Muerto no muerto.

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Adán lo miró un momento.

— Recordé algo más. — Ivan también miró al menor. — Tenía una madre. — Adán se rió un poco, vale, ese era un dato muy general.

Ivan aún permanecía expectante.

— El niño es raro. — Admite, su origen es raro y ha buscado el nombre del niño en el libro del infierno pero no hay nadie que sea Charles y que tenga las características del niño.

— Yo no soy raro, tu eres raro. — Charles acusó para diversión de Adán. Agradece que el niño estuviera aquí, lo obligaba a moverse y no estar tan deprimido.

— ¿O si? ¿Por qué soy raro? — Preguntó Ivan ante la insolencia del niño.

— Por qué brillas tanto como él. — Chales señaló a Adán. — Pero eres tan oscuro como mi mamá. — Afirmó el menor y eso generó confusión.

— ¿A qué te refieres? — preguntó Ivan. El niño lo miró una vez más.

— Brillas mucho pero también estás lleno de mucha oscuridad, ¿También puedes escucharlos? — Ivan se estremeció inquieto.

— ¿Escuchar? ¿Qué cosa? — Charles lo miró y volvió a jugar con el cabello de Adán.

Adán sin embargo no dejó ir el tema.

— ¿Escuchas cosas raras? — Charles quiso resistirse pero finalmente cedió.

— Si, es mi cabeza, son susurros que dicen mi nombre. — Luego señaló a Ivan. — Lo llaman a él también.

— ¿Sabes de dónde vienen? — Charles negó, bien el niño es raro sin duda. — ¿Recuerdas a tu mamá?

Charles se quedó quieto.

— Mamá era mala, pero mamá no era mamá, había algo oscuro en ella y ella no era mi mamá pero se parecía a mi mamá. — Adán parecía confundido al igual que Ivan.

— ¿Recuerdas algo más? — Adán preguntó y Charles guardó silencio.

— No. Creo que no. — No hubo más respuestas que esas.

El alma de su padre se agitó. Ivan lo miró confundido.

Sería tan fácil si pudiera comunicarse con él.

— No puedo entender lo que quieres decirme. — Ivan dijo suspirando un poco.

Fue una buena plática, Adán se ofreció a ayudar con la invasión al cielo.

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Ivan fue a buscar a Miguel y Roo quienes seguían investigando la aparición del alma de su padre.

— Estamos muy limitados aquí Alteza. — Dijo Roo con molestia.

— ¿A qué te refieres?

— Bueno, todo el registro de la guerra y artefactos celestiales están ahí. — Roo se quejó y Miguel suspiró llamando la atención de ambos.

— Parece ser el caso. Me gustaría poder ir al cielo, ahí está todo y por alguna razón no recuerdo. — Ivan frunció el ceño. — Por alguna razón algunas partes de mi memoria están borrosas.

— Todo es muy confuso, eso incluye al niño. — Los otros dos lo miraron confundidos, por supuesto ellos no sabían. — Stolas apareció, con él llegaron el verdadero Adán y un niño, el niño es extraño. Justamente venía a preguntarte Roo, tú que has explorado otras secciones del limbo… ¿Alguna vez te encontraste a un niño? — Roo abrió los ojos mucho.

El Hijo del Infierno Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