La nueva escuela

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Luego de que mi madre me matriculo, la acompañe a la ciudad de Bremen a comprar los materiales de estudio. Al parecer había alquilado un departamento, era lo típico de ella, convivir en un entorno lleno de lujos. Bremen era una ciudad muy grande, nada comparada a Griffin, el pueblo rural de las montañas.

Por otro lado, me sentía preocupada por ¿cómo tomarían los demás mi entrada al colegio? desde la discusión en el lago, solo quería ser un fantasma invisible, será mejor pasar desapercibida todos estos meses ya tenía ideado un plan que consistía así:

1. Evitar a toda costa a Dominick y alejarme de su familia.

2. No participar en clase.

3. Del colegio a la casa, excepto la biblioteca

4. Descubrir mi lugar secreto en el bosque

5. Encontrar ese prado de margaritas que vi en la pintura del abuelo

6. No hablar con ningún chico del pueblo, excepto con Guille

7. No enamorarme.

8. Visitar al abuelo Zacarías cuando no está Dominik

9. Evitar a Clark y Stuart son tipos peligrosos

No sabía que más escribir. Tal vez se cumpla o tal vez no. En eso recordé un proverbio, que oía decir a mi padre "El hombre propone, pero Dios dispone"

Muchas veces he ideado planes, pero todos fallaban, y no salían como me las esperaba entonces dejare al destino que tome mis decisiones yo siendo toda una estoica.

Pero era cierto, a veces desearía poder ser Dios, para saber lo que pasara mañana y el día siguiente y el siguiente, pero no lo era, ni mucho menos tenía una máquina del tiempo, si esa máquina utópica que todos anhelaríamos tener. Fue allí cuando comencé a romper la hoja en trisas.

—dejaré al destino que haga su trabajo-mencioné.

Las dos semanas me la pasé encerrada en la cabaña, terminé de leer los doce libros, me fascinaron bastante, mi favorito era "Un niño en el mar", este libro tenía dos cuentos, los protagonistas eran Sashuk y konstantin, mientras leía me transporto a la rusia de la época del siglo XX con las playas, las riberas de los ríos, los acantilados y las costas del mar, si alguna vez encuentran ese libro se los recomiendo, también disfrute a Verne y su increíble viaje sin duda era un avanzado de su época.

Y el gato que me sacaba una sonrisa por doquier, creo que volveré a la librería a rebuscar más libros, quien sabe tal vez encuentre tesoros o un boleto hacia lo desconocido.

Me subí a la bicicleta y pedaleé hasta llegar al pueblo me había tomado quince minutos, la plaza estaba concurrida un olor sublime a queso entraba por mis fosas nasales, rebaños de vacas y ovejas pasaban con sus dueños. La escuela se encontraba cerca al hospital, veía como varios jóvenes entraban en grupo. Deje la bicicleta aparcada cerca el estacionamiento respire hondo y me encamine.

Cruce el patio y busque mi salón 5 A era mi último año, luego iría a la universidad, bueno no sabía aún en que me quería dedicar, me gustaban los niños, tal vez sea una profesora, o una historiadora del arte. Aunque si sabía que mi madre se opondría a ello, "Elije una buena carrera que te de dinero ¿con qué te vas a mantener con tu arte con enseñar? ¡La I.A va a cambiar el futuro!" Ya me imaginaba sus sermones.

O tal vez no sea nada y desaparezca muy pronto pensé.

Encontré el salón, había adentro dos chicas conversando, pasé de largo y me senté al final. De verdad quería pasar desapercibida al menos el primer día.

Los estudiantes fueron llegando uno por uno hasta que se llenó el salón, éramos como 15 personas.

Entro en eso una mujer bajita con unos lentes y comenzó a escribir en el pizarrón: Elizabeth Mansfield

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