diecinueve.

1.9K 189 9
                                    

—Entonces? —le pregunté a Óscar.

—Pues ya te dije, verga —respondió—Haz lo que quieras.

—Cómo me caes mal.

Llevaba una semana viviendo con Óscar, era la única persona que conocía. Todo aquí es tan caro que mi gusto de querer vivir sola me alcanzó para dos días en un hotel.

—Siempre es la misma pelea por el desayuno —Óscar me sacó la lengua—. ¿Vas a salir?

—Sí, ¿quieres ir? —negué—. Tú nunca quieres salir conmigo.

—Yo no entro a ese mundo de nuevo ni a patadas—respondí.

Rodó los ojos mientras se acomodaba el cabello. Comencé a preparar el sartén para hacer el desayuno, lo escuché prender la televisión.

—¡A huevo, mi rola! —dijo Óscar y se escuchó "Fin de semana".

Sonreí y volteé a verlo.

—Ven —me extendió la mano.

La tomé y comenzamos a bailar.

—No me des excusas, no me des pendientes —cantó—. Somos dos personas que conectan con la mente.

Sonreí mientras me movía al compás de la música. Mis manos estaban sobre sus hombros rodeando su cuello y las suyas en mi cintura.

El timbre nos distrajo.

—Ahora qué —se quejó mientras caminaba a la puerta.

Lo escuché carcajear después de abrir la puerta.

—¡Gabito! —saludó.

Me asomé y ahí estaba. Tan guapo y con otro ramo de rosas, solo que este no era gigante. En la otra mano, traía una carta y una caja.

—¿Está Mar?

Óscar se quedó en silencio e hizo un movimiento con la cabeza para que pasara. Sentía mi corazón ir a mil por hora.

Respiré profundo y salí de la cocina para verlo.Gabriel sonrió.

—¿Qué pasó, mi chula? —saludó—. ¿Creíste que así de fácil te iba a dejar ir? Pues pura verga, mi amor.

Aunque estaba completamente seria, por dentro estaba gritando de felicidad porque lo tenía otra vez frente a mí.

fendi;gabito ballesterosWhere stories live. Discover now