Capítulo 9: El pasado

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Narra Alessandro

-Es aquí-dije y rápidamente nos bajamos con las armas pero para mi sorpresa veo a Stella afuera y ella estaba recostada de la pared pensativa. Rápidamente fui hacia donde ella.

-¿Estas bien?-pregunté y ella me apunto con la pistola.

-¿Quién mierdas eres Alessandro?-dijo con sus ojos llenos de lágrimas.

-Baja esa pistola ahora-dije y ella negó.

-El me dijo muchas cosas de ti, que no dudo que sean ciertas. ¿A qué carajos te dedicas?-dijo Stella alterada.

-Eso no te importa-dije y ella me miró con rabia.

-Me importa porque estoy exponiendo a mi familia-dijo Stella y se acercó más a mí con la pistola. Mirándome fijamente a los ojos, no me tenía miedo. Me desafiaba.

-Suelta la puta pistola ahora-dije y ella negó.

-Me vas a matar. Hazlo-dije pegándome a la pistola.

-¡Dispara tienes los ovarios!-grité y ella me empujó.

-Esto se acabó-dijo sacándose el anillo y tirándolo al suelo. Y tirándome la pistola. Ella se quitó su delantal y comenzó a caminar en dirección contraria.

-¿Estas bien?-dijo Mattia y lo miré.

-Nececito la máxima seguridad para Stella, quiero que contrates a los mejor guardias de seguridad-dije y seguí detrás de Stella.

-¿A dónde vas?-pregunté y agarrándola del brazo y ella se da la vuelta y me da una cachetada.

-¡No me toques!-gritó y su mirada cambió al instante. Veía odio, sufrimiento, coraje.

-Sabes que, vete al carajo. Te atreviste a levantarme la puta mano, ahora, no se te ocurra aparecerte-dije con rabia y rápidamente comencé a caminar a la camioneta.

-Vámonos-dije y Mattia me miró.

-¿La vas a dejar?-preguntó.

-¡Que se vaya al carajo!-dije muy molesto.

Narra Stella

-Mierda-mi celular se había quedado sin batería. No tenía ni un solo peso encima. Además, estaba muy lejos de la ciudad. Había caminado demasiado, realmente estaba perdida no sabía ni en el lugar que me encontraba.

Me senté en el suelo y abracé mis rodillas y mis lágrimas no tardaron en salir.

Nunca olvides este pacto de silencio...

Esa es mi niña, ¿te gustó chiquita?

Chiquita

Chiquita

Chiquita

-¡Ya salte de mi mente por favor!-grité desesperada.

*****

Hacía mucho frío, y tenía mucha hambre. No conocía a nadie, esta calle estaba muy solitaria. Comencé a caminar buscando alguna señal de vida y en ese momento, veo que un coche se detiene.

-¿A dónde tan sola mamasita?-dijo un hombre que no podía distinguir en medio de la obscuridad. Lo ignore y seguí caminando. Él detuvo su coche y comencé a sentir sus pasos detrás de mí. Rápidamente comencé a correr.

Corrí y rápidamente entré en el bosque. Estaba obscuro y solo escuchaba sus pasos y sus gritos. Corría y corría hasta que me tropecé y caí en el suelo y comencé a rodar golpeándome con rocas y ramas, hasta que una roca dio en mi cabeza y ya no recuerdo nada más.

Narra Alessandro

Llegué súper encabronado y tiré la pistola sobre el escritorio. Tiré todo lo que estaba en el escritorio y encendí un cigarrillo.

-Alessandro, lo que hiciste no está bien. Es una mujercita sabes a lo que se va a exponer. Hay mucha gente mala allá afuera. Además, los dos tienen el mismo temperamento-dijo Mattia y me acerqué a él.

-A mí tú no me vas a dar órdenes, que se joda sola. Primero intento matarme y segundo me agrede. Tuve mucha paciencia porque sabes que hubiese pasado. Mañana mismo llevaré a ese niño a un orfanato no lo quiero ver aquí-dije sentándome.

-Alessandro, con todo el respeto que te tengo. Desde pequeños siempre hemos sido muy unidos y siempre t ee dicho las cosas como las siento, pero, esto que estás haciendo está mal. El niño no tiene la culpa de nada, no tiene a dónde ir. Tu corazón cada vez se vuelve más de piedra-dijo Mattia y mis ojos se llenan de lagrimas.

-Así es como tiene que ser, los sentimientos son tan absurdos-dije y Mattia me miró.

-Antes tenías sentimientos, cuando Paulo estaba vivo-dijo Mattia.

-No vuelvas a mencionar a Paulo, y vete, quiero estar solo-dije y Mattia sale. Rápidamente abrí la gaveta y saqué el marco con el retrato y observé la foto de mi pequeño Paulo.

-No voy a descansar hasta acabar con el cabron que acabó con tu vida. Tú no merecías lo que te hicieron-susurré.

*****

-Papá-dijo Lucas y lo miré.

-No soy tu papá-dije y él me miró.

-¿Me puedes ayudar a ponerme la ropa?-preguntó y puse mis ojos en blancos. Entré a la habitación y él me dio la pijama. Él se quitó la camisa y mi mirada se detuvo en su cuerpo, en sus cicatrices. Tenía quemaduras por todo su cuerpo y pequeñas cicatrices. Luego en su hombro derecho había una marca. La misma marca que tenía Paulo, era exactamente del mismo tamaño y del mismo color.

Pongo la camisa y Lucas se da la vuelta y me mira fijamente a mis ojos. Sus ojos eran de mi mismo color,

-Papá, ¿en dónde está mamá?-dijo Lucas.

-Eh, no lo sé. Ya debes dormirte, mañana tienes que ir a la escuela-dije levantándome y caminando hacia la puerta para salir.

*****

-Alessandro, aquí está Noemí y Camila-dijo Mattia. Le hice una señal para que pasaran y ellas pasan. Noemí tenía grandes ojeras y Camila se veía preocupada.

-¿Stella está aquí?-preguntó Camila y negué.

-Tengo un mal presentimiento-dijo Noemí y Mattia me miró.

-Pensé que estaba con ustedes-dije.

-No, no sabemos nada de ella desde hace dos días. Ay Dios mío-dijo Noemí levantándose y estallándose en llanto.

-Ella tiene que tomar sus medicamentos-dijo Noemí.

-No se preocupen, voy a encontrarla-dije. En eso salgo de la oficina y me voy a afuera con Mattia.

-Te lo dije-dijo Mattia.

-Ahora mismo quiero que la encuentren, busquen debajo de cada rincón. Ella tiene que aparecer-dije y Mattia me miró.

-Ruégale a Dios que aparezca viva, si está muerta esto será tu culpa-dijo Mattia.

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AlessandroWhere stories live. Discover now