diez.

1.8K 135 0
                                    

—¿Crees que tu mamá pueda venir? —le pregunté a mi novio, quien estaba acostado a mi lado.

—Márcale.

—Ojalá sí venga, la extraño mucho.

Estaba organizando un desayuno después de la presentación de mi tesis. Aunque era algo muy pequeño, quería que estuvieran todos ahí.

—¿Estás segura de que no quieres que te contrate algo?

Negué.

—Solo es algo chiquito, no necesito que haya lujos, quiero que estén ustedes y ya.

—Bueno, pues, chula —me sonrió—.¿ya me vas a leer tus agradecimientos?

—No, esos hasta el desayuno.

Mis agradecimientos de principio a fin eran sobre él, sobre lo mucho que nos había costado salir de todo y cómo nos amábamos a pesar de todo también.

—Ay, amor, ándale —me jalo hacia él—. ¿No me los leerás?

Negué y él comenzó a hacerme cosquillas.

—No voy a poder con la curiosidad.

—Ay, ni se trata de ti.

Abrió la boca en sorpresa.

—¿Ah no? ¿De quién se trata entonces?

—De otro novio que tengo por ahí.

Se acostó junto a mí.

—¿Y cómo se llama?

—¿Qué te importa? —saqué la lengua.

—¿Y apoco sí te trata bien?

—Muy bien —aseguré—. Me gusta machín.

Gabriel carcajeó.

—Déjalo y vente conmigo.

Abrí la boca en sorpresa.

—¿Qué te pasa? —me quejé—. Si acaso puedo besarte.

—Acepto.

Sonreí y me acerqué para besarlo.

—Ya, chula, déjame leer tus agradecimientos.

Negué.

—Ya solo espera dos meses más y podrás escucharlos en el desayuno.

—Bueno, pues —puso sus manos en mis caderas—. Por lo mientras, desearé que sí sean sobre mí.

fendi;gabito ballesterosWhere stories live. Discover now