Capitulo 28

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¿Entrenar?

A saber como diablos lo iba a hacer, podía estar perdida en un bosque y no regresar si eso me ayuda a comprender que "poderes" poseo.

Pregunta importante, ¿qué sucedió con Benjamín?

Bueno rezo más de mil veces, luego se coloco a hacer su trabajo, argumento que yo debía ir a la iglesia y encontrar el camino espiritual, James se río justo en su cara, ya que vio perfectamente como Aiden me llevaba claramente no, a buscar el camino de dios, sino en enseñarme el camino al infierno.

Evite una muerte monumental ya que Aiden quería asesinar al pobre ciervo del señor. Le eché de casa con el pretexto de que seguía castigada, claro lo estaba, pero que más daba, era eso o asistir al funeral del hijo del cura y eso no mola en lo absoluto, sí soy asesina pero no por deporte.

Cambie mi vestuario, me coloque unos pantalones holgados, una camiseta oscura y la chaqueta de cuero, claro mi daga quedo en mi bota, junto a dos más en el calzado derecho, no iba a llevar una pistola a menos que le fuera a disparar a la rubia con vibes de loca.

Un mensaje iluminó la pantalla de mi teléfono arrugue el ceño al ver que era de Adrián, daba una ubicación en el bosque declarando qué era una emergencia. Podía ir andando así que no era necesario tomar las llames del auto, salí de casa luego de discutir con James y hacerle jurar que le diría a mama qué estaba con Sarah haciendo un trabajo.

El sol se ponía en el ocaso, las nubes oscuras intentaban opacar el resplandor naranja del cielo, el viento era helado estábamos en octubre a principios, pronto caería la nieve.

Marque el número del rubio más de una vez, ya debería estar ahí, pero el lugar estaba desierto, los árboles se alzaba en el bosque, unos pasos me hicieron dejar de escuchar los tonos de la llamada. El instinto, ese que fue forjado desde que era una niña. Gire y me encontré con ese cabello rubio teñido, junto a ella un tio de cabello oscuro, ella me veía como carnada y el chico con una pequeña disculpa en sus facciones.

Iba a por mi daga, pero todo se oscureció alguien me pego fuerte en la parte de atrás de la cabeza.

Sentía todo muy pesado, hasta que desperté amarrada en una silla, anclada a miles de cables junto a otro dispositivo conectado a la electricidad. Mis ojos se acostumbraron a la poca luz que había en la estancia, estaba un poco cubierta de polvo, es como si estuviera abandonada por completo.

- Al fin despiertas principessa - escucho la burla de Aurora.

- Ya tenia una excusa para matarte por intentar apuñalar mi caja torácica con un cuchillo - forma una sonrisa en mis labios - Ahora tendré otra por secuestro - siento la lengua pesada.

-Feliz día de entrenamiento- finge sorpresa - Háblame bonito, no quiero patear tu culo a la hora del cuerpo a cuerpo.

- En tus sueños rubita - me le burlo, y veo la maldad en el iris dorado de sus ojos, no comprendo aún como puede ir con ellos al descubierto, cualquier humano podría verla y con ello descubrir a su especie.

El primer golpe llega a mis costillas, el aire se atasca en mis pulmones, a pesar del dolor no dejo de reír, aunque estoy por creer que todos los malditos hombres lobo tienen super fuerza o algo.

- Recuerdas la última vez, ¿cómo quedaron algunos miembros de la manada, por insinuar qué la golpearían? - la voz ronca de Aaron me hace observar su figura contra la pared.

Gilipollas.

Aurora no muestra ninguna emoción, simplemente ancla su mirada a mí, luego gira y se encuentra a los tres hermanos con una expresión de asesinos en ella.

Una enfermiza obsesión +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora