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No importa si las legumbres alimentan mi cuerpo. Nada comestible puede nutrir los huesos de mis alas. Como lo hacen, los días de encantamiento. Tan grande es la pureza de esos días, casi negros...
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— Bueno... no quedó igual a como lo haría Bela, pero tampoco está tan mal.
Mientras comía observaba a través de la ventana la luz de la luna, sinceramente disfrutaba más de la noche ya que todo era más tranquilo y silencioso.
De repente se me vino a la mente un pequeño problema, no sabía con quién entrenar, Tails ya estaría ayudando demasiado así que no, Sonic... ni siquiera se cuida así mismo.
— Mmh, ¿y con quién lo haría?
— ¿Con quién harías que?
Salte del susto aún en la silla haciendo caer mi plato de comida, pero con la super velocidad de Sonic logró alcanzarlo agarrándolo a tiempo.
— Agh, por Chaos —le quité el plato de sus manos para colocarlo en la mesa— Sonic, me asustaste —reproché sentándome de nuevo.
— Lo siento, mi culpa —se disculpó acariciando su nuca avergonzado.
El erizo dirigió su vista a la ventana notando que ya era de noche.
— Parece que me quedé dormido por mucho tiempo —abrió ligeramente las cortinas.
— Aja... —seguí comiendo de lo que quedaba de mi plato, al digerir como correspondía seguí hablando— Tails se fue hace rato por si querias saber.
— Si... lo noté —pauso— oye... ¿te queda un poco de eso?
Mire el plato de comida y luego a él que ya se encontraba suplicando con sus manos.
— Nah, se lo que tratas de hacer pero no-...
— Vamos Laila, por favor, por favorcitó —seguía suplicando invadiendo más mi espacio personal.
Con pesadez inhale y suspire ligeramente rendida.
— Bien —lo aparté enseguida— pero sírvete tu solo, yo no lo haré.
— ¡Oki Doki!
Finalmente se sentó al frente sirviéndose en un plato para rápidamente comer a gusto.
— ¡Está delicioso! ¿¡Tú lo hiciste?! —decía entre mordiscos.
— No tonto, lo compré —pause al verlo ladear la cabeza a un lado dándome a entender que no entendió.
