Chapter 1

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Entre la oscuridad de la noche, la preciosa pelirroja aceptó el pequeño pergamino de cinta negra con decoraciones doradas relacionadas a la familia real; atando con destreza el contenido escrito en tinta roja en el papel. Su capucha se alteró por el viento frío del año y haciendo una reverencia respetable, subió a su caballo que relincho por la tensión de la reunión y tomó carrera hacia lo profundo de la montaña, dejando a una persona que le deseó suerte en su nueva misión.

Shinganshina; ciudad de población de clase baja especializada en la cosecha y el comercio de alimentos para Sina. Sus calles abarrotadas de personas por las tempranas horas de la mañana, daban paso a un grupito adorable de niños que iban a buscar leña para el almuerzo. Eren Jaeger corría hacia la salida de un pequeño paraje comparado con el resto del muro donde se podía visualizar con más detalle el muro exterior hacia el territorio titán.

Mikasa se había asegurado de dejar a Armin camino casa y comenzó a recolectar la leña sin poner atención si Eren recogía o no. El chico lo hizo por unos minutos, pero la sensación de cansancio normal en un niño cuando no deja de corretear un buen rato lo atacó y se acostó a dormir. El viento le meció las hebras de su cabello castaño y miró aburrido el muro donde la legión de reconocimiento había traspasado para luchar contra los titanes. Su aliento visible hizo contraste con el sol y cerró sus ojos verdes; soñando como la adrenalina se arremolina en su interior como un impulso. El sonido del gas de su equipo tratando de distraerlo; apretando con furor su parte posterior de los sables.

Sus botas cafés chocaron con el suelo cubierto de sangre y él las miró inentendible; afligido. Su garganta se sentía herida y no supo reconocer si era por llorar o gritar. El humo a su alrededor no era de titán y no lo impacto. Al contrario, se sintió extasiado.

-Este camino, Eren, pudo haber sido distinto --la voz dulce pero firme lo saco de su detenimiento y miró hacia el origen, dándose cuenta que no estaba ya en el mismo lugar, si no que estaba parado sobre algo demasiado alto e imponente. La voz le hablaba desde abajo y no pudo seguir escuchando. Solo sus labios heridos, sufridos, llenos de sangre esperando ser limpiada y con afecto.

-¡Eren! -el llamado de Mikasa hacia él lo despertó agitado de su sueño. El chico sudaba frío por el escalofrío de su nuca que en un momento sintió la mano de alguien.

-¿Mikasa? ¿Por qué...?

-Estabas teniendo una pesadilla -le confirmó separándose lo suficiente para verlo a la cara. Abrió ligeramente los ojos, sorprendida- Eren... Estas llorando ¿No?

-¿Yo? -preguntó llevando su mano hacia su rostro que estaba mojado. Trató de buscar entre sus recuerdos la razón, pero como normalmente pasa con los sueños y pesadillas; no lo recordó- estoy bien. Debió ser una pesadilla y lloré. Nada más.

-¿Seguro?

-Si, ni siquiera lo recuerdo -agregó tomando su carga de leña para montarla en su espalda y caminar hacia la entrada del muro. La niña de cabello negro azulado y de rasgos finos asiáticos lo siguió trémula, sin atreverse a preguntar nada más.

Los niños después de un pequeño enfrentamiento infantil en la puerta hacia Shinganshina; caminaron hacia su hogar reflexionando de distintas formas a causa del encierro permanente que los muros les tenían por nacer en un mundo tan turbio como el de los titanes. Eren ya tenía como meta la legión de reconocimiento como el próximo paso para poder conocer el exterior y ver sus maravillas. No le importaría nada morir por ver lo que había afuera y estaba bromeando si decía que tenía miedo. Él nunca había conocido el miedo a ese nivel. No. Él, capaz de matar a tres secuestradores para salvar a su ahora hermana adoptiva, podría atreverse a tener un equipo de maniobras tridimensionales con tal de salir.

Entre las cenizas (Libro 1)Where stories live. Discover now