-Tom, ella se disculpará, pero tú lo harás también, le has hecho daño.

-Tú no te metas, esto ha sido entre ella y yo, y me disculparé si me da la gana, ¿vale? -dijo Tom en tono amenazador dirigiéndose a su hermana.

No sé de donde saqué el coraje, pero me adelanté un paso para hablar mejor con él.

-Mira, imbécil. No sé que te crees, pero no puedes ir de esa manera por la vida hablándole así a la gente, ¡ten compasión por los demás! En primer lugar, me he disculpado antes, ha sido sin querer. No digo que tú lo hicieras adrede, pero me hiciste daño al caer encima de mí, y lo lógico sería una mísera disculpa. -dije ya casi sin aliento. Él hizo ademán de interrumpirme, y yo hablé antes de que me replicara. -Segundo, no quería romper tu móvil, no puedo arreglarlo y no sé qué hacer con él. Si bien quieres que te lo pague, lo haré. Sino, déjame en paz, ¿de acuerdo?

El se quedó sin palabras. Me miraba fijamente, parecía estar pensando. Su expresión de enfado había desaparecido. Ahora, parecía más bien sorprendido. No me extrañaba, yo misma me había sorprendido, ya que nunca le había hablado así a nadie. Finalmente, me dedicó una sonrisa, pero no era de amabilidad ni nada de eso, sino de maldad.

-De acuerdo. Pero quiero que me pagues el móvil, y lo vayas a comprar tú. Yo no puedo, y te pagaré el dinero del taxi. ¿Que dices? -Dijo, aún con su estúpida sonrisa.

-Vale. Pero iré en autobús.

Él asintió y se dio la vuelta, cuando su hermana tosió, supongo que para recordarle algo. Tom se dio la vuelta y miró a Vicky. Esta señaló con la cabeza hacia mí.
Después de hacer un gesto de fastidio, Tom se acercó a mí de nuevo.

-Lo siento. -Dijo como si le costara hablar, y añadió -Siento que seas tan torpe.

Y se marchó sin más. Olivia lo siguió y miró hacia a atrás. Llevaba una sonrisa en la cara que en aquel momento yo daría lo que fuera a quien se la borrara de un puñetazo.

Victoria me agarró del brazo y negó con la cabeza. Me dijo que no habría manera de que Thomas se disculpara, porque era demasiado terco.
Después de estar un rato hablando, nos fuimos a la residencia.

¡Ahora si que la había liado! Tendría que ir a la tienda de móviles a comprarle otro al señor cómodo... Más que furiosa, estaba agobiada. No habían empezado las clases y yo ya me había metido en un lío. Lo curioso, era de donde iba a sacar todo el dinero.

Cuando llegamos a la residencia, Edward estaba allí, y Vicky me dijo que fuera subiendo yo a la habitación, que ella iría después. Yo le hice caso. Subí hasta la tercera planta y entré en nuestra habitación. Me acordé de que aún no había desecho las maletas, y decidí ponerme con ello.

Pasaron treinta minutos hasta que entró Victoria. Me saludó y se puso a ordenar sus cosas, como lo estaba haciendo yo.

Estuvimos bastante calladas por un rato, aunque normalmente, era Vicky la que hablaba siempre. Decidí romper el silencio.

-¿Qué tal con Ed?

-Bien. Él es amigo de Tom. Le he contado lo que ha pasado y está de su parte. Dice que eres tú la causante de la rotura de su móvil. Yo le he dicho que no, pero me contó lo que le había dicho Thomas, y por lo que veo, él cuenta una versión distinta a la tuya. Claro, que yo te creo a ti.

-¿Cómo? ¿Aún encima de ser un caradura es un mentiroso? No me lo puedo creer.

-Pues créetelo Anaís. Mi hermano es así, no hay nada que yo pueda hacer.

-Y dime, ¿qué es lo que cuenta él?

-Pues esta es su versión: Yo iba tan tranquilo paseando por la universidad, cuando una loca vino corriendo y se abalanzó contra mí. Yo ma caí y ella me agarró del brazo haciéndome sueltar el móvil. Luego se me puso encima con que yo no pudiese salir, pero como estoy fuerte, conseguí escapar...

-No, no me cuentes más. Cada vez lo odio más. No sé como puede ser así.

Ahora estaba realmente furiosa.
No hablamos más sobre el tema y seguimos deshaciendo las maletas.

-Jo, mamá, si que lo tenías que estar pasando mal.

-Si, Estella. Esos días no era yo. Me sentía perdida.

-Pero, ¿no te hiciste amiga de más personas a parte de Victoria?

-Chicas, cada cosa a su tiempo. Ya aclararé todas vuestras dudas durante la historia. Mirad, ha dejado de llover.

-Si, pero no hay cobertura. Sigue mamá.

Esos días, como he dicho, me sentía perdida, estaba rara.
El cuarto día que pasaba en la universidad, el jueves, se me ocurrió llamar a Matt por la noche. Vicky había salido con Edward y no volvería hasta tarde. Las clases empezarían el lunes y ya no tendría tanto tiempo para llamar a mi novio.

Cogí el teléfono, que estaba en el escritorio, y marqué el numero de Matt. No lo cogió. No quería ser pesada, pero necesitaba hablar con él.
Volví a marcar su número. Esta vez sí lo cogió.

-¿Sí?

-Hola.

Hubo silencio al otro lado de la línea.

-¿Quién es?

-Matt, soy yo.

-Oh, Anaís, no esperaba que me llamaras ahora.

-¿Por qué? Necesitaba hablar contigo. ¿Te molesto?

-No, no, que va. Estaba... Escuchando música.

-Ah. Bueno te llamaba para contarte algo. -Dije, y a continuación, le narré el incidente del móvil.

-Menudo gilipollas. Si yo estuviera ahí ya le habría partido la cara. No consentiré que te hable así. Y si vuelves a tener algún problema, no dudes en llamarme y contármelo.

-Ya, no te lo dije porque estaba demasiado agobiada con todo este asunto del dinero y...

-Yo lo pago.

-¿Qué?

-Pagaré yo el teléfono, no ha sido culpa tuya. Te lo enviaré.

-No Matt, tú tampoco tienes la culpa. No quiero tu dinero. No lo aceptaré.

-Vamos, cariño, quiero hacerlo. Ahora necesitas tu dinero, y no voy a dejar que te gastes todo eso en el teléfono de un imbécil. Por favor.

-Está bien, pero nada más. Ya te diré la cantidad exacta.

-Vale. Tengo que colgar. Te llamaré. Te quiero.

-Y yo a ti, un beso. -Dije, y colgué.

Asunto del dinero arreglado, ahora ya me había quitado un peso de encima.

Estaba un poco nerviosa por las clases, ya quedaba menos de una semana para que empezasen.
Me gustaba imaginarme a mí actuando, con gente mirándome y alabándome, yo siendo la protagonista. Y eso era lo que estaba haciendo esa noche, viendo mi sueño, literalmente. Me dormí pensando en eso. En algún momento, me pareció oír una puerta, puede que fuera Victoria, pero yo estaba disfrutando de mi sueño.

Ese algo llamado amor ©Where stories live. Discover now