capitulo 24

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Esto es raro de la hostia, Robert nunca me dejaría ir sin tener algún has bajo la manga, algo que me haga volver y creó tener en mente su próximo chantaje, Pero claro no me iba quedar a comprobar si era James su próxima jugada o a saber que diablos, simplemente no podía estar un segundo más en su presencia.

Caminamos hasta afuera de la bodega, no me fiaba de los hombres de Robert o bueno no me fiaba de nadie en general. Podía sentir el nerviosismo de Aiden junto a mí, no sabía si aquel veneno del que hablaban ya había abandonado su sistema y sinceramente asesinare a Aaron por decirle dónde estaba.

- ¿Te encuentras bien? - fue lo único que logré articular sin observar sus expresiones.

Nos alejamos a toda prisa hasta rodear los árboles que cubrían mi auto.

- Sí, pronto volveré a tener mis sentidos en orden - se limitó a responder.

Desvíe mi mirada hacía su mano, llevaba el arma y sinceramente esboce una sonrisa divertida, por primera vez se me daba algo bien a mí y a él no.

-¿Sabes usar un arma? - le pregunto con la sonrisa más burlona que le he dado a alguien.

- ¿Importa?, tengo garras jamás me hizo falta una de estas - dice alzando el arma como si fuera un juguete.

- Suelta que eso no es para jugar - le regaño quitando la pistola de sus manos.

Se queja aún con el rostro inexpresivo, me dispongo a guardar las dos armas en la parte baja de mí espalda, y las cubro con la chaqueta de cuero. Pero me detengo al sentir la mirada penetrante de cierto pelinegro sobre mí.

Enarcó una de mis cejas esperando sus millones de dudas.

- ¿Vas a contarme de que va todo esto?, o simplemente harás como si nunca hubiera pasado - reclama con mala cara.

Es frustrante mi pasado, no estoy orgullosa de el, pero contar todas las cosas que me han pasado, debería ser fuerte después de tanto tiempo pero no lo consigo, las pesadillas sigue ahí, esa puerta de casa que daba a su habitación sigue ahí, las canciones, susurros, los secretos, todo sigue en el fondo de mi mente presionando una y otra vez.

- Yo no haré esto contigo - nos señaló y sin decir nada más le rodeo para irme a mi casa, necesito descansar quiero irme lejos de todo esto.

Es demasiado, no quiero recordar absolutamente nada, pero volver a ver a Robert solo me hace volver a fijar mis ojos en mis muñecas, esas que ya no tienen marcas pero para mí están ahí, aún en mi piel como un recordatorio de todo lo que tuve que pasar.

- ¡Carajo!, deja de huir de mí - me toma del brazo y me planta de nuevo en mi lugar sin esfuerzo alguno, es mucho más alto que yo y maneja mi cuerpo como le da la gana - ¿Quieres que olvide todo lo que escuché allá dentro, eso quieres?

Sabe parte de la verdad, Pero todo en mí se revuelve, jamás quise derramar sangre, jamás quise convertirme en lo que tanto odio, pero la vida es una perra que nos obliga a volvernos fuertes a base de decepciones, golpes y errores.

- ¡Puedes hacer lo que te venga en gana!- le digo evitando sus ojos, no quiero mentir más, quiero quitar ese velo qué tanto me he esmerado por tener.

Dejar al descubierto la chica que habita con su familia y vive una vida normal, quise esa vida y la tuve, pero no puedes ocultar quién eres. Dario hablaba constantemente qué en la mafia las relaciones sentimental, parentales y de todo tipo eran un desperdicio, solo le darías poder al enemigo para acabar contigo, era lo que él hacía conmigo. Amenazaba constantemente a mamá, Jacke y James, quién era un niño que solo quería el amor de su padre.

Una enfermiza obsesión +18Where stories live. Discover now