Acusada

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Es domingo, me encantaría quedarme durmiendo hasta tarde pero eso es para ricos, tengo que ir a trabajar, las tablas de los niños ricos no se van a encerar solas.

.- Hola.- saludo a mi jefe nada más entrar.

.- Bueno días Lilah ¿Ya te has metido en una pelea?-

.- Ya sabes.- le resto importancia.

Mi trabajo consiste en preparar las tablas de surf para que cuando las vayan a comprar los ricos estén perfectas, lijar, pulir, encerar... una tras otra sin descanso. Voy por la quinta tabla del día cuando alguien entra al cuarto donde trabajo.

.- En seguida acabo con esta.- digo sin apartar la vista de la tabla.

.- Señorita Dagger queda detenida.- en ese momento me giro a mirar al agente McAllister.- Por favor no haga ninguna tontería, acompáñeme y no le pondré las esposas.-

.- ¿De que se me acusa?- pregunto desconcertada y preocupada a partes iguales.

.- Por favor Delilah no lo hagas más difícil.- pide mi jefe y entiendo que no quiere escándalos en su negocio por lo que salgo pacíficamente del lugar pensando en que puede estar pasando.- Gracias.-

Los agentes me meten al coche y se dirigen a comisaría donde me llevan a una celda, nadie quiere decirme nada y eso me desespera. Me siento en el banco a esperar como me piden hasta que dos horas después deciden llevarme a una de las salas de interrogatorio.

.- Bien señorita Dagger le haremos unas cuantas preguntas y espero que diga la verdad esta vez.-

.- ¿De qué se me acusa?- pregunto por décima vez en dos horas.

.- De contrabando.- me río sin ganas.

.- Pues estás equivocado.-

.- Entonces esa no eres tú.- me muestra una foto y aprieto los labios.

.- No estoy segura.- el sheriff suspira cansado.

.- Delilah... esa eres tú, yo lo sé, ellos lo saben.- señala el cristal.- Y tú lo sabes, la cuestión aquí es ¿Por qué lo haces? ¿A quien ayudas?-

.- Vera agente, las facturas no se pagan solas, no puedo hacer abracadabra con un palito y se acabaron los problemas, si sabe una forma de hacerlo le agradecería que la compartiera conmigo.-

.- No te hagas la graciosa conmigo, no te va a funcionar.- se exaspera.- Dime ¿Le haces el favor a Margot? ¿Terminas su trabajo?-

.- No sé de qué me hablas, llevo sin verla una eternidad, usted mismo lo dijo, desapareció del mapa y alguien tiene que llevar el dinero a casa.-

.- ¿Y esa es la mejor forma?-

.- Es la más rápida.- admito a medias.

.- Se acabó, llevadla a la celda.- me levanto para ir a la celda de antes.

Una vez se van me siento en el banco derrotada, miro a mi alrededor y para mi sorpresa me siento, en parte, aliviada, hoy podré dormir sin tener que preocuparme de nada, estoy en una celda, nadie puede entrar, nadie puede hacerme nada, hoy estaré a salvo.

Por la mañana abren la celda y me dirigen a la salida, en la recepción se encuentra Carl firmando los papeles y pagando parte de la indemnización para sacarme de aquí, mi cuerpo no quiere responder ante mis órdenes, está paralizado pero debo acercarme a él, debo irme a casa con él, con mi padre. Los agentes nos dicen que debo pagar una indemnización de treinta mil dólares, el hombre a mi lado sonríe falsamente posando su mano en mi espalda para que salgamos, le sigo en silencio, caminamos de igual forma por las calles de la ciudad, nos separa una distancia de tres escasos pasos por lo que puedo escuchar sus quejidos susurrados, incluso creo que puedo notar como la ira quema todo a su paso, no quiero llegar a casa pero lo hacemos, llegamos a casa y me obliga a entrar cerrando de un fuerte portazo que eriza toda mi piel, el infierno se ha desatado en este preciso instante, quiero que esto acabe lo antes posible.

𝑫𝒂𝒈𝒈𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora