once.

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Parecía que todo había cambiado de un momento a otro. AMG se viralizó en días y con ello, la fama de mi novio también.

—¿Te vas? —pregunté mientras escribía—Ya es noche y recién llegaste.

—Es para la promoción de la canción.

—¿A dónde irás?

—A un antro.

Fruncí el ceño.

—¿La promoción en un antro? —asintió—¿Puedo ir?

Me miró seriamente.

—Si quieres, pero habrá mucha gente y te hartarás.

Asentí.

—¿No te esperas a cenar?

Negó.

—Ya me están esperando, chula.

—Pues que te vaya bien.

—No te enojes, Mar —se acercó para darme un beso.

—No es eso —lo tomé recibiendo su beso en mi cuello—Pero llevas toda esta semana fuera, ya no hemos comido juntos y solo llegas a dormir.

—Perdóname, chula, pero tengo que aprovechar todo lo que está pasando.

Suspiré y asentí.

—Está bien, cuídate.

Volteé para darle un beso en los labios.

—Nada de mujeres, ¿eh?

Sonrió y me dio otro beso.

—Solo eres tú, mi reina.

Dicho eso, salió de la casa. Yo continué escribiendo mis agradecimientos durante la noche y parte de la madrugada.

Cuando terminé, me recosté para abrir TikTok. Lo primero que vi fue un video de Gabriel cantando en el antro junto a Nata. Ambos traían abrazadas a dos chicas, una cada uno.

Tomé una captura de pantalla y me metí a nuestro chat para mandársela.

"Qué bonito te ves promocionando, mi amor. Ni te molestes en despertarme cuando llegues."
2:08 a.m.

Tomé mis cosas y fui a dormirme a uno de los cuartos libres.

Al otro día, desperté esperando ver a Gabriel en la cocina, pero no estaba ni en el cuarto ni en la sala porque ni siquiera había llegado.

Me fui molesta a arreglarme. No quería estar aquí cuando regresara. Tomé las llaves del coche y salí de la casa.

—Hola, ma —saludé del otro lado de la línea mientras recibía mi comida—¿Cómo estás?

Comencé a hablar con ella sobre cómo habíamos estado cada una.

—Y bueno, por fin voy a presentar mi tesis —dije nerviosa—. Y haré un desayuno para celebrar.

—Ay, mi amor, ¿y cuándo es?

—Aún falta casi dos meses. Les da tiempo de organizarse y venir.

De verdad quería tener a mi familia conmigo. Sin embargo, después de decirles la fecha, su respuesta fue un no rotundo.

—¿Y no lo pueden mover?

—No creo, mi amor —dijo mi mamá del otro lado de la línea—. Lo siento mucho. Tal vez podemos ir después.

—Sí, estaría bien. Gracias.

Hablamos un poco más y triste colgué. Comencé a comer. Me sentía extremadamente triste. No tenía gente cercana aquí y mi familia no estaría.

fendi;gabito ballesterosWhere stories live. Discover now