Capítulo 20: El Ave Fénix.

3 0 0
                                    

El señor Flower y la señora Flower se acercarán serios a la pareja una vez se habían asegurado de que las pequeñas estaban ya dormidas.

-¿Sabes ya lo de Pola?.-Aprovechó para preguntarle Emily a su madre.

-Sí, nos lo ha contado Priscilla. Y también como la rescatasteis.

Emily a estas alturas de la conversación ya se había percatado de que Priscilla les había echo ya parte del trabajo contándoles la historia.

-Bueno, supongo que sabéis también como nos conocimos Alfred y yo.

-Lo sabemos todo hija.-Añadió su padre severo.

-Bien, ¿Qué os parece?. -Se atrevió a preguntar Emily.

Durante el silencio necesario para que el señor Flower se pensara bien la respuesta, Emily y Alfred se miraban nerviosos y sus corazones latían a tal ritmo que parecían querer escaparse corriendo de los chicos.

-El chico es obsidiano.-Añadió dubitativo el padre.

-Sí señor.-Le confirmo Alfred algo asustado.

-Y sin embargo a venido hasta aquí a salvarnos avisando a la población. Muchacho eres muy valiente, inteligente y sabio. Has desafiado tus raíces con valentía, has desafiado todo lo que sabías y has arriesgado tu vida por mi hija. Además, si no fuera por ustedes dos, y vuestra relación, ninguno de nosotros hubiera estado aquí vivo en este momento. Me parece que tienes toda mi admiración y respeto muchacho. En cuanto a ti Emily, no imaginas lo orgulloso que estoy de todos tus valores.-Les comunicó orgulloso y amable.

Emily le sonrió a Alfred y este se sonrojo y le devolvió la sonrisa. De repente un chillido interrumpió la conversación.

-¿Qué ha sido eso?. -Se asustó Emily.

Priscilla acababa de tener una horrorosa pesadilla y ahora se hallaba tumbado en el suelo con los ojos como platos y casi sin respiración.

-¡Lo he visto!. -Chilló asustada.-He visto el exterior. He visto el reino. No quedaba nada, solo una gigantesca nube de polvo y me he sentido tan, tan mal que mi corazón dejo de latir unos segundos.

-Tranquila.-Le decía Emily entre caricias.-Estamos a salvo, además no sabemos exactamente que ha pasado.

-¡No, no lo estamos!. -Gritaba poseída por el temor.-¡No existimos, todo se ha ido!. No tenemos a dónde volver porque ya nada existe, ¡Todo se ha esfumado!.

-¡No digas eso!. -La reprendió Emily.-¿Acaso no me ves, dirías que yo no existo?. ¿Dirías que el señor Fernán no existe, que Angélica no existe, que nuestras hermanas no existen?.

-No, ellos siguen con nosotros. Pero las demás aldea no fueron avisadas, muy pocos habrán podido salvarse.-Le respondió angustiada.

-Un pueblo no es solo las casas y las calles que lo forman. Lo más importante de un pueblo son sus habitantes, mientras ellos existan el pueblo existe. El pueblo sigue aquí, solo a trasladado su hogar. Mira a tu alrededor y dime, ¿No ves a los habitantes de la Aldea de los Álamos?.

-Los veo.-Respondió Priscilla algo más animada.

-Pues ahí tienes a tu pueblo Prisci, ahí tienes a tu pueblo.-Animó a su hermana y también a sí misma sin saberlo.

                                     ....................................................................................


La noche transcurrió sigilosa y en un eterno luto, dando paso a la mañana. Todos los habitantes se habían congregado en una misma planta para dormir y ahora había llegado el momento de salir de las minas. Tomaron la decisión de salir en grupos de 50 personas y que cada grupo debía estar fuera solo un rato, una vez que todos vieran la situación deberían acordar como continuar con sus vidas. Emily, Alfred, Pola y la familia Flower fueron los primeros en salir, todos habían estado de acuerdo, pues sin ellos no seguirían vivos.

Emily, Alfred y el LuminisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora