El incidente

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Empuñé la espada hacia todas las direcciones intentando intimidar a la bestia. Pero mis esfuerzos fueron en vano, es como si ya supiera de mi plan. El monstruo rondaba en círculos. ¿Qué pretendía?

El monstruo no se acercaba, parecía que le daba miedo la espada. Tenía que luchar. Por más que intentaba acercarme, la bestia se alejaba. Tenía que dejar la espada y recogerla rápido para cuando viniera clavarsela en el pecho. Y así lo hize, sin embargo, no conté con que la criatura sería más rápida que yo. Tiré la espada. Mientras caía, el monstruo se acercó rápidamente y me estampó contra el árbol, agarrándome del cuello y ahorcándome.

No podía respirar. Pataleaba como un niño y tiraba con fuerza de las manos del monstruo, aunque mis intentos fueron en vano. La bestia me agarraba con más fuerza. Estoy llegando a mi límite. Intenté levantar la espada con el pie. Con la mano no llegaba. Me quedo sin oxígeno. Mierda. La palmo aquí.

La espada se elevó un poco y pude cogerla. Rápidamente se la clavé en la barriga, lo que hizo que se desangrara. Su sangre parecía tinta azul. Lanzó un chillido muy agudo, lo que me destrozó los timpanos. Estaba mareado, pero el monstruo parecía no estar muerto. El podía seguir. Probablemente yo también. No tenía muchas heridas pero necesitaba oxígeno. Apenas podía respirar. Mientras el se cubría la herida yo intenté coger todo el aire que pude.

El monstruo se acercaba pero se notaba que iba muchísimo más lento. Intenté una estrategia que si no funcionaba sería mi fin. Le tiré un gran chorro de agua. Había funcionado, el monstruo le temía al agua. Bien, yo era bastante buen nadador así que me tiré de bomba al lago, lo que le salpicó aún más.

El chilló, de una manera horrorosa, como si rasgaras un tenedor por un plato. Me quedé debajo del agua, esperando a que el monstruo se acercara.

La bestia se acercó lentamente, vi el momento oportuno y ¡SPLASH! se oyó al monstruo caer al agua. Le agarré del cuello mientras la bestia luchaba desesperadamente por salir. Me arañaba, hacia todo lo posible para que yo lo soltara.

Solo un poco más. Aguanta un poco más, Derek. Al cabo de un minuto, el monstruo, bueno, más bien su cadáver, flotaba en el lago. Lo había logrado. Me tumbé triunfante en el suelo. Estaba agotado. Respiraba velozmente mientras observaba el cielo estrellado mientras me desangraba en la suave hierba.

Cerré los ojos, a pesar del dolor intenso, sentía tranquilidad y alivio.

Alicia

Era la única a la que el monstruo no había perseguido, creo. Ahora, ¿dónde estarán los demás?. ¿Qué tan lejos habrán ido? ¿Debería ir al hostal y esperarlos allí? Decidí ir en su búsqueda, podrían estar heridos.

Caminé dando grandes zancadas. Miré a mi alrededor. Joder, el bosque es igual por todos lados. Árboles, árboles y más árboles. Podrían estar en cualquier lado. Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta ni a donde me dirigía. Al cabo de un rato, volví a la realidad. Momento de realización. ¿Dónde coño estoy? Estaba lleno de nieve. Qué cojones. Estaba en una montaña. ¿Tanto había recorrido?

A lo lejos divisé una cabaña. La curiosidad me ganó y decidí entrar. Parecía abandonada por el exterior. Me agaché y corrí sigilosamente hacia allí, algo me decía que tenía que entrar ahí. Solo se oía el eco de mis pasos pisando la nieve que crujía al pasar. Era un ambiente muy bonito, antes de entrar me quedé contemplando mi alrededor. Nunca había visto la nieve, es lo más bonito que he visto en todo lo que llevo de vida. Los árboles parecían cubiertos de montones de azúcar glas. Daba un aire navideño.

Entré en la cálida cabaña, la chimenea estaba encendida, sin embargo, no había nadie. Supuse que no tardarían en llegar así que me puse a investigar rápidamente. Habían muchas armas, como espadas enormes, navajas, arcos, etc.

Entré a lo que parecía ser un dormitorio. Este estaba iluminado de una luz azul. La luz provenía de debajo de la cama. Me agaché y ví una gran caja de cristal. La saqué y quedé impresionada. La caja estaba fabricada con delicadeza. Estaba decorada con copos de nieve y minerales, todos forjados a mano con el cristal.

Mi curiosidad me traicionó y la abrí. Dentro se encontraba una reluciente piedra preciosa de un color azul claro. La cogí delicadamente para observarla mejor. De repente sentí un dolor intenso un poco más abajo de mi clavícula. El dolor era insportable, como si me clavaran miles de carámbanos (pedazos de hielo puntiagudos).


Créditos a Emmaxxdss por corregir las faltas 😄🫶🏻

El bosque de los secretosWhere stories live. Discover now