Luthor's Assassin [ᴛʀᴀᴅᴜᴄᴄɪᴏɴ]

Amir Faiz

...

La cabeza de Dick se giró hacia un lado cuando un puño golpeó su cara.

"Golpeas como una abuela", escupió, y recibió otro puñetazo, esta vez en el estómago, por su molestia.

Estaba atado a una silla de madera en medio de un almacén, justo debajo de un tragaluz. Tenía las manos fuertemente atadas detrás de la espalda y los tobillos atados a las patas de la silla. Dos hombres estaban frente a él: uno fumaba perezosamente un cigarrillo y otro retrocedía para golpearlo de nuevo. También había varios guardias dispersos a lo largo del perímetro del edificio, todos armados con ametralladoras. Su cinturón de herramientas y su katana estaban al otro lado de la habitación, con un guardia vigilándolos también.

No parecía que Dick tuviera muchas posibilidades de escapar.

Por otra parte, las apariencias pueden engañar.

Suspirando para sus adentros cuando un puño se estrelló contra su cara una vez más, Dick luchó contra el impulso de liberarse y matar a los idiotas que supuestamente lo habían "capturado" de la manera más violenta y dolorosa posible.

Este fue un plan estúpido.

"Este es un plan estúpido" , señaló con las manos. Aunque estaban a sus espaldas, Dick había cruzado las muñecas cuando las habían atado y las había descruzado una vez que las cuerdas estuvieron atadas. La holgura que había podido crear le dio suficiente espacio para usar el lenguaje de señas.

Desde algún lugar encima de él, observando desde el tragaluz, Slade se rió entre dientes a través de su auricular.

"Conozco tu opinión, Renegade. Quédate ahí."

Dick frunció el ceño y se desplomó en su asiento.

"¡Vamos, esfuérzate un poco más!" Se burló del tipo carnoso que lo golpeó. "¡Apuesto a que si pones un poco de fuerza en tu próximo golpe, podría sentir algo!"

Muy bien, tal vez no fue la mejor idea de Dick burlarse del hombre que lo usaba como saco de boxeo, pero definitivamente había tenido cosas peores.

A principios de esa semana, a Slade le habían dado un contrato para acabar con un poderoso traficante de drogas llamado Amir Faiz. La paga había sido buena y Slade había aceptado el trabajo. Pero, para sorpresa de Dick, el mercenario había insistido en que viniera. Dick no se había quejado. No era como si tuviera algo mejor que hacer, y Slade había estado actuando más amable con él desde el incidente de la Liga de la Injusticia. De todos modos, a Dick le parecía bien obedecer al hombre.

Habían tomado el jet privado de Slade a Egipto, más concretamente a El Cairo, donde se rumoreaba que fracasaban las operaciones clandestinas de Faiz. No les habían dado mucha información; todo lo que sabían era el nombre del hombre y el área general de pisoteo (y que tenían que matarlo, por supuesto). Era muy reservado y rara vez asistía personalmente a ninguna de sus operaciones. ¡Diablos, ni siquiera sabían cómo era realmente!

O, en otras palabras, iba a ser muy difícil eliminarlo.

Deathstroke había estado peinando la ciudad durante una semana, con Dick a su lado, y todo lo que habían podido hacer era desmantelar unas cuantas redes de narcotraficantes y capturar a un par de hombres de menor rango de Faiz (que no sabían nada). y había sido completamente inútil).