En el club de River Plate, Zoe, una apasionada jugadora de hockey, choca con Felipe (Pipe) Otaño, un fanático del club. A pesar de un encuentro conflictivo, terminan desarrollando un vínculo especial que desafía sus percepciones.
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Era miércoles y yo aún seguía sin tener vínculo con Pipe. Me encontraba preparándo un oufit para salir con Bruno, ya que habíamos quedado en ir a merendar para conocernos mejor y todo ese cuento.
Elegí ponerme un short tiro bajo y un top blanco, en los pies me puse unas vans botitas. Hacía calor, pero tampoco estaba como para pegarse un tiro, siendo sincera, el verano no me disgustaba pero prefería 1000 veces el invierno.
Me retoque un poco la cara con rubor y me puse mucho perfume, minutos después salí del departamento, el cual hace 1 semana compartía con Pipe.... dejando todos esos pensamientos atrás caminé en dirección hasta la cafetería acordada como punto de encuentro con Bruno, por suerte esta quedaba a pocas cuadras de mi casa.
- Hola Zo - dijo el rubio sonriente.
- Holis - dije acercándome a el para saludarlo con un beso en el cachete.
Nos adentramos en el lugar y elegimos una mesa para dos, minutos después la mesera se acercó amablemente a ofrecernos la carta; al ver que está se había retirado nos pusimos a ver que corcho nos podíamos pedir.
- Vos elegí tranquila, no te preocupes por los precios - dijo Bruno mientras me miraba.
- Ay no Bru, yo me pago lo mío tranqui -
- Pero no Zo, yo lo pago no te hagas drama - sonrió.
- Bueno, gracias - dije devolviendole el gesto.
No iba a ser tan forra como para pedirme todo el menú, asi que solo me pedí un licuado de frutilla y una medialuna, lo que siempre me pedía, además no tenía mucha hambre.
Al tener nuestro pedido frente a nosotros comenzamos a comer, estaba rico.
- Y que te gusta hacer en tu tiempo libre?? - decidí hacer la pregunta número 70.
- Me gusta mucho jugar al fútbol y si me alcanza el tiempo leer, sacando el pasar tiempo con familias y amigos - su respuesta me gustó.
Finalmente, al pagar todo y salir nos pusimos a caminar, dando vueltas por todo el centro de la ciudad sin intención de llegar a algún lado.
- No, es que es tremendo - dijo Bruno mordiéndose el labio mientras sonreía.
- No lo puedo creer - dije riendo, el rubio había contado una anécdota divertida.
Posteriormente mi sonrisa se borró de mi cara al visualizar al castaño de ojos celestes, sí, Pipe se encontraba parado justo frente a nosotros.
- Pipe.. -
- Es, es enserio?? - el castaño respondió en un tono normal, va, un tanto decepcionado.
- Que cosa? No!! - dije con los planes de explicarle que Bruno y yo no eramos nada, pero lamentablemente no me dio tiempo de hacer eso ya que Pipe se fue rápidamente, evitando mirarme a la cara.
