+33: Jabón

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Hace cuánto tiempo ha pasado desde el incidente en que Taemin se transformó en Soohyun y yo quedé como la más ebria de toda la fiesta. No eran gratos recuerdos porque hasta el día de hoy, no sé qué tan ridícula me vi en frente de todos los invitados. Recuerdo que tuve la peor resaca de mi vida... y así era como me sentía en estos momentos.

Un rayo de luz cayó sobre mi rostro, haciéndome gruñir y soltar un par de lisuras mientras hundía mi rostro en la almohada. Por alguna razón, mi cabeza me estaba dando vueltas y me sentía bastante incomoda conmigo misma. Sin abrir los ojos, me di un par de vueltas sobre la cama hasta que encontré una posición cómoda.

- Veo que has despertado –una vocecita muy conocida hizo que abra los ojos de par en par.

- ...Pues qué más da. Ya es de día –repliqué algo asteada. No quería salir de la cama.

- Creo que mejor nos damos prisa. Tenemos un montón de cosas que hacer. Voy a dejar tu ropa sobre la silla. Si te quieres duchar... Uhm, porque creo que lo necesitas, en mi más sincera opinión, entraré un ratito al baño. Salgo y entras, ¿está bien? ¡Ya no me aguanto! –chilló Key al salir corriendo de la habitación.

- ...

"No aguanto... más..."

"¿Taemin?"

Abrí los ojos de par en par ante los súbitos recuerdos de la noche anterior.

"Veo que alguien está feliz de verme."

En un par de segundos, mi rostro empezó a hervir como una tetera. El calor se distribuía por todo mi cuerpo y empecé a traspirar como un cerdo. Mis mejillas no dejaban de encenderse como un semáforo en rojo y mi pecho palpitaba a la velocidad de la luz.

"¿A qué sabrá esto?"

- ...¡Rayos! –chillé al aplastarme la nariz. Por un momento pensé que tendría otra hemorragia. Me asusté e intenté tomar cualquier trapo que tuviese a la mano, pero me di con la sorpresa que eso ya no importaba. Algo había llamado mi atención.- ¿Qué es esto?

Frente a mí, un enorme espejo reflejaba la imagen más desastrosa que haya podido presenciar. Con razón Key no se quedó ni un solo minuto más. Mi polo estaba embarrado de sudor con un par de gotas de sangre, tenía una marca de baba que pasaba de la comisura de mis labios hasta mi oreja, no tenía nada de ropa interior puesta y mi cabello estaba completamente enredado que cualquier ser humano pensaría que ahí albergan pájaros y el cuco. Era un error de la naturaleza, una vergüenza humana. Era una mezcla entre el tío cosa, Chewbacca y una Britney Spears muy drogada.

- Soy un asco...

<< ¡Pero eso no es lo que importa en este instante! ¿Cómo diantres voy a ver a Taemin a la cara después de todas las cochinadas que sucedieron ayer? ¿Cómo así me deje influenciar por su sensualidad? Esa estúpida reliquia me sedujo... Pero es mi culpa por ser tan... ¡argh! ¡Estúpidas hormonas! ¡Estúpida mujer interior! ¡Estúpido corazón! ¡Y estúpido Key por meterse en lo que no le incumbe! ¡Lo amo y lo odio! Taemin es una mala influencia para mí. ¿Qué me hace pensar que me ama y que no quiso hacer estas cosas sucias porque sí? ¡Pero es lindo cuando se molesta! ...Pero actúa como un imbécil la mayoría del tiempo ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Y ahora qué voy a hacer? ¿...Y si se repite? Je, je, je, je... ¡No! ¡Espera! ¡____________, no es tiempo de imaginarse cosas pervertidas! ¡Eso estuvo mal! ¡Contrólate!>>, pensé al darme un par de bofetadas para reaccionar.

- Key ya me ha visto así y de seguro sabe lo que ha pasado... Un segundo, ¿dónde está Taemin?

