Capitulo 3, Temporada 4

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—Así será más fácil encontrarlas—vuelve a coger su teléfono, marca y lo pone en altavoz. ¿Qué estará haciendo?

—Señor Liu... ¡Trate otra vez de llamar a la amiga de Dafne!—al fin está actuando calmada y asertivamente.

—Enseguida, señor...—lo oímos tomar algo y marcar, luego de unos treinta segundos nos informa—Sigue mandándome directamente al buzón de voz.

—¡¡Lo tiene apagado esa maldita irresponsable!!—colgó agresivo el teléfono, que poco le había durado la asertividad.

—Kenji... ¡Calma que de todos modos ya estamos cerca!

— ¡Se están moviendo, están en la calle...—vuelve a señalar ansioso.

—Puede que estén yendo a donde estaba aparcada la camioneta.

—Pero... ¡¿Corriendo a sesenta kilómetros por hora por en medio de la calle?!

—Puede ser que tomar un uber o—lo que pensé me dio escalofríos y pienso que Kenji noto esto.

—¡¡O que?!

—O puede que el teléfono de la damita en ese auto de carreras no fuera debido a un despiste suyo, sino a una maniobra de despiste perpetrada por sus secuestradores ¿A qué velocidad dijiste que iban?

—A sesenta kilómetros por hora...—no es una velocidad propia de una huida, pero considerando que nos creerían aun tras una pista falsa no tendrían por qué correr despavoridos.

—Los alcanzaremos—pise el acelerador y aprovechando que las calles se hallaban despejadas a esa hora, quise acortar lo más pronto posible la distancia del punto azul y el amarillo. Pero como ya no estábamos en la carretera sino en las calles de la ciudad y yo conducía cual si hubiese robado un banco, oímos el murmullo de una sirena a lo lejos, había una patrulla de policía yendo tras del Tanque.

—Lo que nos faltaba...—se quejo Kenji, lanzándole a la patrulla una severa mirada de desprecio.

—Noo... es perfecto—me vio incrédulo—Ya tenemos a nuestros refuerzos.

—Doblas y en un par de cuadras más...—me indico y en cuanto doble de un brusco volantázo, se hizo innegable que la patrulla nos perseguía.

— ¡Esta excediendo el límite de velocidad, oríllese inmediatamente!—esta debe de ser la primera vez en mi vida que desacato una orden de la ley, para todo hay una primera vez.

— ¡Amplifica la pantalla!—hay que averiguar el punto exacto del que sale la señal.

—El punto amarillo esta inmóvil en la esquina izquierda. ¡Debe ser ese autobús!—señalo un autobús de transporte de largas distancias que estaba detenido frente al semáforo.

Un autobús interestatal no es un medio de transporte muy usual entre los secuestradores. Todo esto me dio un mal presentimiento, pero acalle mis intuiciones. El autobús se había vuelto a poner en marcha y necesitaba concentrarme en la maniobra para interceptarlo, para no desestabilizar ni el tanque ni mucho menos el autobús.

— ¡Oríllese en este momento!—insistía el oficial dentro de la patrulla.

Yo intentaba calcular la velocidad, la distancia, el angulo y la inclinación adecuadas para acelerar y poner el tanque en el camino del autobús sin virarnos y dándole el tiempo suficiente al conductor del autobús para frenar, pero no tanto como para que pueda girar y seguir su camino.

Más Kenji echo por el tourrette todos mis nobles cálculos, corriendo hacia abajo su ventanilla para propinarle unos balazos a los neumáticos traseros del autobús. El autobús se empezó mover con inestabilidad pero no paro.

Crónicas de mi Amo, Hijo segundoWhere stories live. Discover now