Capítulo 36: La tercera noche

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El sol brillaba en el cielo anunciando un nuevo día extremadamente caluroso, en la acogedora habitación de la mansión Emily y Alfred se despiertan alegres y entusiasmados ante la idea de hacer las propuestas en la tercera noche. Como de costumbre el olor del desayuno se colaba en la habitación, anunciando que hoy iban a desayunar tostadas con mermelada.

-¡Arriba!.-Le gritó Emily a Alfred con cariño.,-¡Vamos, vamos, un nuevo día está por venir!.

-Uf, déjame dormir un rato más.

-Te espero en la cocina, cuando suba a vestirme haz el favor de estar levantado.

Emily bajó a la cocina, no sin pararse a mirar las muchas obras de arte que adornaban las paredes de los pasillos y las escaleras. En la estancia le esperaban Marcus y una mujer de pelo marrón, ojos oscuros, tez morena y una expresión amable y sonriente.

 En la estancia le esperaban Marcus y una mujer de pelo marrón, ojos oscuros, tez morena y una expresión amable y sonriente

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-Buenos días.-La saludó Emily un tanto sorprendida.-Me llamo Emily Flower, ¿y tú debes ser...?.

-Yo soy Rowina Alison, encantada de conocerla.-Se presentó la mujer.

-Ella es mi amiga Rowina, ha venido a pasar el día aquí.-Les presentó como era debido Marcus.

Emily, que no era experta en disimular la risa, no pudo contenerse y empezó a reír cada vez más fuerte y por consecuencia a ponerse roja como un tomate por la vergüenza.

-¿Se puede saber en qué estás pensando?.-Le recriminó Alfred cabreado.

-Venga ya, no sabía nada sobre una amiga, te creía un ser solitario.

-Pues siento anunciarte que te equivocabas en tus suposiciones. No te había hablado de ella porque... teníamos que aclarar un par de cosas.

-Estas echo todo un caso aparte.-Le dijo Emily entre risas.

-Eres muy graciosa, me caes bien.-La alagó Rowina.

Justo en ese momento bajó Alfred, quien conoció a la invitada y con un esfuerzo sobrehumano logró contener la risa cuando Marcus la presentó como "su amiga". Ambos sabían que Marcus no traería una amiga a casa a semejantes horas de la mañana. Finalmente se sentaron en la mesa y disfrutaron de un delicioso y reconfortante desayuno. Estuvieron de charla un buen rato, tras el cual subieron a la habitación a cambiarse de ropa y se dirigieron a los jardines. El sol hacia brillar las olas de las copas de los arboles y daba un aspecto hermoso a la hierba del jardín. Emily y Alfred pasearon por él un rato antes de decidir acudir al parque central de la ciudad. Allí lo pasaron genial entre largos paseos y conversaciones agradables con Marcus y "su amiga". El almuerzo tubo lugar en el restaurante del padre de Rowina, un lugar fino y caro donde comieron platos nunca antes vistos por Emily. Luego, tras la insistencia de Rowina para que así fuera, visitaron la casa de la mujer. Era un tanto más pequeña que la de Marcus pero igual de acogedora y en ella pasaron la tarde y pudieron ver por la tele toda la trascendencia que había tenido el discurso de la noche anterior, estuvieron hasta las siete, hora en la que Emily y Alfred se marcharon rumbo a el plató de televisión.

Emily, Alfred y el LuminisWhere stories live. Discover now