Una vez dentro, Theo los lleva a primera fila, donde Alba y él se sentaron para ver la matinal, y se dispersan los tres. Leonse sube al escenario e inspecciona la parte inferios del telón mientras Natalia pliega los asientos de la fila de delante uno por uno, pero es Theo quien encuentra el sobre pegado con un imán a la pata metálica del asiento A21.
Se reúnen todos alrededor de la nota (salvo Paul, que se ha parado en la entrada para comprarse un Powerade en la máquina) mientras Theo abre el sobre. Este mensaje es largo. De hecho, cada vez son más largos, hasta el punto de que la letra de Alba en las tarjetas se va encogiendo más y más. Theo lo lee en voz alta.

Hola:
Soy yo otra vez. No sé cuál de los tres estará leyendo esta carta, pero estoy segura de que los tres lo haréis en algún momento. Buen trabajo con la letra de la canción, Natalia, pues sé que fuiste tú.

Theo, tú te sentaste aquí mismo, un asiento más allá, y no paraste de arrugar el programa porque estabas muy nervioso por Paul. Me dijiste que no creías que pudiera hacerlo, que nunca lo habías oído cantar. Tenías miedo de que hiciera el ridículo delante de toda la escuela y luego te caíste de culo cuando cantó la primera estrofa. En serio, es algo que admiro en ti: cómo te preocupas por otras personas. No sabías que yo ya sabía que él cantaba bien, que él me había contado que su madre lo había criado escuchando las bandas sonoras de Stephen Sondheim. No sabías que esa es la razón por la que María ya no me habla: porque nos pilló (Paul y ella estuvieron saliendo un tiempo).

Natalia, recuerdo el vestido que llevabas. Por Dios, te pusieron esa pesadilla de vestido largo blanco fruncido que parecía más una toga que otra cosa, un horror, y atado en la cintura. Deberías denunciarlos. Mirabas directa al foco. Evitabas cruzar la mirada con el público, ¿verdad? ¿Recuerdas que te saltaste el principio de un verso? (No te preocupes, dudo que alguien más se diera cuenta) Debiste de pasar tantas horas perfeccionando la técnica, interiorizando el ritmo... y me fijé en que la palabra se escapaba por delante de tu y de tu boca abierta. Te equivocaste en un pie por un segundo y medio. Apretujé el reposabrazos para no sonreír.
Eso es lo que intentaba decirte.

Besos, A.

P.D.: Leo, no me he olvidado de ti. A veces pienso en el otoño pasado, cuando estabas castigado y cancelaron el partido por culpa de la lluvia. ¿Pensabas que no sabía que estabas mirando?

Antes de que Natalia tenga oportunidad de reaccionar acerca de lo que Alba ha escrito sobre ella, Paul aparece a paso ligero por el pasillo, con su Powerade Mountain Blast.
Theo dobla la tarjeta, la mete en el sobre y le dice:
-¿María te pilló con Alba?
Paul se atraganta.
-Ups -dice Leo. De un brinco se planta en el borde del escenario para ver el espectáculo.
Paul se limpia unas gotas de color azul fosforescente de la barbilla.
-Eh, ¿te lo contó?
-Lo escribió -dice Theo. Le enseña la tarjeta-. Aquí dentro.
-Yo... No fue lo que parece...
-Entonces, ¿qué fue?

Si eso ha ocurrido dos semanas antes, Natalia habría temido de estar a punto de presenciar un combate a muerte entre dos deportistas orgullosos como gallitos de pelea. Pero desde entonces ha tenido oportunidad de conocerlos mejor y sabe que son las dos personas menos belicosas que ha conocido en la vida; sobre todo Theo. Una vez, cuando lo buscaba después de las clases, lo encontró en el laboratorio de biología, echando un vistazo a los brotes de judías. Otra vez, él la vio con un libro de poemas y le contó que su madre daba recitales de poesía improvisados allá por los noventa, y queble regaló una antología de Danez Smith para su cumpleaños.
Así que, bueno, es más probable que este episodio acabe en lágrimas, lo cual podría ser aún peor.

