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Vivimos rodeados de efímeros instantes que no se volverán a repetir...
Por eso debemos de valorarlas teniéndolos como un hermoso recuerdo...
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Espero que eso no te haya afectado...
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¿Laila, estás ahí?
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¿Me estás escuchando?
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— ¡¿LAILA?!
Recobre consciencia en cuanto sentí unos brazos moviéndome de un lado a otro, mire al viejo desconcertada, y éste solo se veía preocupado.
— Amh... lo siento... por un momento me desconecte de este mundo... —susurre.
— No hay problema...
Mire a mi alrededor aún algo afligida y lo que pude procesar es que estaba sentada en el filo de una cama y lo que parecía ser una cabaña. No estaba al cien por ciento terminada, pero aun así se me hacía extremadamente conocida...
— Lo notaste...
Lo miré una vez más asombrada.
— ¿A caso estás intentando..?
— ¿Construir una copia exacta de nuestra cabaña..? —río por lo bajo— si...
Me levante para ver mejor las cosas, aunque no se veía exactamente a la madera vieja que transmitía la anterior cabaña, igual no se veía mal también esta.
— Así que para ésto es que viniste aquí... —decía mirando el mini refrigerador— pensé que lo habías hecho para venir a ayudar al pueblo...
— También eso, pero más por ésto... —decía desde la entrada.
— Ya veo...
Mire una vez más al viejo, y al instante pude comprobar lo demasiado que le importaba nuestra antigua cabaña, trasmitía nostalgia y pesadez. Ahora que lo veía así los recuerdos se dispersaron por mi mente, desde que llegue a este mundo Desmond fue el primero en acogerme, aunque al principio fue por benefició al final fue gracias a él que no viví sola desde el comienzo...
— Es muy lindo de tu parte... —respire hondo— pero aún así deberíamos irnos. —fui directa.
