La Fiesta pt.1

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Otro día más de fiesta, otro día más de locura.

Me volví a despertar muy tarde. Mucho mas de lo normal. Esta vez con un dolor de cabeza descomunal, después de todo lo que había bebido el día anterior. 

Tenía mucho mensajes de Sandra y Lara preocupadas porque no les había avisado de si había llegado a casa.

Las contesté rápido y me tomé una pastilla del ibuprofeno, porque le dolor que tenía ya no era ni normal. 

Me volví a tumbar en la cama, necesitaba seguir durmiendo o al menos que no me diese todo vueltas. Me tenía que recuperar cien por cien para esa noche. Era literalmente, la noche. 

Pasaron un par de horas hasta que me encontré mejor. En vez de dormir, me puse a ver una serie horrible en Netflix, aunque parece que me ayudó a descansar.

Me preparé y esta vez no me fui al metro. Cogí el coche para recoger a mis amigos e irnos todos juntos la punto de encuentro. 

Iba contento, cantando mi música a todo volumen, mientras mis amigos se quedaban flipando, porque sabían mi situación, y no entendían de donde sacaba la energía. 

Aparqué y bajamos del coche. Sandra y Lara me miraron extrañadas. Era yo, Iker, con una sonrisa en la cara que ni yo mismo podía explicar. Me había despertado de culo, y ahora era como si todo lo malo fuese todo bueno.

Además, no estaba bebiendo esa noche, por lo que había aún menos razones para estar contentos porque sí.

Volvimos a esperar la cola para entrar a El Lateral. Esta vez al entrar, si vimos a Miguel directamente. Estaba al lado de la puerta con su grupo. 

Aún no eran las doce, pero el tío ya estaba celebrándolo como si fuese su cumpleaños. Vi que llevaba una botella con su Elixir en la mano. Yo me había traído en el coche de esa mezcla por si la noche me acababa pareciendo aburrida, pero por ahora no era así.

Le saludé, y nos miramos los dos contentos. La conversación fue rápida y concisa. Esta vez era él el que iba muy borracho, y me dijo que cuando fuesen las doce, necesitaba mi felicitación. ¿La necesitaba? ¿Para qué? El chaval ya estaba muy contento, no necesitaba nada de mí.

Mientras Miguel esperaba mi respuesta, vi a Nerea por el fondo entre la gente, así que respondí a Miguel con un vale seco, y me fui rápido a saludar a la chica que había conocido el día anterior; sin preocuparme en como le podía haber sentado a Miguel lo que había hecho.

Volví a hablar con la chica durante un buen rato. Ella había bebido un poco, pero la conversación parecía fluir aún sin ir yo bebido, cosa que no solía pasar porque soy muy vergonzoso.

Ya habían pasado las doce, y como no había visto ninguna intención por parte de Miguel de querer hablar conmigo, yo pasé olímpicamente de él, y seguí con Nerea.

Lara y Sandra ya estaban un poco más tranquilas y a su bola, sin tener que estar pendientes de mí. Aunque si que me habían dicho que por el bien de la situación, si se me pasaba por la cabeza liarme con Nerea, no lo hiciese delante de Miguel, que estaba un poco lejos, pero que nos veía perfectamente. 

¿Qué hice yo chicos? Pues en efecto, sudé de mis amigos como de costumbre, y Nerea y yo nos morreamos en mitad de la plaza, donde nos veía todo el mundo, entre ellos Miguel. 

Escuché como Lara me decía que el chico nos había visto. Se había quedado mirando unos segundos, para luego apartar su mirada triste y desgarrada de nosotros. 

A ver, seamos claros, estaba siendo muy mala persona si él sentía algo. Pero como no me lo dejaba claro, no podía esperarle infinitamente, hasta que ocurrió algo que ni Sandra, ni Lara, ni Sebas, ni yo esperábamos. 

Una vez Nerea y yo nos separamos, cuando ella se fue al baño, me puse a hablar con mis amigos de lo que había pasado. Y de pronto, noté de nuevo como alguien me tocaba la espalda como el día anterior. 

Esta vez, era una chica, un poco más bajita que yo y morena. Más concretamente, la que me había tocado la espalda, era la hermana de Miguel. 

"¿Podemos hablar un momento?" me preguntó. Asentí con la cabeza, con un miedo que hasta me temblaban las piernas. ¿Qué mierdas quería la hermana? No había interactuado con ella a solas nunca, ¿y tenía que venir precisamente ahora?

Una vez nos alejamos del resto comenzó con su primera frase: "A ver Iker, cariño mío, ¿pero tú eres tonto?" 

Me quedé confundido. No sabía a que se refería, pero en cuanto vi que se ponía a mirar a Miguel, entendí lo que se refería. 

Creo que nunca me habían soltado una chapa tan grande como me había soltado la hermana.

Me preguntó que porque había hecho lo que había hecho. Ella lleva escuchando de mí existencia desde el primer día que Miguel me miró en el gimnasio, y que era evidente que nos gustábamos, que alguien lo tenía que decir. 

La hermana me dejó las cosas bien claras. Me dio una explicación de cada tontería, de cada excusa, de cada cosa que Miguel había hecho mal. Él tenía muchas dudas, pero lo que si tenía claro, era que yo le gustaba. 

Veía como Sandra y Lara ponían la oreja y sonreían, porque la verdad, la hermana de Miguel no se especializaba en ser discreta, lo estaba gritando todo. 

Estaba seguro de que Sandra y Lara estaban pensado: "Se tenía que decir y lo dijo", "Su hermana es una reina". 

Me quedé muy rayado con todo lo que me contó. Todo tenía una explicación, y Miguel no se había atrevido a decirme nada por el miedo a poder cagarla conmigo. 

Una vez que la conversación pareció terminar, miré a mi derecha. Miguel nos estaba mirando directamente a su hermana y a mí. 

Fríamente, apartó la mirada y salió por patas, abandonando a su grupo de amigos sin motivo. 

La hermana también le vio irse, y no tuvo más remedio que concluir de la siguiente manera "Mira Iker, tengo muy claro lo que tú sientes por él, tanto como lo que él siente por ti. Así que por favor, no le hagas más daño a mi hermano". 

Y fue lo último que necesité escuchar para correr tras él, por una calle oscura, y dejando atrás a la hermana, mis amigos y a la fiesta.

¿Qué me está pasando?Where stories live. Discover now