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𝐄𝐋 𝐁𝐎𝐒𝐐𝐔𝐄 𝐄𝐒 𝐔𝐍𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐋𝐔𝐆𝐀𝐑𝐄𝐒 𝐌𝐀𝐒 bonitos que podría tener Forks, un buen lugar para cazar, para correr, para estar tranquilo e incluso para tener una linda cita con la persona que amas. Ese bosque para él, es su lugar seguro, en ese lugar se siente libre. Ahí se descarga corriendo y corriendo, cazando y saltando; todo haciendo después de tener una pelea con su familia.
Ahorita estaba corriendo, lo más rápido que podía, su cabello largo se elevo por la velocidad que está adquiriendo; esquivó todas las ramas con gran agilidad, tiene un buen acondicionamiento físico, así que correr de esa manera no le cansaba tanto como a los humanos, después de uni segundos llegó hasta el límite de su territorio.
—— Estúpidos vampiros...—— dijo en un murmuro con algo de odio.
Desde que llegaron esas sanguijuelas, mi familia tuvo que hacer un acuerdo con ellos, "dividir el territorio de Forks", él fue de los primeros en negarse, no quería monstruos en su bosque, pero obviamente su opinión fue anulada al no ser parte de la manada aún.
Se limitó a observar el otro extremo del bosque, como si algo estuviera esperando que pasara, pero no pasó nada, así que ya cansado se dió media vuelta y empezó a retirarse, se iba ir hasta que sus oídos captaron el sonido de las ramas, así que como reflejo se ocultó en uno de los arbustos para observar quien sea que estuviera en los limites de los territorios.
Ocultándose varios metros para que no puedan percibirlo, observó como entre los arboles salió una figura conocida. Gruñó al saber de quien se trataba, era una de las estúpidas sanguijuelas, Edward Cullen, lo había visto cuando su padre y los de la manada habían acordado el tratado que sigue en pie hasta el momento. La posición se volvió más incómoda, intentó acomodarse pero en el proceso pisó una rama.
"estúpido..." se maldijo mentalmente.
—— ¿Q-quien anda ahí? —— La voz de la sanguijuela salió en un titubeo.
Apretó los labios, no había razón por la cual correr, la sanguijuela ya sabía que estaba ahí, pero aun así no quería salir, debería dejar que pasase el tiempo hasta que la sanguijuela se vaya y pensar que fue una obra de su estúpida mente.
—— Se que estas ahí, y soy Edward no "sanguijuela" —— dijo mientras hacía las señas de las comillas.
"¿Cómo supo...? Imposible..." pensó asustado, ni se movió, pero aun así lo asusto un poco.
—— No es imposible, es mi don, ¿Ahora si vas a salir? —— Edward se cruzó de brazos esperando un movimiento de la persona que se ocultaba de su presencia.
Respiró hondo y empezó a levantarse lentamente saliendo de los arbustos, al salir de los arbustos caminó lentamente hacia el cobrizo, que lo veía con atención siguiendo con esos ojos dorados sus movimientos. Cuando estuvo ya frente a la sanguijuela solo siendo separados por la división impuesta por ambas familias.
