Capítulo 2.7 | Flor morada

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Poe Verne

...No hay dos fuegos iguales

Caen semillas que planto con mis dos pies
Mientras crecen bugambilias llueven mis pupilas una y otra vez
Y mientras bailan van adornando mi piel
Mejor me duermo otro rato para poder verte otra vez
Y baila lento flor morada, que me recuerda a mi amada...

Le subo el volumen a la canción en español que suena desde el reproductor de mi cocina.

Volteo la última tortita y dejo que se cocine de la otra cara, mientras bailo con la espumadera en la mano. Preparo un café con leche y agrego hielos, apago la sartén, saco la ultima tortita y la coloco junto a las demás, les pongo jarabe de fresa y unos trozos de fruta picada, tambien preparo unas tostadas con mantequilla, coloco todo en la bandeja y por último coloco con una rosa roja, la más bonita que encontré hoy por la mañana en el jardín.

Tomo la bandeja y subo las escaleras tarareando al ritmo de la canción.

En el tercer piso camino hasta la habitación del fondo y abro la puerta como puedo con mis manos ocupadas. Enciendo las luces para encontrarme a la belleza pelirroja acostada en mi cama.

—¡Buenos días! —exclamó viendola despierta—. Te he preparado el desayuno.

Me acerco con la bandeja a la cama y la coloco sobre sus piernas.

—Come —le invito dándole una sonrisa de lado.

Ella guarda silencio mirandome con sus grandes ojos verdes hasta que me escupe en la cara.

Me reí suavemente de su impotencia antes de limpiarme con la manga de mi camisa.

—Eris, cariño, a menos de que estés de humor para un mañanero, te sugiero no provocarme... Aunque todo lo que haces me pone duro como una piedra, puedo controlarme si no haces este tipo de cosas.

—Imbécil, asqueroso —farfulla entre dientes.

—Soy tu imbécil asqueroso —le digo besandole la mejilla—, solo tuyo, pelirroja.

Hace una mueca de asco antes de intentar limpiar el rastro de mi beso con su hombro.

—¿Sabes que voy a matarte a la primera oportunidad que tenga? —inquiere—. Lo sabes, ¿no?

—Lo sé cariño, tu y yo moriremos juntos como Romeo y Julieta, te prometo que recrearemos esa icónica escena pero en nuestra versión, tu podrás elegir el arma homicida —me burlo—. Ahora come, se enfría tu desayuno.

Esta vez guarda silencio y solo se me queda viendo con odio.

Me reí nuevamente y puse cara de falso despiste.

—Pero que tonto soy, estas atada, no te preocupes, yo te ayudaré, di "a"

—¡No quiero una mierda! —exclama furiosa y levanta la rodilla para derribar la bandeja pero fui más rápido y la quité de sus piernas.

—Pero que chica tan mala, parece que necesitas que te corrija —dejo la bandela en la mesita de noche y me acerco a ella. Tomo todo su cabello para envolverlo en mi puño y tiro fuertemente de él, Eris grita más de sorpresa que de dolor—. Escúchame bien, Eris, he sido muy paciente contigo desde que llegaste aquí, pero todo tiene su límite preciosa, o comes, o conocerás todas las formas creativas que tengo de infligir dolor sin asesinar, ¿quieres eso?

—Quiero que me dejes ir —responde.

—Eso no va a ser posible, recuerda que eres una traidora para nuestra manada, hiciste lo peor que puede hacer un noveno, traicionar a tu gente, a las personas que depositaron su confianza en ti —digo con los dientes apretados recordando la escena de hace un año donde Eris eligió a su supuesto padre sobre nosotros—. Ahora come.

Suelto su cabello y le obligo a abrir la boca apretando su mandíbula para luego hacerle comer la tostada.

Después de un par de bocados, comienza a cooperar y come sin que yo tenga que usar la fuerza bruta.

—¿Ves que no era tan difícil? —inquiero mientras le doy a beber el café.

Ella no dice nada y se dedica a mirarme con rabia contenida.

Ignoro su mirada mortífera, recojo la bandeja vacía y salgo de la habitación, no sin antes dejar la rosa roja al lado de su cama.

Bajo las escaleras con calma y justo en la puerta principal, me encuentro a todos reunidos. Con todos reunidos me refiero a Padme con su actual aspecto demacrado, a Damián con su cara de culo, Tatiana en su silla de ruedas, un Archie inexpresivo, Adam serio y Alena, con una expresión más brillante que cualquiera de esta casa.

—¡Buenos días! —saludo con falso entusiasmo.

Ninguno responde y se me quedan viéndonos con rostros confusos.

Paso por su lado directo al pasillo que lleva a la cocina y siento sus pasos seguirme, dejo la bandeja en el fregadero y los invito a sentarse en el comedor.

—¿Qué hay de nuevo? —le pregunto directamente a Adam.

—Aspen esta como loco, tiene que toda la facción de novenos que lidera buscando a su hija hasta por debajo de las piedras —explica.

—¿Cuidaste que nadie te siguiera hasta aquí?

—Si, solo he traído a Alena porque no puedo dejarla sola con las cosas como están.

Paso mi vista hacía Alena quien mira hacia bajo con el rostro enrojecido.

Vuelvo a mirar a Adam.

—¿Qué más has averiguado?

—Ryan Blackwood, ese es el nombre del prometido de la heredera de Hanson.

Aprieto los puños bajo la mesa.

—¿Blackwood?

—Es una familia con mucha influencia dentro del mundo de los novenos, no tanto como Hanson, pero son poderosos, tanto que Ryan iba a hacer el próximo líder si Aspen no hubiera encontrado a su hija.

—Es decir que solo se va a casar con ella por ocupar el puesto de líder finalmente —deduzco.

—No lo se, mi contacto me informo que pasaron mucho tiempo juntos este último año, claramente no están enamorados el uno del otro, pero que se llevaban bien, tal vez eso hizo que la alianza sea posible.

Me comienzo a reír pero no hay ni una sola gota de gracia en mi risa.

¿Pasaron mucho tiempo juntos?

Bien por ellos.

Espero que lo hayan disfrutado.

Disgustado le digo a Adam:

—Mandame toda la información que tengas de ese tipo.

El asiente.

—¿Cuál es el siguiente paso? —interviene Archie.

—Prepararnos para la guerra.

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⏰ Última actualización: May 10 ⏰

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Eris Hanson [La historia de una Traidora] -Fanfic de DamianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora