Ada

Capítulo XI

          No notaba nada extraño, ningún olor característico, solo como si alguien estuviera abriendo cajones. Hice un gesto de silencio hacia Dana y le indique que me siguiera, bordeamos la casa, sorteando la maleza, y las plantas que mi abuela cuidaba con tanto esmero ahora en estado salvaje.

            Todas las ventanas estaban cerradas, no se podia ver nada dentro, de hecho ningún destello de luz salia, quien estuviera dentro estaba completamente a oscuras eso medio mas miedo aún, no era totalmente humano y podia ver en la oscuridad. Tenia varios en mi lista de los que podrían estar en esa casa, algunos cobardes si hubieran dejado a la ciudad sin su cuidado y otro que no querría yo que fuera él, aunque no debia de haberle dado tiempo a llegar desde que se haya enterado de mi huida.

           No conozco mucho a Galep, ni velocidad ni fuerza, todo podria ser que si le han avisado haya llegado antes que nosotras. No entiendo porque tengo miedo, de esta tierra segun los tratados él no puede sacarme contra de mi voluntad, pero lo que realmente me da miedo es que sepa como forzar mi volutad.  Iria desaparece cuando estamos en su presencia y yo sola por muy bien que haya entrenado no creo poder hacerle frente.

          Nos acercamos a la puerta de la cocina, la que da al patio. La puerta esta bien cerrada, ninguna de las ventanas estan abiertas o forzadas. Un golpe seco nos paraliza, es como si una de las sillas del interior hubiera sido tirada, mi corazón esta acelerado. Mí respiración  aúnque intento que sea pausada, no puedo controlarla. Por primera vez Braien no esta conmigo para decirme que hacer o como hacerlo. Tendre que luchar por mi vida y la de Dana a toda costa. Otro ruido, la luz se enciende de golpe, me quedo parada.

           Dana me mira, parece decidida a luchar conmigo, saco las llaves de la casa de mi mochila y esta la dejo en el suelo. subo el primer escalon hacia la puerta. Un crujido de la madera amoldandose a mi peso, me paro, subo suavemente al último escalon, otro ruido. Introduzco la llave en la puerta, sea quien sea sabe o tiene que saber que estamos aqui esta esperando a que entremos para atacar o apresarnos.

            Miró a Dana, sea quien sea, no la he rescatado para que termine en la misma situación, me doy la vuelta hacia ella.

           —Acércate al bosque — le susurre — si en cinco minutos no he salido corre hacia tú manada y no mires atrás, no te he sacado de una carcel para meterte en otra.

           — Pero ¿Y tú?

           — Sea lo que sea, saber que hice algo bien en mi vida me basta. Pase lo que pase cuentalo en tu aldea, diles que a la nieta de Rina la han sacado a la fuerza del terreno Neutral asi me ayudaras más de lo que crees.

           Dana no quería obedecer, pero al final comprendió que no iba a dar mi brazo a torcer. Mi abuela me enseñó muchas cosas, pero otras como la tozudez van intrínsecas en mi propia personalidad.

          “Ada todo ira bien, aqui no puede hacernos daño, Dana podra contar lo que pase y alguien nos ayudara”

          “Lo se, pero tambien estoy segura que mínimo prestaremos algo de resistencia, no podemos dejar en ridículo a Braien”

           Me rei de mi propia manera de darme ánimos, aunque solo con saber que Iria estaba conmigo valia, ella me daría un extra de fuerza que sólo como humana no tengo. Solo como humana no tengo tantas cosas, pero con ella a mi lado hemos aprendido a ser una y yo poder alimentarme de su poder sin que nadie lo note. Tener la vida que hemos tenido nos ha ayudado a potenciar cierta parte de nosotras que otras Drunas no son capaces ni de imaginar.

            Terminé de girar la llave y de golpe abrí la puerta, un lince salió corriendo del interior de la cocina, no se quien de los dos estaba más asustado si el o yo. Se tiene  que haber colado por la portezuela para lobos que tenía la puerta de la cocina. Inspeccione el interior y no había nada más, un poco de desorden, parece que algún animal aparte del lince se  ha colado en la casa en este tiempo. Le hice señas a Dana para que se acercara, que ya no había peligro.