Alastor se inclinó para abrazar a su madre. 

— Él necesita luz y tú eres su luz. — El momento se detuvo cuando una voz se escuchó, Charles apareció con un tarro de galletas. 

Marie se rió, ella había estado cuidando niños y se quedó con Charles cuidándolo porque claramente no iría con Adán al cielo.

— ¿De dónde has sacado el tarro? — Marie tuvo que quitar el tarro. — Alastor, hijo cuidada a Charles, ya vuelvo.

Alastor quería negarse porque él no sabía cuidar niños pero su madre ya se había ido.

— ¿Eres un ciervo? — preguntó y Alastor sonrió nervioso.

— Supongo, ¿También te dejaron atrás eh? — Charles terminó de comer y lo miró.

— Tal vez, podría haber ido si quería. — Alastor se rió pensando que bromeaba pero de la nada Charles abrió un portal. 

Por supuesto se quedó perplejo cuando el niño lo atravesó sin pensarlo dos veces, más que nada porque era un portal a los anillos invadidos de esas bestias. 

— ¡Oye! — Alastor intentó detenerlo pero tan pronto cruzó el portal este se cerró y Charles se rió divertido. 

Alastor lo tomó en brazos. 

— No es divertido, es peligroso. — Charles parecía todo menos asustado.

— ¿Por qué es peligroso? — Alastor hizo una mueca. 

— Hay monstruos aquí. — Charles lo miró confundido.

— Pero aquí solo hay perros. ¡Mira! — Alastor se tenso cuando tuvo dificultades de respirar ante la extraña presión.

Se giró para ver a una de esas bestias pero se inquietó cuando Charles no mostró miedo. 

— ¡Mira! ¡Mira! — Charles lo miró y comprendió que Alastor no podía moverse. — Oh, tienes miedo… — Su voz sonó desanimada y luego sonrió. — ¡No temas! ¡No te van a lastimar! ¡No sin una orden! 

Alastor no comprendía nada, pero de pronto la bestia se alejó a paso lento. Fue extraño mientras Alastor se recuperaba.

— ¿Qué mierda fue eso? — Charles estaba a su lado tranquilo. 

— Son las mascotas. — Charles se rió como si fuera obvio pero Alastor solo frunció el ceño.

— ¿Mascotas? 

— Si, son mascotas, son un regalo o lo fueron. Antes…

— ¿De qué hablas? — Alastor no sabía que el niño recordaba algo, pensó que no recordaba nada.

— Qué fueron un regalo, ya sabes… algo que le das a alguien que te importa. — Alastor suspiró por lo extraño de todo.

— Sé que es un regalo, ¿Pero quien regalaría eso? ¿Y a quien fue regalado? 

— Oh, pensé que… ¿Lo sabías? — Charles se inquietó. — ¿No se supone que el sabe? — Charles movió sus manos preocupado. — No están listos, no están listos. 

— ¿Charles? Tienes que decirme, ¿Qué pasa? 

— No están listos para luchar. — Charles señaló a las bestias. — Aún no pueden controlarlas, me tomó tanto tiempo domesticarlas. — Charles apretó sus manos en la ropa de Alastor que no entendía nada. 

— ¿Las domesticaste? 

— Si, tenía que hacerlo, para que Ivan luche pero es débil, tú eres débil y no recuerdas por qué él no lo hace, se está resistiendo

— ¿De qué hablas? ¿Qué no recuerda? 

— De la guerra, la primera guerra

— ¿Eso que tiene que ver con Ivan? 

— ¡Fue por ti, todo por ti! Esto está mal. — Charles intentó correr pero Alastor lo jalo del brazo. 

— ¿De qué hablas? Tienes que ser claro. — Charles lo miró preocupado y asintió.

— Sé suponía que Ivan debía recordar, pero aún no lo ha hecho, si él no toma el control la oscuridad volverá a escapar. — Alastor asintió.

— ¿Qué tengo que ver yo en eso? ¿Qué se supone debo recordar? 

— Tienes que recordarlo, a él, Ivan, sus vidas antes de que murieras. 

— ¿Morí? — Charles negó. 

— Está mal, ¡Debo ayudarte a recordar! — Charles jaló la mano de Alastor mientras abría otro portal. — ¡No hay tiempo! Ven. — Alastor dudo sobre esto pero lo siguió.

Atravesando el portal aparecieron en otro lugar. 

— ¿Qué es esto? — Alastor estaba confundido. 

— ¡Aquí! En serio no recuerdas nada, aquí es donde Ivan reparo tu alma antes de ser mandada al mundo humano. Espera, aquí… — El lugar era como una sala de trabajo, Alastor empezó a mirar todo. 

Sin duda parecía tener el toque de Ivan, ordenando pero aún había papeles. Se acercó a leer, escritos con garabatos y… dibujos.

Alastor jadeo un poco, miró los garabatos de un rostro. Había similitud con su rostro pero su cabello más largo y sin las orejas. Tenía una sonrisa en el rostro, por alguna razón sintió nostalgia.

— El dibujo tu rostro, tantas veces como sea necesario, para no olvidarlo… — Charles le mostró, hojas y hojas llenas de dibujos de su rostro. 

— ¿Por qué duele? — Charles no supo responder. Tomó su mano y lo jalo hacia el exterior, había un gran prado, árboles y demás.

— Esto fue creado como un regalo para ti, debido a las circunstancias y careciendo de tiempo necesitamos forzar los recuerdos. — Alastor lo miró. 

— Eso que debo recordar… ¿Es tan importante? — Charles asintió.

— Tan importante, mi señor no lo va a lograr sin usted. El mundo volverá a arder si usted muere otra vez y como jure lealtad a mi señor, es mi deber cuidarlo y protegerlo.

— Creí que no recordabas.

— No lo hice al principio, desorientado de todo por haber estado cuidando el limbo tanto tiempo, pero cuando me di cuenta que no recordaban me preocupe. — Alastor no sabía qué pensar.

— Esto es difícil de asimilar. 

— No haré nada si no me da permiso, pero si la oscuridad se alza y Ivan no recuerda nada, no podrá ir contra ella otra vez. — Alastor suspiró tembloroso y asintió. 

— ¿Dolerá? — Charles nego.

— Físicamente no, pero nos preparamos para esto, no se preocupe. — Alastor finalmente aceptó esto, asumiendo que lo que decía el niño era cierto. 

Aun Alastor preferiría estar con Ivan.




Notas de Autor

Estamos por iniciar el arco más importante de todos. El arco de 《El origen 》Al fin resolveremos las tan ansiadas dudas que los han carcomido todo este tiempo.

Tantas cosas que giran en torno a Ivan. Estoy emocionado, cada día más cerca del final aunque aún falta.

El Hijo del Infierno Where stories live. Discover now