CAPÍTULO XVIII

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Todo parecía tan distinto, estaba más florecido, más verde con más vida. Es como si el nuevo Alfa realmente hubiera hecho resurgir de sus cenizas la manada. Un nudo se asentó en mi pecho, una rara sensación invadió mi cuerpo. Tenía demasiadas preguntas, demasiadas dudas, que no había pensado en ellas mientras había estado fuera.

Sólo me intereso saber cómo estaban May y Braien, no pregunté ni me intenté informar que había pasado con Claiton, Sean y menos de Brittany. Pero ahora que estaba aquí y el miedo estaba llenando todo mi ser si me hubiera gustado saber a que me enfrentare una vez que me baje del coche.

— Deja de pensar tanto, todo está bien, no tengas miedo de nada.

— ¿Puedes dejarme en mi casa?.

— Primero tendrás que presentar tus respetos a tù nuevo Alfa y a tú nueva Luna.

— ¿No perteneceré a tú manada?

— No, aún no.

— ¿Quienes son?

— No te haces una idea, te creí más inteligente.

Estábamos cerca de la Casa de la Manada, todo había cambiado enormemente. Todo estaba lleno de luz de colores, había mucha gente caminando por las calles, algunas tiendas nuevas, que no había visto nunca.

— ¿Han vuelto a abrir las fronteras?

— Si, se han restablecido los tratados de comercio y de circulación. Se han modernizado las tasas y los aranceles.

— El Alfa Erwin estaría orgulloso. Parece que este nuevo Alfa sabía muy bien cómo trabajar esta manada.

— No hubiera habido tanta decadencia si se hubieran seguido los protocolos de traspaso de poder y leído el testamento del viejo Alfa.

— Estamos llegando, ¿Quién es el nuevo Alfa?

— En el fondo de tu corazón sabes quién es.

Lo miré, no quería ilusionarme, todo apuntaba a que podría ser el, pero ¿porqué no obligó a que lo nombrarán a él Alfa a la muerte de Erwin?. La respuesta llegó sola, mi protección y un valde de agua fría callo sobre mi. Yo soy la culpable de que la manada no fuera prospera, que Braien no se enfrentará a Claiton y tuviera que recurrir a Galep para la protección y recuperación de la manada.

Quizás el entregarme a mí en pago era una manera de yo zanjar la deuda que tenía hacia ellos.

“Para, no es tú culpa”

“Sal de mi cabeza”

— Alain para el coche un momento por favor— se giro para mirarme — ¿Por qué te empeñas en culparte de todo?— me increpó.

— No me empeño en culparme de las cosas, pero veo todo lo que pasa antes y después de mi y no hay duda que el nexo común soy yo, el estar o no estar.

— Todos y cada uno de ellos tomo la decisión que creyó oportuna en ese momento, tú no les  obligastes a elegirte.

— Pero ellos eligieron protegerme, ocultarme, no…..— Decidí no seguir con la conversación, demasiado pronto.

— ¿No que Ada?

Mantuve la mirada perdida en el cristal y él obligó a Alain, al darse cuenta que la conversación se había acabado, a continuar la marcha. No es que no quisiera explicarme, es que no encontraba las palabras para decir las cosas. Yo era el freno en sus vidas. Mis padres murieron por defender su legado, por instar a Claiton a tomar la decisión correcta, en contra de todos sus beneficios. Braien le prometió a mis padres cuidarme y protegerme por ellos y la Abuela, la Abuela por mi supervivencia ella dio su vida.

AdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora