Unidos ante lo desconocido

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La brisa fresca susurraba entre las hojas de los árboles que rodeaban la base de ARCA, creando una atmósfera de tranquilidad que contrastaba con la tensión que se palpaba en el interior. Por primera vez, incluso en la situación, podrían calmarse un poco. Luego de conversar con el director, Maya tomo un cigarro y y se acerco a Evan quien guardaba su teléfono en su bolsillo.

—¿Tu hermanito? —pregunto Maya mientras se acercaba por detrás a Evan.

—¡Ah! Me asustaste. —respondió por sorpresa Evan.

—Olvide que eres un cobarde, búho

—Ya te dije que... Olvidalo. Si, era Jie, le dije que había comida en la despensa y que tardaría un poco en llegar.

—¿Y cual fue tu excusa?

—Me quedo la noche en casa de una chica —dijo Evan mientras sonreía.

—Vaya, pero que galán eres mi amigo. Pero ¿No se molestara? —dijo Maya luego de soplar el humo de su boca.

—Es mejor a decirle que persigo monstruos gigantes, se preocuparía... Y probablemente no me haya creído cuando le dije que estaba con una chica.

Entonces Maya empezo a reír. Entre tantos problemas, era bueno relajarse un poco. Luego comenzaron su breve pero reconfortante conversación, caminando por un sendero empedrado, sus pasos resonando en el silencio de la tarde.

Evan, aún con la mirada fija en el estanque donde las ondas se expandían y contraían al ritmo del viento, rompió el silencio:

—Recuerdo aquel verano antes de empezar la secundaria como si fuera ayer. Aquellos chicos que me convertían en su blanco favorito... nunca olvidaré lo que hiciste por mí —dijo, su voz teñida de una mezcla de gratitud y nostalgia.

Maya sonrió, recordando su propia determinación de aquellos tiempos.

—Nadie merece pasar por eso, Evan. Siempre supe que tenías un gran potencial, y no iba a permitir que nadie lo apagara. Además, ¿quién me iba a ayudar con las matemáticas si te dejaba solo? —replicó con un toque de humor.

Evan soltó una carcajada, pero su expresión se tornó más seria al instante.

—Me ayudaste más de lo que crees. No solo con los abusadores. Crecí admirándote, ¿sabes? Siempre fuiste mi modelo a seguir, aunque... bueno, aunque nunca te lo dije —confesó con una sinceridad que lo hizo sonrojarse ligeramente.

Un silencio cargado de emociones compartidas se instaló entre ellos. Maya colocó su mano sobre el brazo de Evan en un gesto de apoyo y comprensión.

—Siempre estaremos ahí el uno para el otro, no importa qué. Y ahora, con todo esto de Apexir y la organización, más que nunca, te prometo que no habrá más secretos entre nosotros —aseguró con firmeza.

Evan asintió, agradecido por su amistad inquebrantable. Pero antes de que pudieran profundizar en su conversación, el teléfono de Maya vibró en su bolsillo. Un mensaje del director Clayton la convocaba a su oficina con urgencia. El tono del mensaje sugería que no se trataba de una simple reunión.

Se despidieron con un apretón de manos que duró un segundo más de lo habitual, cargado de un entendimiento profundo y una conexión que solo los años de amistad podían forjar.

Dirigiéndose hacia la oficina del director, Maya no pudo evitar sentir un nudo en el estómago. La incertidumbre y la preocupación la embargaban. Al entrar, encontró a Henry observando varios monitores con una expresión mezcla de concentración y preocupación.

—Maya, me alegra que hayas llegado tan rápido. Tenemos una situación —comenzó Henry explicando con seriedad sin rodeos—. Nuestros sensores han detectado movimientos sísmicos inusuales en una región distante del océano. No coinciden con los patrones de Apexir. Están ocurriendo a una profundidad mucho mayor de lo que habíamos considerado posible sin su presencia.

Maya se acercó a los monitores, observando las lecturas de movimientos sísmicos y anomalías energéticas.

—¿Ahora si cree que podría ser algo distinto a Apexir? —preguntó con voz temblorosa.

Henry asintió lentamente.

—Es una posibilidad que no podemos descartar. Hasta ahora, nuestras investigaciones se han centrado en Apexir, pero estas lecturas sugieren que podría haber algo más. Es por eso que tenemos que estar atentos y preparados para cualquier escenario —respondió con determinación.

Maya reflexionó sobre lo que escuchaba, comprendiendo que la situación era aún más compleja de lo que imaginaba.

—¿Y qué sugiere que hagamos? —indagó, decidida a comprender el plan de acción.

—Quiero que te concentres en Apexir por ahora —respondió Henry—. El comportamiento de la criatura sigue siendo impredecible y su potencial destructivo es enorme. Sin embargo, mientras avanzamos, mantente alerta a cualquier cambio o señal que pueda indicarnos algo sobre esta otra anomalía —ordenó con un tono de autoridad.

Maya asintió, aceptando la misión y la responsabilidad que implicaba. Sabía que tenía un papel crucial en la comprensión de Apexir, pero ahora también debía considerar la posible existencia de otra amenaza oculta. La calma actual era solo la calma que precede a la tempestad, y la base se preparaba para afrontar cualquier desafío que se presentara.

Apexir SupremaciaWhere stories live. Discover now