Confesiones

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Rebeca ya había llegado del viaje que hizo para la compra de insumos, y accesorios de las prendas que iba realizar para el concurso. Trajo diversas telas de diferentes texturas, tules, canesú, etc. Me dijo que se iba a inspirar en la primavera y para eso me mostro diversas imágenes de flores. —Son hermosas—exclamé

—sí, lo son, y sabes la naturaleza es perfecta ella misma combinan los colores para pintar las flores, el paisaje, el cielo, ella es una gran diseñadora.

—Si, es asombroso como lo hace.

Ella tenía talento para diseñar, mientras me sentaba en una silla y cortaba algunas telas que me había indicado. Me preguntó —Este concurso debemos ganarlo, y para eso haremos un diseño vanguardista. Las hombreras lo haremos en forma de pétalos y el escote será recto con los hombros descubiertos

Luego de que avanzamos con el vestido le puse al día de todo, del despido de Rosa, le comenté sobre Jacke que era el hijo del alcalde , y sobre el bosque de luciérnagas.

Ella me dijo: —Yo no me he enamorado, pero con lo que me cuentas alguien ya te flecho.

—No es cierto —le dije, traté de negarlo, pero mis mejillas se tornaron rojos. Me levanté y le dije que iba al baño. Me lavé la cara, no puede gustarme es solo un amigo. Terminamos de realizar dos vestidos que nos quedaron hermosos, me los probé y ella decía— te sientan bien

—de verdad

—por supuesto, si te pones una coleta o un moño, quedaría.

Al terminar los vestidos me dirigí a casa con Indomable pero la lluvia nos agarró en pleno camino. Me bajé del caballo para buscar un refugio, pero todos los árboles estaban mojados, en eso vi como un pequeño agujero que tenía la forma de una cueva, echa por las raíces de un árbol viejo y leñoso. Tuve la idea de meterme allí y protegerme de la lluvia, amarré a indomable en una rama cerca de la cueva, y cuando me dirigí hacia ella me agaché. Grité del susto.

—Lo siento, pensé que no había nadie. Me paré de prisa y fui cerca de indomable.

Dominick salió del agujero.

—¿Nevada?

—hola, pensé que no había nadie—le dije

las lluvias caían gota a gota

—De hecho, me estaba refugiándome de la lluvia, ven si sigues parada te vas a empapar más.

—ah, no, mejor me...—No me dejó terminar la frase.

Se acerco hacia mí, me tomó del brazo y me llevó hacia la cueva

la verdad me agradaba estar con él, pero siempre me podía nerviosa. Entré a la cueva que estaba formada por raíces gruesas. Me senté sobre unas hojas secas. Él entró tras de mí. Se sentó y me observo con perspicacia

—Estas empapada. Para tu suerte traigo un suéter de recambio— sacó de su mochila el suéter y me lo dio.

—gracias—me saqué la chompa. Y encima del polo me puse el sueter, eso me recordó cuando nos quedamos encerrados en el colegio, la situación parecía ser el mismo.

—Los árboles formaron una cueva con sus raíces— mencioné para romper el silencio incómodo que manteníamos

—lo descubrí hace tres años, siempre que la lluvia me agarra de imprevisto, vengo a aquí.

—Me gusta mucho la cueva—murmure.

—Adivina que traigo en el bolso—me dijo

—ah, pues no se

NevadaWhere stories live. Discover now