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Días desde la desaparición de Alba Reche: 2
Días hasta la graduación: 41

Lo primero que vio Natalia cuando el fiat de sus madres cruzó el límite metropolitano de False Beach fue la cara de Alba Reche.
No es que le diera esa sensación (aunque sí da la impresión de que Alba Reche esté por todas partes, en todo momento).
Fue literal: en un cartel de diez metros de altura que se veía desde la interestatal, entre una tienda de gofres Waffle House y un Winn-Dixie bajo un cielo gris y cenagoso, había una foto de una preciosa chica rubia con una sonrisa bonita, que llevaba una pila de libros y un transportador de ángulos entre los brazos.

"¡A Jesús le encanta la geometría!", aseguraba la valla publicitaria, una afirmación que a Natalia le pareció un poco arriesgada. "¡Una educación centrada en cristo en la escuela cristiana Willowgrove!"

Hay un total de cinco institutos en False Beach, y Willowgrove es el único que tiene un programa de estudios avanzados decente y un departamento de teatro con presupuesto suficiente para representar "el fantasma de la ópera". Como friki de la literatura metida hasta los huesos en una fase gótica, Natalia consideraba a los catorce años que esas eran las cosas más importantes que podía ofrecerle un centro de secundaria. Su mami había estudiado en Willowgrove allá por los años noventa había intentado advertirle de cómo era, pero Natalia había insistido mucho. Si esa era la única opción que tenía, toleraría todo el rollo de Jesús.

—¿Y a que viene ese nombre de False Beach? —le preguntó a su mami por la irritante millonésima vez aquel día mientras quedaban deslumbradas por el cartel de Alba.
Era la pregunta que llevaba haciéndole desde que su mami le había dicho el nombre de su pueblo natal.

—Es una playa, pero no —respondió su mami, como siempre, y su otra madre pasó una página de los cuentos de Canterbury, y siguieron avanzando, cada vez más lejos del atardecer de California, para llegar a Alabama, el culo del mundo.

False beach se halla en las anchas orillas del lago Martin, cosa que provoca la ligera ilusión de que se trata de un pueblo costero, como Gulf Shores o Mobile, más al sur por la costa, pero no lo es. Está en el interior, a cuatro horas del golfo de México, más cerca de Atlanta que de Pensacola, casi justo en el centro del estado. La orilla del lago ni siquiera es de arena, porque el lago tampoco es un lago de verdad. Es un embalse construido en la década de 1920, rodeado de zonas pantanosas, bosques y  acantilados.

No es más que un pueblo, junto a una balsa de agua, en el que no ocurre nada interesante. Y, siguiendo la naturaleza propia de los pueblos y las ciudades pequeñas, tal como Natalia ha aprendido, cuando ocurre algo todo el mundo se entera. Eso significa que, el lunes por la mañana, el único tema de conversación es dónde puede estar Alba.

Bueno, la verdad es que no es taaan distinto de cualquier otro día en Willowgrove. Aquí, Alba Reche es Helena de Troya, si esta fuera famosa tanto por ser guapa como por ser trágica e increíblemente inteligente para su pueblo, o Regina George, si su marca se pusiera a hacer el doble de horas de voluntariado de las obligatorias.

Alba Reche es guapísima. Alba Reche es listísima. Alba Reche nunca se ha portado mal con nadie en su vida. Alba Reche tiene voz de ángel, en serio, pero nunca se ha presentado a la audición para el musical de primavera porque no quiere quitarles la oportunidad a otros estudiantes que la necesiten más. Alba Reche es el amuleto del equipo de fútbol americano, y, si se pierde un partido, están gafados. El año pasado se organizó un movimiento de chicas de primero que se perfilaron los labios de manera muy exagerada para recrear el característico labio superior de Alba, carnoso y vuelto hacia arriba. Es un milagro que a nadie se le haya ocurrido todavía poner su retrato en un envase de mantequilla, por ejemplo.

He besado a Alba Reche Where stories live. Discover now