Cap64. Estableciendo las reglas. Señalando misterios.

20 4 2
                                    

Un fuerte mareo me invadió junto a la sensación de querer vomitar. Recuerdos que no me pertenecían, de una vida que era mía pero que no viví se abalanzaron en mi mente de forma similar a cuando recuperé los recuerdos de mi vida pasada. Tarde algunos segundos en recomponerme y mirar a mi alrededor, obligándome a recordar donde estaba y porque.

'Atravesé la pared que asimilaba una película de aceite hacia el jardín del comienzo, pero...'

Una segunda mirada fue todo lo que necesité para notar que me encontraba en un lugar desconocido. Considerando lo que estaba por pasar, tenía sentido, pero no ver el árbol de marfil que era Airvermeen me llenó de un sentimiento extraño.

Era un poco similar a sentir ansiedad, aunque mucho más intensa.

Bloqueé los recuerdos que no deberían existir, enviándolos a lo profundo de mi mente y me concentré en lo que estaba pasando.

Los pocos segundos que tardé en recomponerme, mientras la pared aún se cerraba a mi espalda, fueron suficientes para que Mestionora siguiera su camino y me dejara atrás. La diosa me ignoró por completo en lo que se dirigía hacia lo que parecía una pared de marfil dónde apareció una puerta doble tan grande como las que encontraría en alguno de los castillos.

No me pasó desapercibido que apenas atravesó el portal, la diosa que me había guiado ya no se encontraba en el cuerpo de mi novia.

Aunque eran muy parecidas, podía diferenciarlas con facilidad.

"¿Dónde está Rozemyne?" Cuestioné, pero no me respondió. No me dedicó ni una sola mirada.

Fingiendo que no me escuchaba, Mestionora realizó un gesto con la mano y, como si de una puerta automática se tratara, las puertas se abrieron solas, dejándome ver lo que parecía ser una biblioteca y en ella...

"Bienvenida de vuelta, Mestionora. ¿Dónde estabas?"

Mi cuerpo se movió solo, sin embargo, no importó cuanto lo intenté, no pude llegar a la puerta.

"No importa, Myne. Tenía algo importante que hacer. ¿Terminaste el libro?"

"No... no pude concentrarme. Siento que olvidé algo importante. Algo demasiado importante para mí."

"No hay nada por lo que debas preocuparte, niña mía. Lo más importante para ti son los libros. No hay nada más importante. Siempre han sido los libros, en cada vida ha sido así.

"¿De verdad?"

"Si, de verdad. Ya estás a salvo, en el lugar al que perteneces..."

En el momento en que los ojos de Rozemyne me encontraron no dio ninguna señal de reconocerme. Me miró con curiosidad un segundo y la puerta se cerró, dejando que lo último que viera fuera la sonrisa burlona y arrogante de esa diosa egoísta.

'Como deseo matar a esa desgraciada, pero... ¿Los dioses de Yurgenschmidt pueden morir?'

"Podemos." Sentí una mano palmeando dos veces en mi hombro con aparente diversión. "Nunca podrás entrar en la biblioteca sin una invitación de mi hija, Ferd. Menos si tienes pensamientos tan maliciosos como matarla. Es subordinada de Schutzaria, ¿sabes?"

"Su santidad Ewigeliebe. ¿mis pensamientos se reflejan en mi cara?" pregunté consternado. No quería que mis sentimientos personales por Mestionora me sacaran del juego o me descalificaran de algún modo.

"Los dioses escuchamos tus pensamientos, sentimos tus sentimientos y vemos maná." Respondió con un encogimiento despreocupado. "Fue por eso por lo que Myne llamó tanto la atención. Podíamos verla, incluso antes de su bautizo, aunque no deberíamos poder verla. Siempre estaba rezando. Nunca dejó de hacerlo. Ni un solo día."

El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!Where stories live. Discover now