Algo apenada por mi situación actual, me cubrí con la manta que tenía ayer y me la amarré a la cintura. El polo me cubría las nachas, pero no quería exponerme en caso de que suceda algo. Salí al pasillo, pero no había ningún alma.

- ¿Taemin?

En eso, la casa se estremeció. Tuve ese temor de que se tratase de una criatura exactamente igual que vimos el día de ayer. O aun peor, otra clase de bestia mucho más peligrosa que nos ha seguido hasta aquí por el olfato. Lo único que me preocupaba aún más era no saber dónde estaba Taemin. Sin perder más tiempo, me salí corriendo en cualquier dirección con tal de verlo sano y salvo.

- ¡Taemin! –lo llamé al entrar a la sala. Le hubiera llamado la atención, pero quedé impactada al ver la revolución en la que se encontraba el lugar.
Un Taemin sumamente enojado y casi transformado, estaba sujetando a alguien por el cuello. La pared estaba próxima a caerse a pedazos.

- ¿Qué haces de pie, menteca-...? _______________, quise decir ______________.

No quería dirigirle la mirada, así que me concentré en el hombre a quien tenía acorralado. El hombre me devolvió la mirada, me vio de arriba abajo y me lanzó una mueca de repulsión absoluta. Y no lo culpo.

- ¿Quién es él? –apunté con el dedo al invitado de Taemin. Él tan solo lo miró de reojo y lo soltó de manera brusca contra la pared como si quisiese dejar su punto en claro. El extraño se arrodilló y tocio fuertemente, tratando de recuperar su aliento.

- Nadie importante... -replicó a secas al acercarse a mí. Taemin me tomó por el brazo suavemente, sin despegarle de vista al otro individuo.- ¿Ya estás lista? Nos tenemos que ir pronto.

- Pero... ¿no me vas a decir quién es é-...?

Taemin me plantó un beso ligero, me acarició la mejilla y me sonrió como nunca antes lo había hecho. Me quedé pasmada de tanta amabilidad. ¿Era un sueño? ¿La pérdida de sangre me hacía alucinar o es que había muerto en vida?

- ¿Por qué no vas al baño y en seguida te doy el alcance para curarte la pequeña herida, amor?

- S-s-s-sí... -respondí como buena chica mientras me daba media vuelta y me iba flotando al baño.

. . .

Una vez que _____________ se perdió de vista entre tanta nube fantasiosa, me volví hacía Yoseob que tenía una sonrisa perversa de oreja a oreja. Odio su mirada, odio su rostro, detesto a este papanatas.

- Veo que estás ocupado con tu nuevo juguete. Supongo que tendremos tiempo para ponernos al día en otro momento –agregó mientras se frotaba la garganta. Le había dejado una marca roja por la presión que aplique en mis manos al momento de estrangularlo. Poco a poco, su piel se tornó ligeramente morada. Creo que casi le quiebro la cabeza de no ser por _____________ y su interrupción.

- Tan solo lárgate, Yoseob. No quiero ver tu patético trasero por estos lados.

- ¿Ah, no? Pero ni si quiera me has presentado a tu pequeña marioneta de carne. Es una decepción. Juraría que nos hubiéramos de maravilla...

- La tocas, y verás cómo tus manos terminarán dentro de tu agujero trasero –siseé al apretar mis puños. Tenía unas ganas locas de plantarle un par de golpes hasta dejarlo en pedacitos.

- ¡Ja!

La presencia de Yoseob se desvaneció junto con una humareda.

<<Para que Drago envié a Yoseob, ello quiere decir que él ya no está confiando mucho en Key. ¿Será que se ha dado cuenta que las cosas andan un poco amigables con _____________? ¿O es qué Key ha cometido algo y no me lo ha dicho? De todas maneras, tendré que estar con ambos ojos abiertos... Esto no es nada bueno. En especial cuando me estoy comenzando a cansar más de lo usual. Y justo se está acercando ese día del año... en donde duermo por 24 horas seguidas. Tengo que tener cuidado>>.

Me moví de hombros y me puse en marcha. Tenía algo muy delicioso que inspeccionar antes de partir.

