Capítulo 9 | Toda la verdad

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Eris Cohen

Al anochecer comencé a alistarme. Me miré al espejo y vi que estaba horrible. Mis ojos estaban enrojecidos e hinchados, tenía ojeras grises alrededor y mi cara hasta tan roja como mi cabello.

Nisiquiera me bañe, simplemente me lave bien la cara y saque mi neceser de maquillaje. Me heche unas gotas en los ojos para quitar las rojeces, leo mucho así que a menudo las utilizó. Me pongo una base de alta cobertura y la extiendo por mi cuello sin preocuparme de usar una esponja a una brocha. Me hago un filoso delineado y me pongo máscara de pestañas para abrir la mirada. Por último término poniéndome el vestido y un labial rojo del mismo tono.

Cuando salí de la habitación justo como había dicho Ryan, habían un par de escoltas ahí. Padme también estaba afuera escoltada por otros dos gorilas, se me acerca nerviosa y me susurra:

—¿Qué mierda esta pasando?

—No lo se, Padme, créeme que no lo se —musite—. Yo creo que...

—¡Demonios!

Volteo los ojos ante el sonido de esa voz.

Poe sale de su habitación y avanza a paso lento hacia nosotros. Me escanea de arriba a abajo dándome una de sus miradas lascivas y suelta un vulgar silbido.

—Ese cabello como fuego; esos ojos como aceitunas; ese cuerpo tallado por Afrodita; esos labios como cerezas; esas pecas como chispas de chocolate... —me toma de la cintura e inclina su rostro muy cerca del mío como si fuera a besarme—. Mujer, tu me tienes más loco de lo que ya estoy.

Este payaso.

Le di un empujón y lo aleje de mi vecindad. Al idiota le pareció divertido aquello porque soltó una risita burlona y se mordió los labios. Luego reparo en Padme y frunció el ceño.

—Y tú estás muy... muy sana.

—Bueno a mi no me dejaron un vestido —replico Padme encogiendose de hombros.

—Que lástima —dijo Poe con fingido pesar para después volver a mirarme con su expresión maliciosa y divertida—. Bueno, supongo que está noche toda la atención será para mi pelirroja, pero no te preocupes pastelito, ese estilo sobrio y simple te sienta bien. Es cuestión de saber apreciar la sensualidad incluso en lo sencillo.

—Ajá, ya. Ignoraremos la charla de la copia barata y vulgar de Edgar Allan Poe y vayamos a la cena, ¿sí? —solté con disgusto.

Verne entrecerro los ojos en mi dirección y dejo de sonreír.

—Mis padres me llamaron Poe porque sabían que sería una representación de la perversión y el sadismo que, de forma sublime están reflejados en sus poemas —explica completamente serio—. No fue en honor al autor, si no a sus escritos. Si lo analizas bien, tiene sentido.

Simplemente rode los ojos con fastidio, aunque no estaba completamente molesta, borrar la imperturbable sonrisa de Poe me da cierta satisfacción. Las únicas veces que le he visto perder su sádica sonrisa es cuando digo cosas que realmente le molestan, las guardaré en mi memoria para poder usarlas en el futuro.

Mi expresión decae al darme cuenta que tal vez, no haya un futuro.

Camino con pasos pesados siguiendo a los escoltas. Escucho a Padme tras de mi preguntando por los demás y un guardia le responde que ya están en la terraza.

Mi corazón se acelera en mi pecho consciente de nos están guiando directamente al matadero.

Cuando llegamos a la terraza, Aspen ya se encontraba en esta, junto a Tatiana y Archie sentados en una mesa con seis sillas.

Eris Hanson [La historia de una Traidora] -Fanfic de DamianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora