13. La manzana del árbol.

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⚠️Temas sensibles para todos los que empaticen con los animales⚠️
(Tampoco se recomienda que hagan nada de lo que se describe en esta historia)

Nora Hidalgo tenía una forma peculiar de perder la calma, no gritaba ni se ponía violenta como otras personas, tampoco tiraba objetos o soltaba palabrotas. Para David ella era a la vez su maestra como lo más parecido a un dictador que había visto en persona, no negaba que Nora era una de las mentes más brillantes y ambiciosas que conocía, pero lo que le sobraba de dedicación le faltaba de moral. Nora era la única del grupo de científicos que no tenía una sola expresión en el rostro escuchando los gritos de dolor del simio, David miraba con suma atención cómo el animal chillaba y trataba de soltarse de sus ataduras desesperado, su única extremidad que no habían atado a la camilla era aquella pierna que cortaron y sustituyeron por una prótesis mecánica.

—Está mejorando —comentó David sonriendo, viendo cómo el mono comenzaba a mover la pierna artificial—. ¿Le ponemos morfina?

—Aún no, tiene que ganárselo —dijo Nora tajante—. Soltadlo dentro de la jaula, hasta que no aprenda a ponerse de pie con la prótesis ni una sola gota de anestesia.

El resto de los científicos asintieron poniéndose a trabajar, David se ofreció voluntario para llevar al mono a su jaula, le desabrochó las correas y limpió la sangre con un paño, el animal chillaba asustado tratando de defenderse sin éxito, las vendas en sus manos y pies le impedían hacer cualquier daño.

—Shhh, ya está, todo estará bien —David tranquilizó al animal mientras lo envolvía en la misma toalla que usó para la sangre y lo dejaba dentro de una jaula con dispensadores de comida y agua lejos del alcance del mono para forzarlo a levantarse—. Pronto terminará todo y dejarás de sufrir. Vamos, solo tienes que ponerte en pie, creo en ti amiguito.

—Refuerzo positivo, buena idea —declaró Nora escribiendo frenéticamente, siguió apuntando los nuevos avances en su libreta hasta que llegó a la última hoja en blanco—. Juliet, quédate con David vigilando al sujeto de prueba, avisadme a mí directamente si sucede algo.

—Sí señora Hidalgo —respondió David, el único del grupo que estaba sonriendo.

Nora salió del laboratorio dirigiéndose a su despacho a cambiar su libreta por otra nueva y guardar la que había terminado en su caja fuerte.

Juliet respiró nerviosa deshaciéndose y volviendo a hacer su peinado para calmarse.

—No deberías hacer eso aquí, podrías acabar contaminando el laboratorio —avisó David recordando a su compañera las estrictas reglas que Nora les impuso a todos sus trabajadores.

—Estás comenzando a sonar cómo ella, niño. Relájate, Hidalgo no está aquí vigilarnos en plan 1984 —bromeó riéndose y consultando la hora en el reloj en la pared—. Ya se está haciendo tarde, ¿no tienes clase mañana? Si quieres puedes volver a casa antes, yo me quedaré un poco más y le explicaré la situación a la jefa.

—Gracias pero no hace falta que te preocupes por mí, me gusta mi trabajo y no me importa hacer horas extra.

—Pues sí que eres dedicado, aún así no te sobre esfuerces, tómate un descanso de vez en cuando. ¿Quieres un café?

—Si por favor, un café doble.

La mujer asintió yendo a la cafetería del edificio, solo quedaba una persona ahí dado que eran casi las once de la noche. Pidió un café mocha para ella y un doble para David junto a un donut de azúcar para que el chico tuviese algo más en el estómago que solo café proveniente de Etiopía. Cuando Juliet volvió con las bebidas se encontró con la jaula del sujeto de prueba abierta de par en par y David de espalda a ella, estaba por dejar los cafés y el donut en una silla para ponerse a buscar al mono cuando David se dio la vuelta sujetando el cuerpo inerte del animal entre sus manos.

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⏰ Last updated: May 16 ⏰

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Un salto de fe. (Miles G. Morales 42)Where stories live. Discover now