Entre las cenizas (Libro 1)

Chapter 5

Los chicos sujetados a la pared del muro Rose, vieron fascinados como Eren se disponía a atacar al titán colosal por sí solo. Era una idea suicida muy acorde a la personalidad del castaño, pero incluso Hekima sabía que eso era pérdida de tiempo. Mina concentrada en la imagen de él, no se opuso al agarre brusco de la asiática de la cintura y sobrevolaron hasta quedar en tierra y correr junto al tumulto de personas.

—¡Oye! ¡¿A dónde vamos, Heki?! —preguntó usando un diminutivo. La pelinegra no contestó; prefirió ignorarla buscando a un oficial de la guarnición para recibir las órdenes correspondientes. Su mirada recorrió la avalancha de personas, hasta que sintió una mano en su hombro. Por su tamaño, definitivamente, no era Mina.

—Id al cuartel general, el capitán a cargo les dará las instrucciones para la emergencia —habló el desconocido. Hekima, ya tranquilizada, jaló a la chica de coletas hasta ese lugar sin siquiera hacer el saludo oficial del ejército y siguió su camino entre los grupos de personas escandalizados por la emergencia.

Cosmo, ataviado en su uniforme de la guarnición con su capa verde, la miró perderse para luego, con una amabilidad rara en él, ayudó a una señora a caminar lejos del muro junto a sus nietos.

—Muchas gracias, joven —agradeció la abuelita con una bella sonrisa que disminuye drásticamente el miedo de sus nietos huérfanos. El chico asintió devolviendo el gesto.

***

—¡Escuchad ahora! ¡El Titán colosal ha abierto un agujero en el muro; por lo que debemos empezar la evacuación inmediata de la población civil y demás! ¡Necesitaré que cada uno de ustedes alisten sus equipos de maniobras, llenen los tanques de combustible y que se reúnan en la plaza principal para recibir las órdenes principales de parte del capitán! —habló a gritos uno de los oficiales de la guarnición junto a Elora que miraba a los lados con detenimiento, buscando a la niña de cabellos negros azulados— ¡Esta unidad está respaldada por el honor de la academia! ¡No duden en demostrar su valía en combate y sobrevivan, que mañana serán nuevos soldados de nivel superior!

—¡Sí señor! —se respondió en conjunto. Los chicos corrían llevando los materiales necesarios para recargar y reforzar los armamentos para la batalla. Los tanques de gas se llenaron en filas sucesivas por los soldados ayudantes de la guarnición y Hekima, seguida de Mina y Mikasa, buscaron a Armin y Eren. Tales chicos estaban discutiendo en una esquina cargada de tanques, y Mikasa las vio un momento a las dos otras chicas y se separó para reunirse con sus amigos.

—No puede ser, estamos en graves problemas —susurraba Mina jalando sus coletas sujetas con cintas baratas de tela descuidada. Hekima la tomó de los hombros; preocupada por su palidez facial — apenas si habíamos ganado la terrible prueba para pasar el entrenamiento y ahora, enfrentarnos a titanes; debí habérmelo imaginado al entrar a la legión, pero no creí que sería tan pronto.

—Mina, tranquila, yo estoy aquí. Te prometo que todo estará bien —la consoló buscando decirle sin alterar su estado nervioso—. Los titanes de cinco metros o diez son los únicos que pueden entrar, el agujero no es tan grande. Podremos matarlos, ya verás. Hemos estado entrenando por más de tres años, estaremos bien.

—Pero tú eres fuerte, Mikasa es fuerte; todos son fuertes, yo no —se lamentó. Hekima no estando acostumbrada a consolar, no vio más que hacer y solo la abrazó adquiriendo esa sensación de protección que siempre ha tenido guardado para sus hermanos. Ahora con ella también.

—¡Mina, tranquila! ¡Vamos a salir de esta y vamos a ganar para después ser soldados de la legión, es nuestra meta! No te puedes acobardar tan pronto —bajó su voz en la última frase para no exaltar de más, Mikasa las observó también con un leve sentimiento de nostalgia, pues la historia volvía a repetirse y no podía llegar a imaginar perder a Eren o Armin y Hekima. Su familia se había ido, dos veces seguidas y solo quedaba asegurar la última.