Capítulo 51

1.8K 170 154
                                    

Era un hospital de lujo, eso había terminado de quedarle claro a Louis cuando entró al cuarto de Zayn: demasiado amplio, con una cama grande y cómoda a simple vista, su propio baño a una distancia prudente, y un pequeño centro de entretenimiento. Todo se apreciaba higiénico y nuevo, pero el castaño apenas dio una rápida ojeada, pues su completa atención se había dirigido al hombre que reposaba en la cama, dormido, ajeno al dolor que causaba con la simple visión de él, inconsciente y enfermo.

Estaba pálido, pero respiraba con normalidad. Louis le recorrió, ávido, notando que debajo de la bata, las vendas en su hombro derecho sobresalían por el cuello y manga. Se acercó y tomó su mano con extrema delicadeza, la besó y acarició, sonriendo estúpidamente.

El tiempo pasó, el Sol comenzó a salir e hizo su recorrido en el cielo; la enfermera le revisaba los signos vitales y el suero con frecuencia, iba y venía, a veces la misma, a veces un rostro nuevo. Las más amables le sonreían mientras explicaban que todo iba bien, y luego partían. El pequeño, sentado en su suave asiento, vigilaba la recuperación de su amante, avizor a cualquier anomalía que pudiese presentarse. Trataba de hacer el mínimo ruido para no alterarle, y su mano, jamás abandonó el poco calor de la otra.

La puerta volvió a abrirse por enésima vez, pero ésta vez, fue el doctor Dietrich quien se abrió paso, cargando un porta historial médico.

— ¿Se ha despertado ya? —Louis negó, preocupado.

— ¿Es mala señal?

—No, en absoluto. Pero no tarda en hacerlo — Sonrió, tranquilizador — ¿Liam se marchó? — El castaño saltó en el asiento: no se había dado cuenta de su partida.

—No... sé — Murmuró avergonzado — Seguro que no tarda en volver. ¿Pasa algo, doctor?

—Nada de qué preocuparse. Dime, muchacho ¿Liam es tu amigo? — Louis desvió la mirada, incómodo.

—Sí... — Balbuceó, no muy seguro — ¿Por qué lo pregunta?

— ¿Cómo lo hiciste? — El menor pestañeó, confundido en su totalidad — Conozco a Liam y a Zayn desde hace mucho tiempo, he sido el médico de ambos; y también lo fui de su fallecido padre. Ellos nunca se llevaron bien... y ahora, pensé que mis ojos y oídos me engañaban cuando Liam me pidió por la vida de su hermano. He visto cómo te trata, y cómo te observa, por ello, supongo que el responsable de su cambio debes ser tú. No hallo otra explicación más lógica.

Ruborizado, Louis pasó saliva, un poco intimidado.

—No lo sé... Creo que fueron las circunstancias, o una mezcla de todo, no sé, la verdad.

—Como sea, — elevó las cejas en una mueca baladí — ha sido una estupenda noticia. Quizá no lo sepas todavía, pero has salvado más de una vida.

Louis quedó perplejo, sin aterrizar la aseveración del hombre más viejo. Regresando a la soledad del cuarto, con la sola respiración acompasada de Zayn ― y que para Louis, asemejaba el canto más precioso.

—Siento el cuerpo como si un tráiler me hubiera machacado, mierda... — Louis volvió la cabeza vertiginoso, asfixiando un grito de júbilo. El moreno abrió sus platinados ojos con lentitud y le enfocó, confuso — ¿Dónde estoy?

Louis apretó su mano, saltó del asiento y sonrió.

—En un hospital, por supuesto.

— ¿Qué ocurrió? — Intentó moverse; la punzada más dolorosa de su vida le atravesó por el tórax. Zayn maldijo en voz alta, y no escondió el gesto de dolor.

—No te muevas, amor — el moreno enarcó una ceja, chocado — No me veas así, no sabes cómo me has tenido. Estuviste en peligro de muerte por varias horas — Rebosante de cuidado, Louis le acomodó las colchas por debajo de sus caderas — Te hirieron en el hombro y en el vientre, perdiste mucha sangre ¿sabes?

Prison loversWhere stories live. Discover now