17. Iba a ser muy duro

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El lugar que era nuestro destino se encontraba a poca distancia del aeropuerto. Al estar en la puerta me invitó, por no decir empujó, prácticamente hasta la puerta, la abrió y me hizo entrar para cerrar la puerta de nuevo, con llave, porque no había manera de que esta abriera.

Al girarme pude ver a cinco chicas de distintas edades. Dos tendrían más o menos mi edad, dos parecían ser algo más mayores, aunque no excesivamente, y por último una chica que no aparentaba tener más de quince años. Sus miradas eran de asombro y desconcierto. Como ellas no tenían pinta de estar dispuestas a hablar, lo hice yo:

-¿Qué se supone que.. hacemos aquí?

-Veo que a todas nos traen con las mismas explicaciones, ninguna -La que respondió fue la que aparentaba mayor edad de todas, sobre veinticinco.- Aquí nos pasamos la mayor parte del día, mientras que por la noche trabajamos en un club, ¿Tienes experiencia anterior o hay que explicarte algo?

-¿En un club de qué? -Pregunté manteniendo la esperanza de que no fuera lo que pensaba.

-¿Si te digo club de alterne te queda claro o necesitas que sea más específica?

-Creo que me queda claro..

Y era lo que me temía. Pero había varias cosas que no lograba entender, ¿Qué hacía esa chica tan pequeña trabajando ahí? ¿Por qué las tenían en una casa durante todo el día? ¿Estaban obligadas igual que yo? Y lo más importante, ¿Qué sacaba el causante de que yo estuviera aquí con todo eso? Si estoy a miles de kilómetros, dudo que le manden beneficios, y menos con lo mafiosos que son en este negocio. Al parecer todas esas cosas las dije en alto, inevitablemente, ganándome de nuevo la mirada fija de todas las chicas:

-Esto lo diré por tu bien. Lo mejor es que aquí no hagas preguntas.

-¿Por qué?

-Porque digamos que no van a acariciarte precisamente. Mejor vete a tu habitación, que es la que está arriba al fondo del todo y asimila todo esto, pero en silencio.

Hice caso a aquella chica, que hasta ahora era la única que hablaba, y me fui hacia mi habitación, necesitaba asimilar todo aquello. Me tumbé en la cama, y nada más ponerme a mirar al techo, una voz me sacó de mis pensamientos antes de que me metiera en ellos:

-Hola -Levanté la cabeza levemente y pude ver a la más pequeña de las chicas de antes en la puerta.

-Hola, pasa -La chica me hizo caso y pasó para sentarse en un hueco de la cama.

-¿Cómo te llamas?

-Sarah, ¿Y tú?

-Teresa, pero me puedes llamar Tere, encantada Sarah -Sonrío.

-Igualmente -Le sonreí con la misma intensidad que lo hizo ella.- Y.. Ya sé que no debo hacer preguntas, ¿Pero cómo acabaste aquí?

Su boca se torció, posiblemente no quería hablar de ese tema, pero cuando estaba dispuesta a cambiar de tema, sus labios se abrieron para empezar a hablar:

-Tan solo llevo una semana -Dijo esto con un hilo de voz, e hizo una pausa para reunir fuerza y continuar hablando.- Me quedé huérfana y me ofrecieron un hogar donde me cuidarían y cubrirían mis necesidades, solo que no imaginaba que fuera esto.. -Una lágrima se le escapó, aunque trató de evitarla.- ¿Y tú?

-Digamos que algo parecido. Mis padres murieron hace tiempo y estuve trabajando para un hombre durante un tiempo, y este fue el último trabajo que me ha mandado.

Seguí hablando con Teresa un buen rato. Y no sobre un tema concreto, si no sobre todo. Para tener quince años y todo lo que había pasado, tenía la cabeza muy en su sitio. Se nos pasó volando el tiempo hasta que vino la chica que antes me había indicado donde estaba mi habitación y nos dijo que nos pusiéramos la ropa de trabajo. Teresa se fue a su habitación y mientras yo me dispuse a buscar en mi armario a ver qué debía ponerme.

