❛͏ ͏ ͏ ͏Everything is about sex, except sex, which is about tennis.͏ ͏ ͏ ͏❜
Dev nunca creyó tener que encontrarse cara a cara con las personas que cambiaron toda su trayectoria, que la hicieron ascender pero también estampar contra el pavimento.
Po...
La pregunta le hizo hacer una mueca. El chico era raro pero no negaría que detrás de ello, quería saber la razón de los gritos en la habitación y si presionaba los botones correctos, tendría la respuesta colgando en la palma de su mano. "¿Cigarrillos? A veces."
Otra sonrisa, esta vez más socarrona y segura. Dev estaba confundida, ¿era normal sonreírle así a alguien que no conoces cuándo tu novia acaba de gritarte de esa manera después de una lesión que podría arruinar su vida? En definitiva tenía sentimientos encontrados y eso lo dejaba ver demasiado bien.
"Acompáñame."
Quería fingir que no sabía cómo había terminado ahí pero era obvio que tenía plena consciencia de sus acciones. Su espalda estaba apoyada contra la pared de un pasillo vacío dentro del área de entrenamiento. Una señal de 'no fumar' colgaba de ella. Demasiada irónica tomando en cuenta lo que estaba pasando. Frunció los labios mientras su dedo índice y mayor se apretaban alrededor del cigarrillo. El humo abrazaba su cuerpo y sabía que después de ello, su cabello olería de una manera horrible. Se iba a arrepentir.
"Escuchaste todo, ¿no es así?" Preguntó la figura frente a ella. Patrick. Tenía un cigarro a medio fumar entre sus labios rosas y una expresión de desear morir. Realmente lucía miserable.
Dev negó con la cabeza, expulsando el humo. "Sólo el grito de un chico." Bajó la mirada, centrándose en el suelo mientras intentaba ordenar las palabras en su cabeza para no sonar entrometido. Ya la situación era demasiado rara como para aumentar la tensión en ella. "Quiero suponer que tuvo una buena razón."
Una risa seca salió de Patrick antes de tirar el cigarrillo al suelo, aplastándolo por inercia. "Art." Menciona con suavidad, el nombre doliendo entre sus dientes. "No, en realidad no sé si tenían una buena razón para tratarme de esa manera pero supongo que las personas tienden a decir lo que no sienten cuándo el enojo les ciega."
Quería meter más su cuchara. La intriga le hablaba en murmullos y quería obedecer pero tenía suficiente con esa mirada patética que gritaba por algún consuelo. Odiaba tener a personas vulnerables a su vista pues no sabía qué clase de reacción podrían necesitar. Soltó un largo suspiro y dio una calada, indiferente. Patrick se movió en su propio lugar, cruzando las piernas mientras fijaba sus ojos en ella. Empezaron a moverse por su figura; la manera en la que el short deportivo se abrazaba a sus piernas bronceadas, la forma en la que su pecho subía y bajaba al respirar, lento pero de alguna manera ansioso. Paró en sus labios. Algo en ello resultaba hipnóticos pero no podía deducir qué. La castaña podía sentir su mirada azulada, era inevitable que no quisiera irse de allí y olvidar la pesadez del asunto pero, estando parada frente a alguien que no la conocía, podía sentir una especie de conexión que prefería ignorar. Como si aquél chico y ella compartiesen más que un vínculo, ahora lejano, con Tashi. Se sentía extrañamente bien y no sabía si sería capaz de abrazar esa sensación.
"A veces somos crueles por naturaleza. No siempre necesitamos la ceguera de una emoción." Murmuró Dev.
FRANCIA, 2019.
La derrota no era algo que estuviese grabado en ella. Eran palabras de su papá y sabía que de una manera u otra, tenía razón. La sonrisa en sus labios parecía ser genuina cuando sus brazos atrajeron el trofeo hacía su pecho mientras mechones castaños rozaban sus rosadas y sudadas mejillas. Su nombre en gritos parecían ser más notables que antes, orgullosos de ver el triunfo de una tenista tan joven y prometedora. Al menos en ese instante, Dev pareció olvidar que fuera de esa cancha, había un tormento esperando por ella; una estampida de emociones que pretendía ocultar debajo de una alfombra porque, no tenía pies ni cabeza que alguien cómo ella tuviese tantos problemas con una vida resuelta. Ante los ojos de los demás, se sentía como una verdadera estrella, una deportista con un futuro tan brillante que bastaría para transformar a la única persona de su sangre en millonario. Un centro de caridad con su nombre, sus fotos en las revistas de deportes, su rostro en anuncios de Nike y Wilson. Tenía todo en bandeja de plata para dejar atrás a la Devine Lear de Stanford, para sepultar todo rastro de la chica que cayó en ese círculo vicioso, para matar a la versión de ella que la presionó para ser quién ahora era. ¿Así de ingrata se había vuelto? No era cuestión de gratitud, sino de un tormento. No se permitiría ser perseguida por ello; por las manos fantasmas que apretaban sus caderas, por los pares de labios que mordían su piel, por los gemidos que llevaban nombres que no quería recordar más.
El flash de la cámara llegó cuando menos lo esperó, al igual que el beso que dejó sobre el trofeo. Las manos chocando de Josh se hicieron presentes, aplausos sonoros y constantes — mientras tanto, su papá corrió hacia ella, abrazando su cuerpo con fuerza y con una suavidad que no sentía desde hace años. Sólo pudo soltar una risa ante ello.
Todo se sentía bien, aún si aquello era capaz de durar sólo unos cuántos minutos.
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NOTA DE AUTOR.
Sólo quiero adelantar que se viene la angustia y unos capítulos aún más extensos, poco a poco. Agradezco a quiénes me están leyendo y votando. Realmente no creí tener recepción porque mi forma de escribir se ha visto oxidada por mi formato en poesía, así que, de nuevo: gracias.