. . .

Un Key bastante sorprendido se encontraba parado a la entrada de la puerta del baño. En una de sus manos, tenía una revista de modas y un par de folletos que no distinguía a ver. Estaba tan feliz hasta que mi nariz hizo contacto con un olor fétido y bastante repulsivo. Eran los pedos de Key.

- ¿Cómo algo tan high class puede desinflarse como bomba atómica? –me pinche la nariz para dejar que esa peste invada mis fosas nasales. Key ignoró mi comentario y salió del baño danzante.

Tomé una gran bocanada de aire y cerré la puerta. Gracias a las clases de natación, pude durar casi un minuto al contener la respiración mientras me entretenía abriendo las ventanas del baño de par en par con el fin de dejar fluir ese delicioso aire. Para mi gran fortuna, cerca del inodoro, encontré un spray de lavanda. Lo próximo que hice fue rosearlo por cada rincón del baño hasta que me sintiese en un jardín.

- Al menos es algo...

El baño de la mujer con la que no habíamos encontrado no era tan malo. Estaba en perfecto estado, aunque las manijas estaban algo oxidadas porque no cedían fácilmente cuando dispuse a llenar la bañera. El agua demoró en calentar, pero estaba feliz de poder desprenderme de este sudor, sangre e... impurezas del día de ayer.

Y una vez más, Taemin volvió a mi mente. Las cosillas que me acababa de decir hacían que mi corazón se vuelva loco. Pero nada dura para siempre, de seguro estaba actuando para no pasar vergüenza en frente de su amigo.

- Desgraciado –solté apenada al hacer un puchero.

Intenté no ilusionarme. Tiré la manta por un lado, y me desprendí de mi pobre polo.
El agua estaba en la temperatura adecuada. Me encantó, tanto así, que solté un gran suspiro de alivio.

- Mójate el cabello para poder aplicarte el shampoo –dijo Taemin al colocarse de cuclillas a mi lado con un pequeño envase.

- ¡Ah! ¡Tienes razón! –dije alegremente.- Taemin... ¿Taemin? ¡Taemin! –agarré el envase y se lo tiré por la cabeza. Le di la espalda y me acurruqué en la bañera.- ¡Pervertido! ¿Qué haces aquí? ¡Salté! ¡Fuera! ¡FUERA!

Iba a tirarle el gigante jabón en barra, con todo y caja, pero Taemin me sostuvo la muñeca. Su mirada me congeló.

- No hay nada nuevo que no haya visto –dijo seriamente.

- ¿Y eso qué tiene que ver? ¿Qué no sabes del espacio personal? –grité bastante ofuscada al cubrirme el pecho con el brazo.

- ...Tan solo quería lavarte el cabello y tender tu herida. No sé si se dé otra oportunidad –murmuró al agachar la cabeza.

- Taemin...

<<¿Desde cuándo Taemin se preocupa? Usualmente, él es una bestia. ¿Qué le pasa?>>

- Es una broma, ¿no es cierto? ¡Ja! Como eres todo un maestro en el mundo de la perversión, de seguro ahorita te quitas toda la ropa y vas a intentar algo sucio conmigo –solté dicho comentario sin pensar en lo que había dicho. Me cubrí la boca de horror.

- La única que está pensado en esas cosas eres tú misma. ¿O es que acaso, muy dentro de ti, deseas que haga eso? –los ojos de Taemin brillaban con esa mismísima picardía de siempre. Su sonrisa cálida se tornó en una sumamente pervertida, y su rostro se iluminó.

- ¡Pft! ¡Estás demente!

Taemin se ahorró las palabras y se tumbó encima de mí. Se metió a la bañera con todo y ropa. Lo miré perpleja hasta que se comenzó a quitar las prendas. Mi rostro se incendiaba. Pensé que se volvería ceniza en cualquier momento.

- ¿Te has vuelto loco? ¡Salté de una buena vez! ¿Por qué te metes con ropa y luego te la quitas? ¡Eres un enfermo! –chillé sin dejar de sonrojarme.