Entre mi ropa se encontraba una que ya utilicé anteriormente en otro trabajo. Un sujetador negro y un tanga a conjunto que debían ir con unos tacones de aguja bastante altos. Me los puse lo más rápido que pude y bajé, donde me estaban esperando el resto. No llevaban la misma indumentaria que yo, pero era parecida. Salimos a la calle y nos esperaba una limusina blanca, enorme. Nos montamos una por una y nos dirigimos al club donde pasaríamos toda la noche.

El local por fuera era poco acogedor a decir verdad. Por dentro había que cambiar esa opinión. Parecía una discoteca digna de estar en Ibiza. Una gran barra, bastante espacio para bailar y un escenario muy amplio. Y también había una escalera que intuyo que llevaría a las habitaciones.

Los clientes no tardaron mucho en llegar. Cada uno se fijaban en una de nosotras, nos comían con la mirada. Me sentía peor que un objeto allí, pero no podía hacer nada. Fijé mi mirada en la barra y empecé a pedir copas como si no hubiera un mañana. Lo próximo que recuerdo después de sentarme en la barra y empezar a beber es amanecer en la cama que me habían asignado en la casa.

Nada más abrir los ojos todo me daba vueltas, la cabeza parecía que me iba a estallar y todo estaba tal cual lo dejé ayer. Me incorporé levemente y en la mesilla pude ver una bandeja con un desayuno bastante completo, y una nota:

Buenos días Sarah, te he preparado esto porque dudo que hoy estés para hacer nada.

Tere <3

Sonreí ante ese pequeño gesto. Pero inevitablemente mi mente se fue a pensar en otro momento.

-Flashback-

-Buenos días princesa -Su sonrisa se hizo mayor al verme abrir los ojos.- ¿Cómo has dormido?

-¿Estando a tu lado dudas de cómo he dormido? -Tras decir esto sonreí para que no necesitara una respuesta.

-Pues claro. A lo mejor preferías dormir con un tío bueno en vez de conmigo. Que yo comprendo que despertarte y verme a mí.. Tiene que ser duro.

-Prefiero un buen tío como tú, a un tío bueno que no esté cuando lo necesite.

-Bueno, dejemos de discutir sobre los tíos y tira a cambiarte, que si no me equivoco tienes que ir a grabar.

Me eché las manos a la cabeza recordando aquello, le di un leve beso en los labios y fui corriendo a la ducha. Cuando ya estaba preparada y salí, pude ver desde la puerta del baño como en la cocina estaba preparado mi desayuno, y a Saúl al lado de la bandeja:

-Siendo sincero prefería que me desayunaras a mí, pero creo que necesitas energías, así que te vendrá mejor esto.

Sonreí como una estúpida ante su comentario y me acerqué a él para que nuestras bocas se tocasen por un buen rato, mejor dicho, hasta que me quedé sin respiración:

-Anda princesa, come, que si no vas a llegar tarde -Consiguió decir casi sin aire.

-Fin del flashback-

Ante aquel recuerdo me comí todo aquello a la velocidad de la luz y fui a buscar un teléfono por toda la casa, pero nada, ni rastro. Tampoco de un ordenador ni nada que nos pudiera comunicar con el exterior, pero alguien se dio cuenta de mi búsqueda:

-¿Qué haces? -Preguntó otra de las chicas sorprendiéndome.

-Necesito encontrar un móvil, necesito llamar a alguien.

-Aquí todos necesitamos llamar a alguien, pero no es posible, te acostumbrarás -Sin decir nada más, volvió a desaparecer.

Me senté en el sofá a pensar. Lo necesitaba, tenía que encontrar alguna forma de comunicarme con el exterior, con Saúl concretamente. Pero nada, nada se pasaba por mi cabeza..

Lo único que se me pasaba es si mis amigos, mis fans me echarían de menos. Simplemente pensarían que había decidido desaparecer un tiempo, sin pararse a pensar o a buscar la verdad. Iba a ser muy duro estar entre esas cuatro paredes aislada de todo mi mundo y sin ningún tipo de comunicación.

Soy y seréWhere stories live. Discover now