CAPITULO VIII

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CORZEUS.

Al darse cuenta que Corzeus sería el que puede ayudarlos a encontrar y traer de vuelta a Penélope Poseo y el hechicero se le acercan con un poco de temor diciendo:

—Así que tú eres el tal Corzeus— Dice Poseo.

Viéndolos de pie a cabeza Corzeus afirma:

—Si, ¿Qué quieren?— Dice con una voz fuerte y consistente.

—Bueno quisiera que nos ayudes a combatir contra el nuevo dios del inframundo, destruyó la mitad de mi reino, secuestró a mi hija y estoy a punto de morir a manos de él si no hago algo rápido, así que vengo desde muy lejos para pedirte que traigas a mi hija de regreso y aniquiles al rey malo— Le suplica Poseo.

Sonriente, Corzeus responde:

—¿Dios del inframundo?, interesante, y, ¿Qué recibiré a cambio?

—Recibirás tu peso en oro y también toda la gratitud del rey del olimpo— Contesta Poseo.

—¿Gratitud?— Pregunta sorprendido Corzeus.

Sin titubear responde Poseo:

—Si, mi gratitud. ¿Qué dices?

—Está bien— Dice Corzeus convencido.

—Antes de ir directamente al inframundo tendremos que hacer un viaje hacia las tierras  frutos en busca del “mango de oro” para romper el hechizo de las granadas del inframundo para que la princesa pueda salir sin ningún problemas de aquellas tierras, pero tengamos cuidado porque se dice que el que entra en ese bosque nunca sale— Habla el hechicero con Poseo y Corzeus.

Sin más preámbulo los tres comienzan su viaje hacia las tierras de los frutos, al llegar cae la noche y lo primero que ven es un maravilloso y hermoso bosque iluminado por las estrellas.

—Sera fácil— Piensa Poseo.

Lo que ninguno sabe es que ese bosque es protegido por una criatura mítica muy fuerte llamada Medusa que con solo verla a los ojos se transformarían en piedra.

Al adentrarse en el bosque los hombres sienten un ambiente pesado como de muerte y furia a la vez pero igual siguen caminando hasta encontrar el árbol del mango de oro, en un camino derecho lleno de árboles de frutos hermosos como manzanas, peras y uvas al fondo del camino logran ver el árbol del mango pero al llegar allí escuchan una risa malévola que los aterroriza y frente de ellos emerge una bestia gigante en forma de serpiente y un cuerpo de mujer desde la cintura hacia arriba, su cabello son luminosas serpientes  de color verde y una espada tan grande como un humano.

Deimos, El rey que se lo lleva todo ©Where stories live. Discover now