- Esta ropa es de Key. La que tenía puesta está embarrada de sangre por tu grata hemorragia. ¿Ya te olvidaste que puedo convertirme en lo que sea? –inquirió sin prestarme mucha atención. Taemin, relajadamente, tomó el envase de shampoo, exprimió su contenido sobre la palma de la mano y la llevó a mi cabeza.

- ¿Q-q-qué haces? –dije al intentar retroceder, pero Taemin colocó sus largas piernas alrededor mío para que no me zafe.

- ¿No te dije? Te voy a lavar el cabello.

Pensé que me vendría otra hemorragia cuando Taemin se recostó a lo ancho. Todo su cuerpo estaba húmedo, las gotas de sudor resbalaban por su pecho como perlas, sus músculos brillaban deliciosamente. Jamás había tenido el chance de poderlo verlo como... bueno, como vino al mundo. Y era una de esas vistas que no se podía olvidar. Mi mirada bajo hasta su ombligo hasta que curiosamente se desvió a la parte más baja.

- Veo que lo estás disfrutando más que yo –una voz me hizo volver a la tierra. Taemin apoyo su mentón sobre su mano y se lamió los labios. Sus largos dedos trazaron mi espalda hasta que llegaron a mi hombro. Ello me estremeció y me puso los pelos de punta. Se sentía bien.- Me gusta cuando te sonrojas. Y sobre todo, cuando no hablas.

- Todo sonaba tan bien hasta que la malograste con eso... -murmuré al seguir dándole la espalda. Taemin soltó una risita inofensiva y se incorporó.

- Déjame retirarte el shampoo –me pidió suavemente al masajear mi cabeza con ambas manos. Taemin sí que sabía cómo hacerme sentir en el paraíso.

- ¿Por qué estás haciendo esto?

- ¿Por qué no?

Sin darme oportunidad de protestar, Taemin se arrodilló ante mí y comenzó a vaciar el envase lleno de agua, una y otra vez sobre mi cabeza. Después, giró para un costado y agarró el acondicionador. Esta vez, lo exprimió sobre mi cabellera y deslizó sus dedos entre ella como si estuviese peinándome.

- Déjame jabonarte.

- ¡Taemin! ¿No crees que ya es suficiente? Ya me ayudaste bastante al lavarme el cabello. No hay necesidad de ir a más... Ya te pasaste de la raya al momento en que te metiste a la bañera conmigo... No creo que sea buena idea continuar con esto... -lo detuve con mucha preocupación. Taemin me estaba confundiendo. Jamás ha actuado así y no me gustaría llegar a más si tan solo lo hace por fastidiar.

- Nunca es suficiente, mi queridísima mentecata.

- Taemin... estoy hablando en serio –dije seriamente al empujarlo con mi dedo.
Taemin arqueó una ceja y me mordió el dedo. Chillé y le intenté dar un codazo, pero eso hizo que quede descubierta. Él aprovecho ese pequeño espacio y enredo sus brazos alrededor mío como una serpiente.

- Mira lo que hiciste... -me regaño inocentemente al recoger el jabón que se había caído dentro de la bañera.- Creo que es una señal... -y frescamente, me enjabonó la espalda. Luego, los hombros y así sucesivamente.

- ¡Yo me puedo jabonar el pecho! –aseguré al arrancharle el jabón y darle la espalda.

- ...como quieras –dijo sin mucha importancia. Se nota que Taemin estaba más que feliz.

De repente, Taemin dijo mi nombre de una manera extraña. La calidez de su voz hizo que me detenga y lo miré fijamente. Le iba a preguntar qué quería, pero me detuve ante su comentario.

- Me importas, pequeño animal ignorante...

No sé qué más pueda pasar, pero tengo miedo de que esté soñando. Taemin no actúa de esta manera. ¿Estará enfermo? Me hubiera preguntado un millón de cosas, pero él no me lo permitió. Taemin sonrió de manera incomoda y me besó la frente.

¿Fue mi imaginación o sus mejillas estaban un poquito rosadas?

La Menta del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora