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Bitácora, 10 de Julio.

Todo me da igual. ¿De acuerdo? Todo me da jodidamente igual y nadie se merece ni mi odio ni mi cariño ni mi atención. Se pueden ir toditos al diablo.

Hoy me di cuenta que estaba prácticamente por mi cuenta. Soy la versión sobria, simple y aburrida de Home Alone, sobre todo porque no tengo ladrones intentando entrar en casa.

¿Por qué no aprovecharlo? Delia la guerrera y Marianito pasan todo el día en sus tontos mundos de fantasía. Incluso intenté tener el mío propio.

Pasé dos días en el oficio de abrir y cerrar la puerta del cobertizo a diferentes horas y en diferentes maneras por si los portales se abrían para mí. Si hay dos mundos,  uno para cada hermano, faltaria un tercer mundo para mí.

Quizá mi mundo sea uno lleno de ciencia futurista y robots. Eso seria super cool.

Pero por más que lo intenté no ocurrió. Solo cuando Delia y Mario están cerca se abren los portales y yo prefiero no estar en sus tontos mundos. No me han dicho nada, no me quieren ahí, así que yo no quiero ir. 💔

Hoy mientras todos estaban fuera de casa y me dieron el día libre de las clases de piano me sentía aburrido de estar aquí. Así que empecé a darle vida a la nueva casa con mi radical presencia.

Puse música de one Direction a todo volumen y  cerré las puertas y ventanas y me quede en ropa interior. Me puse una de las camisas grandes de Mario y le robe unos lentes de sol rosas a Delia mientras bailaba en calcetines.

One way! Or another!

A wanna find you!

Cuando eso me cansó me hice insanos sandwiches de mucho jamón, mucho queso y me los comí con mucho jugo de naranja. Y de vuelta a bailar y escudriñar en las habitaciones  de mis hermanos.

Tomé unos de los vestidos de Delia y lo usé como combustible para la chimenea. No duró mucho pero verlo arder fue placentero.

No porque hiciera frío en venero, sino por saber que era algo lindo de Delia que se iba para siempre.

Me metí en la habitación de Mario. Encontré un paquete de pañales gruesos y demasiado infantiles para el tamaño que tenían. Rebenté el paquete y esparcí los palañes por toda la habitación; por él suelo, la cama, el armario, sus gabetas. E incluso tomé un destornillador y empecé a hacerles agujeros discretos. Esos monstruos se iban a divertir de lon lindo cuando vieran los pantalones de Mario derramarse como un colador.

Tomé todas mis sábanas viejas; las de caricaturas, spiderman, los loony toons, Ben 10 y super Mario bros y se las metí a la fuerza dentro de sus gavetas al mismo tiempo que me robaba o más bien “confiscaba” las sábanas más maduras y simples que él tenía. Me llevé todas sus sábanas de colores sencillos y lo dejé solo que las de niños. No se merecía otra cosa. Ese tonto. Y como venganza final me robé todos sus bóxers largos, cortos, medianos y slips. La mayoría estaban muy viejos de todas formas. Los eché también a la chimenea. ¡Que arda! Que prenda todo eso. Que se enteren de que yo sé en que andan metidos y que se enojen. Quiero que se enojen. En cualquier momento volverán.

—--

Bitácora de Sam, mismo día. 11 Pm.

Tengo insomnio y no puedo dormir. La cosa cuando mis hermanos regresaron no fue como me lo esperaba.

Yo estaba en la sala viendo televisión cuando Delia apareció, esta vez se había bañado en el otro mundo y se había peinado para aparentar normalidad.

—Hola —dijo con indiferencia, como si yo apenas existiera.

—Hola princesa Delia Aragón —dije, eso fue suficiente para hacerla parar en seco—. La Destructura y todo eso. 

BITACORA DE SAMMY: RELATO DE MAGIA Y PAÑALESWhere stories live. Discover now