A Prueba.

1.8K 187 43
                                    

Al siguiente día Zafiro estaba en la casa nuevamente. Para hacer lo que ella me pidió que hiciera necesitaba algunas cosas que no había en casa.

—No hay problema, iremos a conseguirlas —me dijo, muy tranquilamente, como si hubiese olvidado que mi jefa me prohibió salir.

—¿Salir? ¿Ambas? —Le pregunté, pues me parecía algo extraño —. Se va a enojar, me va a matar si salgo.

—Ay, por favor, no se va a dar cuenta. Además, tú sabes de esto, yo no... Te necesito.

Ella me dijo que compraríamos unas cosas y después regresaríamos. Eso era bastante extraño, se estaría arriesgando a que yo intentara escapar. La actitud de Zafiro es rara, ¿y si me están probando a ver si intento escapar?

¿En serio saldría así sin ningún tipo de seguridad o algo que me impidiera escapar? Incluso llegué a pensar que me harían algo malo. ¿Qué tal si lo pensaron y consideraron que es mucho mejor matarme que tenerme aquí encerrada?

— Linda, arréglate... Podríamos aprovechar e ir al centro comercial.

—Génesis nos verá.

—En primer lugar, tu jefa está en otra ciudad y en segundo lugar, ella iría a cualquier lado menos a un centro comercial.

¿Qué pasa si me niego? No debería poner a la prima de mi jefa en mi contra. Será entonces lo que Dios quiera.

Zafiro es demasiado alegre y carismática, nada parecida a mi jefa. ¿Cómo es posible que sienta una mala espina por una persona tan adorable como Zafiro y no por la mujer asesina que mató a mi padre?

—Tenemos que ir —continúa hablando —. ¿No te aburres aquí?

—¿Puedo decir que no?

—Claro que puedes decir que no, pero no funcionará, no voy a desistir... Así que, arréglate.

Bueno, seguramente como mi jefa está en otra ciudad y quizás es su única vida social, Zafiro quiere pasar tiempo conmigo. Debo tratar de no sacar las cosas de contexto y controlar mi extrema desconfianza.

Zafiro me mostró una camioneta negra y me pidió que me subiera, yo continuaba pensando por qué me estaban dando tanta libertad. ¿No hay unas esposas?

Me subí al auto y cada que se detenía en algún semáforo, yo literalmente podría bajarme de él y correr o gritar y pedir ayuda a la gente.

Era ridícula la cantidad de libertad que me estaba dando, pero yo no tenía ni la más mínima intención de escaparme.

Llegamos a un centro comercial y la situación siguió tornándose rara, pues me estaba dando aún más libertad. Compró ropa y me dijo que la esperara mientras se la probaba, o sea, fácilmente podría irme.

—¿Acaso quiere que escape? —me pregunté a mí misma — ¿solo es amable y quiere que yo escape de alguna situación? ¿Por qué se tarda tanto?

Mire en todas las direcciones, estaba poniéndome paranoica. Sentía que algo malo sucedería.

De repente, Zafiro salió como si nada, pagó todo aquello que había comprado y me preguntó si yo quería comprar algo.

—Aprovecha, tengo una tarjeta sin límite. Estar en esa casa puede ser muy aburrido, ¿no quieres comprar algo para entretenerte?

Bien, me quedaré con la idea de que ella solo está siendo amable conmigo porque ella es así.

—Como me gusta mucho el arte, me gustaría comprar algunas cosas para dibujar y así poder pasar mejor el tiempo.

Gray Eyes (chicaxchica)Where stories live. Discover now