Capítulo 5: Incoherencias.

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¿Cuanto tiempo realmente había pasado sin que me diera cuenta?

Copito era un lobo hermoso y blanco, él se parecía a la nieve, pero era tan precioso como las perlas.

Yo era un chico con un problema mental según los médicos de Red Moon y Min Yoongi era Copito y un hombre muy guapo tal y como lo describían los omegas y betas que conocí, le caia bien a la Omega madre.

¿Que más?

Eso había ocurrido en un mes, en el que había estado encargado de cuidar de Copito, el lobo que le gustaba más estar en su forma animal que en la humana y ese mismo espécimen, tenía en este momento su cabeza en mis piernas, mientras estaba recostado en un árbol del inmenso jardín de su casa.

—¿Sabías que los cambiaformas marinos, cuando están en su forma humana en vez de cabello tienen escamas? —le pregunté y el lobo se me quedó viendo con curiosidad en sus ojos azules —. Mi padre tiene muchos amigos que son del mar, y a veces íbamos de visita, comíamos una especie de alga que nos permitía respirar bajo el agua; lo que me hace pensar que la magia es realmente increíble.

A Copito le gustaba que le hablara de muchas cosas, podía saberlo porque él nos bostezaba como mi padre o mis hermanos pequeños cuando les contaba este tipo de cosas.

—Esa alga tiene un sabor muy repugnante, pero si pudieras ver lo que hay bajo el mar, te aseguro que vale la pena comerse esa cosa con sabor a mierda.

Copito resopló, supongo que esa era la forma de reírse en la forma de lobo, lo que me resultaba muy tierno.

—La magia de las cosas, muchos dicen que viene del Dios que todo lo provee, pero yo digo, de que viene de creer en las cosas, ya que Dios, no querría que nosotros nos volviéramos de una forma en la que no tuviéramos arreglo y solo él puede ser poderoso —le dije y el lobo asintió, pero recordé un deseo de cuando era niño que se cumplió.

—Cuando era niño, no tenía a nadie con quien jugar y eran pocos los que podían entenderme, así que, creí fervientemente  que las plantas eran mis amigas —le dije y el lobo levantó la cabeza de su posición en mis piernas y me escucho atentamente —. Ellas me contaban sus problemas y yo les contaba los míos, muchas veces fui al mundo de las plantas a jugar con ellas, hice muchos amigos y amigas, de vez en cuando voy, para ponernos al día y tomar agua de raíz. Florlandia es hermosa, pero Aguilares, el país de las águilas es aún mejor.

Después de narrar, ante mis ojos vi como Copito de transformaba en Min Yoongi y de inmediato, mi estómago comenzó a gruñir.

—¿Cómo es eso posible? —me dijo con una voz seria que me cohibio un poco —. ¡Esas son incoherencias, de seguro estas muy loco.

—Cierra la boca, Copito —le dije con un tono de voz plano, estaba experimentando un sentimiento nuevo que no me gustaba para nada, hacia que mi estómago se retorciera y mi mano se levantara con ganas de estamparse en su cara —. Nunca entenderías porque no lo has visto.

—Supongamos que te creo —Me dijo con aires de grandeza que me incomodaban, ¿podía alguien ser tan arrogante como él? —. ¿Donde queda este país para ir a visitarlo?

El tono de su voz me envió correntadas de emociones que me costaba mucho descifrar y me estaba comenzando a irritar, así como cuando hacía un calor intenso, así de desagradable.

Me puse de pie y su cabeza golpeó el piso, mi vista se posó en su blanca piel y en esos músculos que se retorcían jugosamente ante mi, y mi atención estuvo en su voz que tan ronca me decían que yo era un loco sin remedio.

Me incliné y tome con mis dedos, su barbilla de forma delicada, y le vi directamente a los ojos.

—Eres un tonto, Copito —lo vi calmarse de la cólera que tenía al haber dejado caer rudamente su cabeza al piso, y tragó grueso mientras sus ojos azules se fijaban en los míos, tan verdes como las hojas de los árboles —. Florlandia no es un país... es un mundo y es maravilloso, si muriera, me encantaría que mi alma fuera a descansar con esos preciosos seres florales.

Aliviando el corazón del alfaWhere stories live. Discover now