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Bitácora de Sam. Junio 3.

No puedo esperar a que sean ya las vacaciones, sé que acabo de empezar en esta escuela pero NECESITO vaciones de todas estas tareas que me mandan. Siento que me piden hacer extra solo porque no estuve al inicio de año. Qué estupidez, debería denunciarlos o algo, apuesto que alguna ley me empara. Algo así como:

“Articulo 27: no se le dará tarea extra a alumnus recién transferidos.” 

Si un día soy presidente cambiaré toda la constitución ¡y haré una revolución! Y todos tendrán que decir lo que yo diga porque seré el presidente y al que no le guste lo mandare a matar. ¿Los presidentes pueden hacer eso? Debería investigarlo.

Estos han sido días curiosos. Ayer me levanté temprano para ir al baño y encontré de casualidad a Mario en el cuarto te lavado. 

—¿Qué haces? —pregunté, aun veía borroso por el sueño.

—OH, pues lavando. 

Algo en su voz me decía que no SOLO estaba lavando. Estaba lavando y algo más.

—¿A las 5 am?

—Al que madruga… dios lo ayuda y todo eso.

—Pero mamá lo hace por nosotros…

—Está trabajando mucho. Mejor aligerar la carga para ella ¿no crees? Tu deberías hacer cosas por aquí también, como barrera y trapera y—

Me escapé antes de que me pusiera una mopa en la mano. Estoy muy chiquito para ayudar en las tareas del hogar. Eso dejencelo a Delia que nunca hace nade.

Después de la mañana extraña fui a la escuela como acustumbro. Nada nuevo que contar salvo que Dorotea y yo somos muy cercanos ahora. Pasamos el almuerzo juntos. Ella me habla de anime que tengo que ver y yo a ella de videojuegos que tiene que jugar. Creo que voy a pedirle algo de mesada extra a mamá para invitar a Dorotea a una cita. Es lo que los hombres hacen ¿no? Invitas a la dama y ella cae rendida a tus pies porque fuiste lindo con ella.

—-

Bitácora de Sam 4 de junio.

Algo raro pasa en casa. No entiendo muy bien el qué pero sé que Delia y Mario traman algo. 

Ayer llegué temprano, me quite los zapatos y corrí a descansar un rato arriba. Pero nadie me regañó por dejar los zapatos abajo y tampoco escuché a nadie gritarme por tomar una siesta tan temprano en vez de mejor hacer tarea.

Estaba solo… yo, solo en casa. No pasaba muy amenudo.

Me asomé a la habitación de Mario y no estaba, olía curioso pero ni rastro de él. Y cuando fui a la habitación de Delia, para mi sorpresa no estaba cerrada con llave, tampoco estaba ella ahí.

A esa hora ella ya estaba devuelta en casa usualmente. Aproveché para escabullirme dentro y explorar. Ella siempre me saca a patadas de ahí. Mamá dice que hay que darle su privacidad, pero si tanto quiere que me aleje de su cuarto eso es está escondiendo algo que no quiere que vea.

No busqué mucho, apenas debajo de la cama.

¡Había una espada!

—Hija de…

Era una espada larga y brillante y tenía empuñadura de cabeza de serpiente y una piedra roja como un rubi o un diamante de sangre o algo así. Era una cosa que ves en las películas o el museo. Pero ¿que estaba haciendo aquí? ¿Qué hacía Delia con una espada?

No tuve tiempo de verla por mucho tiempo. Escuché la puerta de la casa sonar muy fuerte.

Dejé el arma en su sitio y salí rápido de ahí para meterme en mi habitación. Escuché con cuidado las pisadas de mi hermana ir hasta su cuarto, cambiarse muy rápido de ropa y… volver a salir por la puerta trasera.

BITACORA DE SAMMY: RELATO DE MAGIA Y PAÑALESWhere stories live. Discover now