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A veces las cosas no son como uno quisiera, pero siempre son como deben ser. Aprende a aceptar y dejarlo fluir...
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Por lo que puedo deducir es que este pueblo puede estar en grave peligro muy pronto, ese temblor no fue para nada normal...
Así que fui camino al pueblo a ver cómo hiban las cosas, por lo que pude ver no hubo mucho daño ya que todos habían salido cómo uno hace en ocasiones de temblores.
Al parecer se encontraban charlando entre ellos, seguro por lo sucedido anteriormente.
— Hola a todos, vine a ver si no hubo algún herido ¿todos se encuentran bien? —pregunté acercándome a un grupo de personas.
Los niños al verme se lanzaron a mí a un abrazo casi a la altura de mi cintura. Yo les devolví el gesto acariciando sus cabelleras conmovida.
— ¡Hada, tuvismo mucho miedo! ¡de repente todo comenzó a temblar! —dijo uno de los niños.
Los otros asintieron, sus caras lo decían todo.
— ¡Niños, no deben sorprender así a la señorita Laila! —grito una madre.
Las madres de los niños agarraron a sus respectivos hijos apartándolos de mí pidiendo disculpas al hacerlo, mientras que ellos solo se quejaban.
— En verdad lo siento de parte de ellos —habló arrastrando a su hija hacia su pareja.
— Señora Arabella, no se moleste, después de todo son unos niños y a su edad les gustan los abrazos —ella sonrió ante mí respuesta— Cambiando de tema... ¿no hubo algún herido o si?
— Oh, no, todos salieron al instante que sintieron el temblor —respondió segura.
Solté un suspiro aliviada.
— Me alegra saber eso, que bueno que no paso nada más que eso —sonreí de lado.
Ojalá no hubiese hablado demasiado pronto...
— ¡Corran! —se escuchó un grito a lo lejos.
Todos giraron a ver de quién provenía, incluida yo. A lo lejos se vieron como una gran cantidad de tipos de robots empezaban a atacar sin piedad a todo lo que se les atravesaba.
