Cap31. Vulcanift y Besuchweg

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"¿No estamos llevando demasiadas cosas, Milord?"

Observé las tres carretas que estábamos cargando desde muy temprano y que saldrían apenas sonara la segunda campanada. Una con las herramientas que diseñé para estudiar las diversas propiedades de cada material que se me iba presentando además de tres atados de papel, tinta, plumas y un par de hojas de papel mágico del que podíamos usar para enviar notas, además de refacciones que insistí en llevar para las carretas y alimento para los animales de tiro.

Una segunda carreta con ropa, víveres y un equipo básico de cocina, además de mantas y otras cosas para acampar.

En el último carruaje irían mis asistentes grises y mis dos cocineros, los cuales fueron entrenados por Hugo desde que me ascendieron a candidato a archiduque.

Necesitaría bastantes cosas para realizar un muestreo completo de materia como expliqué al Aub un tiempo antes de romper mi noviazgo con Rozemyne. En ese entonces, estuve pensando escusas para que le permitieran viajar conmigo, pero después de la lectura de mente, descarté esa idea, centrándome únicamente en poner distancia entre nosotros. Aunque terminamos comprometidos el día después de que lo solicite.

Lo más difícil fue explicar lo que es la tabla periódica de los elementos con los pocos términos al respecto que existían en este mundo. Nadie había realizado un verdadero registro y nadie parecía comprender que un mismo elemento o compuesto podía estar presente en una cantidad inimaginable de objetos. Salvo por los elementos dados por los siete dioses principales del panteón... era algo impensable.

"Mientras regreses de manera periódica para dar un reporte de tus avances y tus hallazgos, adelante" fue todo lo que se me exigió al final. También se me asignó una especie de sueldo mensual para el viaje, mismo que estaría dividiendo entre mis grises, mis asistentes nobles, los pocos artesanos plebeyos que se unirían en su propia carreta al otro lado de la ciudad e insumos que requiriera.

Tenía hasta el festival de la cosecha para avanzar este año, si para entonces no había terminado mi recopilación de datos, podría retomarlo a partir de la próxima primavera, con una pausa durante la Conferencia de Archiduques para dedicar mi mana a la fundación.

"Harmut, si tienes dudas de algo, hoy es el momento para preguntar."

El pelirrojo se apresuró entonces con unas tablillas cuando la última de las carretas partió. Brunhilde venía detrás de él para escuchar también ya que se le informó que ella y Sieglinde serían Sumas Sacerdotisas en Dunkelferger. Yo partiría con mis asistentes nobles al anochecer.

Estaba terminando de explicar más a fondo algunas de las tablas de gastos y los rituales que sería necesario realizar para los plebeyos durante mi ausencia cuando Margareth apareció a mi espalda. Tal vez por estar tan absorto con Brunhilde y Harmut, encontrarla de pronto me hizo saltar y soltar un leve grito. La sonrisa complacida de la Kunoichi no me pasó inadvertida.

"¡Ya veo! Me llevaré las tablas para estudiarlas a fondo con Lady Brunhilde cuando terminemos el trabajo de oficina, Sumo Sacerdote." Se despidió Harmut.

"Te agradecemos el tiempo y las explicaciones, Ferdinand."

Solo asentí, ignorando igual que mis reemplazos el hecho de que Margareth había estado muy cerca de matarme de un infarto.

"¿Sí?" le pregunté al fin a la joven con trenzas de boxeadora amarradas en su nuca y hábito azul. No podía ver la vara de herramienta mágica en su cabello, lo cual me extraño. Ella solo me hizo un gesto y yo la seguí, aceptando la herramienta antiescuchas que me pasó.

"Milady está furiosa, casi espero que te aplaste antes de que te vayas."

"Si lo que querías era burlarte..."

El ascenso de un científico loco, ¡Descubrire como funciona el mundo!Where stories live. Discover now