chico frente a ella y la creciente humedad que estaba sintiendo entre sus pliegues. ¿Estaba más decir que quería que Patrick la tomara con fuerza? Nunca se consideró alguien que disfrutase la rudeza del tacto, la violencia de tener un cuerpo extraño estirando cada parte de sí misma pero con Patrick todo resultaba diferente. Era cómo si Devine estuviese dispuesta a romper cada regla que ella misma había impuesto en su vida con tal de complacerlo, y es que él era la única persona que la podía hacer ser más que un desastre, que tenía una cantidad inhumana de poder. Se preguntó si eso pasaba igual con Tashi; si también con ella era capaz de suplicar atención, si sus manos se movían de manera inapropiada, jugueteando con sus pezones y follándola con dos dígitos. Si en algún momento, encontraba la manera de estar entre sus piernas, su áspera lengua bebiendo de la humedad que podía persistir en el coño de la chica que era su rival. Si cuándo estaba en lo profundo de su cervix, gemía el nombre de su mejor amigo. Era algo que golpeaba la cabeza de Dev con fuerza, si todo lo que ella estaba experimentando con Patrick, él ya lo había hecho con Tashi.
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EVERYTHING IS ROMANTIC͏ ͏ ͏ ͏ ─͏ ͏ ͏ ͏CHALLENGERS.
Fanfiction❛͏ ͏ ͏ ͏Everything is about sex, except sex, which is about tennis.͏ ͏ ͏ ͏❜ Dev nunca creyó tener que encontrarse cara a cara con las personas que cambiaron toda su trayectoria, que la hicieron ascender pero también estampar contra el pavimento. Po...