-Me refiero a que, sí, técnicamente, María cortó conmigo por lo de Alba, pero...
-Tío, si has estado fingiendo que querías ayudarme todo el tiempo cuando...
Paul extiende las manos delante del pecho
-Me estaba ayudando a practicar para las audiciones del musical de primavera, ¿vale?
¿Qué?
-¿Qué? -pregunta Theo, subiendo tanto las cejas que casi le tocan la línea del pelo
-Es... es ridículo. -Paul se hunde en uno de los asientos plegables y se pasa la mano por el pelo lacio-. Pero siempre he querido presentarme a las pruebas para el musical de primavera. Siempre. Pero me moría de miedo, porque, o sea, ¿y si no era lo bastante bueno? O ¿y si era bueno pero Alex y los demás se metían conmigo hasta que termináramos el instituto por haber salido a cantar? Y entonces me planté en cuarto y era mi última oportunidad, y Manu estaba haciendo ensayos antes de las audiciones y estuve a punto de ir a uno, pero no paraba de pensar: ¿qué pasa si no me dan el papel? ¿Qué pasa si ni siquiera me eligen para el reparto o me mandan que sea, yo qué sé, un árbol, y entonces todo el mundo sabe que me moría de ganas de actuar, pero no lo hacía lo bastante bien? Pero entonces me acordé de que Alba solía tocar el piano en la muestra de talentos cuando éramos pequeños y le pregunté si podía ayudarme con la partitura. Y empezamos a quedar en mi casa después de clase para practicar la canción que yo iba a cantar en la audición.

Levanta la vista hacia Theo y alza las manos con impotencia. Luego las deja caer de nuevo sobre el regazo.
-Eso fue todo, te lo juro.
Nunca, ni en todas las clases con Paul en la sala de coro, ni siquiera cuando tuvo que practicar a besar su enorme boca, se le ocurrió a Natalia que Paul no se presentara a la audición por hacer la broma.
Theo lo mira con escepticismo.
-¿Me estás diciendo que María te dejó por eso?
-No, María me dejó porque cancelé una cita para practicar, y cuando se pasó por mi casa esa noche, vio que Alba salía por la puerta principal y se puso hecha una fiera.
Theo niega con la cabeza, incrédulo.
-¿Por qué no le contaste qué estabais haciendo?
-Porque Alba me dijo que si alguna vez le contaba a alguien que me había ayudado con la música, le chivaría a su padre que yo había fumado María.
-Vale, hay algo que no entiendo -se mete Natalia-. A Alba le encanta cuando la gente sabe que ha hecho una buena obra.
-No lo sé -insiste Paul-. Pero lo decía muy en serio. La creí. Y, a ver, María es una caña, pero no podía arriesgarme a que me echaran justo antes de la graduación. Habría perdido mi beca.
-Así que... -dice Theo. Se acerca a Paul y roza las rodillas de Leo con la cadera al pasar. Leo alarga el brazo para tocarse la rodilla mientras observa al otro chico- digamos que querías protagonizar High School Musical, en pocas palabras.
-Sí.
-Y Alba te chantajeó por eso.
-No sería la primera persona a la que chantajea -comenta Leo.
Theo se frota la nuca con ambas manos.

-Podrías habérmelo dicho antes de pedirle ayuda a Alba -dice al final, con voz amable-. Mi hermana te habría ayudado. Ya sabes que se le dan bien esas cosas. Ya sé que todos los demás tíos que conocemos tienen que ser antihomo para todo; pero; a ver, pensaba que había dejado claro que nosotros no somos así. O sea, tío, pero si te enseñé mi colección de discos de Taylor Swift.
-Ya lo sé.
-Y te dije que me cambiaba de ropa con mi hermana hasta los trece años.
Natalia se inclina hacia él.
-Pregunta rápida: ¿necesidad o preferencias?
-No se trata de eso -dice Paul, pasando por alto la pregunta de Natalia-. Sabía que tú serías el único que no me juzgaría. Pero me daba miedo hacerlo mal.
-Bueno, pues no lo haces mal. Joder, si eres un crac, tío.

Paul sonríe al oírlo, feliz como siempre, y de pronto vuelve a estar en una playa de Tahití, rodeado de palmeras y cocos y sombrillas diminutas. Natalia no sabe cómo lo hace.

-Gracias.
-Bueno, tíos -dice Leo, que parece aburrido. Se baja del escenario-. Felicidades por ser mejores amigos para siempre. ¿Podemos ir a buscar la siguiente nota antes de que empiece la séptima hora?
-No sé dónde está -dice Theo.
Leo suspira.
-Yo sí.

Bueno, que opinais de Alba y de las carta? Que creeis que tiene en mente? Por qué hace todo esto? Leo teorías

He besado a Alba Reche Where stories live. Discover now