Ecos del pasado

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—Observa —dijo Maya— las nubes y el cielo.

—Están volviendo a la normalidad.

Los primeros rayos de sol apenas comenzaban a asomar por el horizonte después de que Apexir volviese a sumergirse. Fue entonces Evan y Maya se acercaron a la entrada de la cueva submarina, un lugar envuelto en mitos urbanos de Nova pero que, hasta ese momento, había mantenido su verdadero significado oculto. Evan sentía una mezcla de anticipación y nerviosismo, mientras que Maya irradiaba una seriedad que reflejaba el peso de los secretos que aún guardaba.

—Apexir... Así dijiste que se llamaba ¿no? No actuó como un animal normal.

—¿A que te refieres, Evan?

—Apareció así como si nada, nos enseño su poder y se fue como si nada. Es, cuando menos, curioso.

—Bueno, es cierto, pero en esta cueva submarina podríamos encontrar algo... Siempre me ha fascinado. Aparece en varios de nuestros archivos, pero nunca como algo crucial —comentó Maya, revisando su equipo de buceo antes de sumergirse en las aguas cristalinas.

—Oye, ¿de donde sacaste ese equipo de buceo?

—Estaba cerca de aquí y lo necesitaremos para bajar. Ademas, no creo que nadie se queje —decia Maya con cierta ironía viendo lo vació del lugar.

—¿También buceas?

—¿Tu no?

—¡Pero es mi trabajo! Soy biólogo marino. Ya que, dame el equipo, contigo solo tengo mas dudas que respuestas.

Evan asintió, ajustando su propio equipo. La curiosidad por descubrir los secretos que albergaba la cueva era más fuerte que cualquier duda. A pesar de que Maya no podía revelar detalles específicos sobre su organización o sobre Apexir, sabía que cualquier información adicional podría ser clave para comprender la situación.

Entonces con sus trajes puestos, ambos se sumergieron.

—¿Qué esperas encontrar aquí, Maya? —preguntó Evan mientras comenzaban a descender por el sinuoso camino hacia las profundidades de la cueva.

—Honestamente, no estoy segura. Los registros antiguos de la organización sugieren que esta área podría tener cierta influencia en el comportamiento de Apexir, pero nunca se ha explorado a fondo —respondió ella, iluminando con su linterna las extrañas formaciones rocosas que adornaban las paredes.

Avanzaron en silencio, sus burbujas resonando en el amplio espacio submarino. De vez en cuando, Maya se detenía para tomar muestras de las algas o del coral, o para documentar inscripciones antiguas en las paredes que incluso Evan, un nativo de la ciudad, nunca había visto.

—Mira esto, Evan —dijo Maya, señalando una serie de marcas que parecían talladas naturalmente pero que insinuaban un patrón—. Estas marcas podrían ser producto de la naturaleza, pero su disposición me hace pensar... ¿Y si Apexir utilizó este lugar como refugio o como nido?

—¿Crees que podríamos estar parados en un lugar que Apexir visitó hace millones de años? —Evan no podía ocultar su asombro.

—Es posible. Tal vez esta cueva tenga más importancia de la que creíamos. Y quizás, solo quizás, nos ayude a predecir sus movimientos o entender su comportamiento actual.

Continuaron explorando hasta llegar a un gran salón submarino, donde el suelo parecía haber sido alterado, como si algo gigantesco se hubiera arrastrado por allí. En el centro, encontraron una formación rocosa que parecía un pedestal natural, sobre el cual reposaba un objeto metálico, inusualmente pulido y claramente no perteneciente al entorno natural.

—Esto no es de aquí —murmuró Maya, examinando el objeto con cuidado—. Es tecnología humana, tal vez dejada por alguien de la organización en una visita anterior.

Evan se acercó para observarlo mejor. El objeto era una especie de transmisor, pero más avanzado que cualquier tecnología accesible al público en general.

—¿Estás diciendo que alguien de tu organización estuvo aquí, dejó esto y nunca regresó por ello? —preguntó, su mente llenándose de más preguntas.

—Así parece. Esto podría ser parte de un experimento o una investigación que fue interrumpida. Necesito informar sobre esto.

El descubrimiento añadió una capa más de misterio a su aventura, sugiriendo que la organización de Maya tenía más operaciones en marcha de lo que incluso ella conocía.

Al salir de la cueva submarina, con el objeto en mano y muchas más preguntas en mente, Evan sabía que su mundo había cambiado para siempre. La existencia de Apexir no era solo una revelación, era un enigma que se entrelazaba con la historia misma de Nova y quizás, con el futuro de la humanidad.

Apexir SupremaciaWhere stories live. Discover now