Capítulo 27: Un pequeño cambio de planes.

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Al final decidieron que la madre de Pola les acompañaría en la misión y al terminar la llevarían a que se reencontrara con su hija. El grupo se dirigió al espesor del bosque con el objetivo de pasar la noche allí. Mientras el sol desaparecía por el horizonte, se apresuraron a organizar el campamento para pasar la noche. Cuando el sol se había marchado ya por completo, el grupo se dispuso a repartirse parte de las últimas provisiones que les quedaban junto al calor de la hoguera. Tras ello, y como habían echo la noche anterior, se repartieron las casetas por grupos de edad. Como la mayoría estaban agotados por el cansancio todos se quedaron dormidos rápidamente, todos menos Marcus, naturalmente, que se había quedado a vigilar los alrededores, Emily que no lograba pegar ojo mínimamente bien desde la noche del incendio y Alfred que la acompañaba. Los tres hablaban bajo el abrigo del calor de la hoguera.

-¿Porque no exploráis los alrededores si no podéis dormir?.-Propuso Marcus.-Tengo entendido que se lo pasaron genial la noche del Valle de las Estrellas.

-Desde luego no es mala idea.

-Una famosa leyenda del reino dice que si caminas por esta zona del bosque sin rumbo fijo alguno y no cesas en tu caminar lo más seguro es que en un par de horas llegues al Bosque de las Ánimas, aunque solo es una leyenda que la gente prefiere no comprobar.

-¿Porque?,¿Qué hay en el Bosque de las Ánimas?.

-Según la leyenda habitan allí los espíritus de seres místicos que sufrieron una terrible catástrofe que acabó con todos los que existían sobre la fas de la tierra. Según la leyenda antiguamente estas tierras estaban pobladas por seres de lo más variopintos como duendes, elfos, hipogrifos... Todos ellos canalizaban la energía de los elementos del bosque y comprendían el lenguaje del mismo, nosotros y ellos vivíamos juntos como un solo pueblo. Al parecer todos desaparecieron un día de la fas de la tierra y solo quedamos los humanos, ahora, algunos dicen que sus almas siguen vagando por ese bosque.

-Pues entonces mejor no nos movemos de aquí.-Se asustó Alfred.

-Solo es una leyenda Alfredito, no seas infantil.-Se rio Marcus.

-Toda leyenda tiene parte de verdad, y a mí me pica la curiosidad por saber que parte de verdad tiene esta, así que me voy a explorar los alrededores, estaré aquí antes del amanecer.

-De eso nada, no pienso dejar que te pongas en peligro.

-Yo me voy, has lo que quieras.

-¿Enserio Emily?, sabes perfectamente que no te dejaré sola.

-Me las sé arreglar muy bien sola, aunque por supuesto me alegraría tener tu compañía, y bien, ¿Me acompañas o no?.

-Que remedio me queda.

Así fue como ambos se dispusieron a pasear por el bosque. Caminaron hablando de temas de lo más variados durante unas dos horas, bajo la luz de las estrellas. Llevaban ya en torno a dos horas y media de caminata cuando Emily tuvo un sobresalto.

-¿Has oído eso?.

-¿El que?.

-Ese ruido, el grito.

-¿Enserio Emily?, pero si hasta yo me he dado cuenta de que esa leyenda es absurda.

-Alfred lo digo enserio, lo he oído, han gritado mi nombre.

-Son imaginaciones tuyas.

Emily trató de convencerse de que así era, hasta que escuchó de nuevo la voz.

-¡Emily, ayúdanos!. -Le decía una voz femenina.

-¡Alfred me están llamando!. ¿Acaso no lo oyes?.

Emily, Alfred y el LuminisWhere stories live. Discover now